Palabras del edil de la 1001-FA por Montevideo, Miguel Velázquez, en el homenaje realizado hoy al artista Octavio Podestá. Se colocó un sol en el paseo Sarandí en la Ciudad Vieja de la capital:
«Buenas tardes a todos y todas
Para nosotros es un honor homenajear al maestro Octavio Podestá.
Mucho para agradecerle maestro.
Sin lugar a dudas, su arte sembrado por nuestro departamento.
Su papel de docente, de promotor de cultura, de libertad y de memoria a través del arte.
Su compromiso.
Cuando hablamos de espacio público y lo pensamos con una concepción integral, la obra de Podestá es perfecta; está concebida para interactuar en el espacio.
Los y las montevideanas estamos acostumbrados a compartir el espacio público con esculturas.
Desde niños jugamos con y en ellas. Estamos rodeados de ellas en muchos parques y plazas.
En lugares públicos y privados están como sembradas obras de Octavio Podestá.
Me voy a permitir agradecer algunas de ellas. Elegí tres que para nosotros son parte de nuestro espacio, de nuestra vida y la de nuestro pueblo.
Tenemos que agradecerle maestro que los generales ya no van a caballo.
Montevideo entre tantas obras de Podestá, tiene una escultura en homenaje al General Seregni, obra que simboliza la unidad, con su péndulo en movimiento, nos remite sin duda al General y su legado.
Nosotros tenemos el honor de un día sí y otro también, traspasar la puerta de nuestro local del seccional 20 del Partido Comunista y siempre hay quien nos recuerda… esta puerta la hizo Octavio Podestá.
También nos recuerdan que hay que cuidarla.
Que es de color hierro oxidado y que no se pinta!
Esa puerta que había sido ganadora de un concurso impulsado por el Partido, pudo volver a la 20 porque en la dictadura Podestá la oculto 10 años detrás de un ropero en su taller.
El tiempo que demoramos en colocar este sol me da la posibilidad de elegir la tercera obra a agradecer en el día de hoy.
El año pasado se colocó el hierro fundamental para la construcción del Memorial 300 Carlos – Infierno Grande, en el Servicio de Material y Armamento del Ejército, ubicado en Avenida de las Instrucciones entre Arroyo Miguelete y Casavalle.
La contribución del arte en el espacio público para construir memoria es un aporte fundamental.
El equipo integrado por los escultores Tania Astapenco, Julio Carné y el maestro Octavio Podestá comenzó a trabajar en la realización del memorial a partir del archivo oral, memorias que convocan, que reúne más de 100 testimonios de personas que sufrieron y sufren el terrorismo de Estado.
Como integrantes de la Junta Departamental de Montevideo queremos agradecer al maestro Octavio Podestá por su arte, por su solidaridad. Un gran artista que no pudo vivir de su arte pero que lo ha compartido siempre. Pero no alcanza con agradecer y homenajear. Debemos comprometernos a promover el cuidado y conservación de las obras que con generosidad son sembradas en el espacio público de Montevideo.
En general, cuando homenajeamos a alguien buscamos palabras de otros para dar cuenta de la trayectoria del homenajeado. Palabras de personas calificadas para ello, palabras de quienes lo conocen.
Hoy queremos leer unas palabras de Octavio Podestá sobre Octavio Podestá.
Permiso:
“Lo primero que recuerdo era un herrero que tenía una herrería acá en Garibaldi y Bulevar , tenía un fuelle enorme que lo manejaba el hijo, que después iba a ser conocido de mi padre -bueno en el barrio eran todos conocidos-, y era un placer ver la fragua y ver martillar, sin pensar que eso me iba a llegar nada, era simplemente un placer por ver el fuego y ver como forjaban el hierro. (…) Al lado de casa, vivía un carpintero, unos españoles, gallegos. Recuerdo que mi madre, lo cuento siempre porque era una cosa muy pintoresca, oía martillar al señor que venía de su trabajo y tenía un pequeño tallercito y me daban un vintén y me compraba clavos y me iba a la casa de don Pedro, porque para mí era como ir a la escuela industrial, además que me enseñaba a clavar y yo estaba enloquecido con eso. También estaba el Larguero con una fábrica de cepillos, de corchos, bueno… de zapateros porque era un barrio de zapateros armenios, e incluso los hijos íbamos a la escuela juntos, entonces los oficios me iban a enriqueciendo sin querer…»
Tal vez nuestra condición de metalúrgico hace que las obras de Podestá nos lleguen de manera especial.
Queremos cerrar con un planteo que leímos y que nos explica en parte por qué nos moviliza la obra de Podestá.
En cada obra nos convoca, nos pone en situación de pensar y pensarnos sobre nuestras convicciones en relación a los significados del hacer, del trabajo, del pensamiento creativo, de nuestra imaginación, de nuestra intuición sensible, de nuestra capacidad de reflexión, de nuestra memoria –la individual, la colectiva, la reflexiva, la afectiva– y de sus procesos.
Nos convoca a entender los materiales como portadores de resignificaciones y representaciones que nos refieren a aspectos que hacen al trabajo en las diferentes áreas cada vez más interdisciplinarias, cruzadas sin duda por lo lúdico y cargadas de una actitud política –en el sentido estricto del término–, como causa y consecuencia.
Salud Maestro!!»
FOTOS: