En el abigarrado y confuso flujo permanente de noticias es imprescindible rescatar el principal hecho social y político de estos días: la imponente movilización estudiantil del 14 de agosto.

En épocas de crisis, como la que estamos viviendo, de agudización de la lucha de clases, los procesos de síntesis en la sociedad se aceleran. Esa característica histórica se acrecienta en esta época de comunicaciones instantáneas, en un continuo artificial donde todo parece importar lo mismo, donde puede pesar más la individualidad de un tweet que la fuerza de miles expresándose colectivamente. Una parte sustantiva de la disputa de hegemonía con el poder es colocar los centros políticos propios del movimiento popular y defenderlos.

No se trata solo de relatos, también está en disputa la materialidad del quehacer social, es decir, los hechos, porque sigue siendo cierto que vale más un paso concreto en la transformación de la realidad que mil discursos.

Es un hecho de enorme trascendencia que este 14 de agosto, el Día de los Mártires Estudiantiles tuviera una conmemoración multitudinaria.

En primer lugar, fue un hecho relevante por su masividad. En Montevideo la movilización fue la más grande los últimos 15 años. Miles de jóvenes ocuparon más de diez cuadras de 18 de Julio. A ello hay que sumarle que se realizaron actividades, en 10 departamentos más: Salto, Paysandú, Rocha, Maldonado, Canelones, Treinta y Tres, Cerro Largo, Rivera, Colonia y Tacuarembó.

En segundo lugar, expresó una gran capacidad organizativa, se realizaron cientos de movidas preparatorias, en liceos, escuelas de la UTU, centros de formación docente y se enfrentó con creatividad la falta de clases presenciales en la Universidad con una campaña en redes sociales que apeló al involucramiento de miles.

En tercer lugar, mostró un nivel de unidad del movimiento estudiantil que no disimula ni resuelve los problemas que existen, pero marca un camino de superación claro y posible. La movilización fue convocada por la FEUU y las distintas expresiones gremiales de secundaria, UTU y Formación en Educación. Tanto en las consignas como en los discursos la unidad del movimiento estudiantil fue uno de los centros.

En cuarto lugar, por la madurez de los planteos. La consigna central fue “Sin Educación Pública no hay futuro”, desde los discursos se reclamó por Verdad y Justicia y se reafirmó el compromiso contra la impunidad, se exigió presupuesto para la Educación Pública, boleto gratuito para todas y todos los estudiantes, becas y también que se respete la autonomía y el co gobierno.

En quinto lugar, porque se reivindicó la unidad con el movimiento obrero y el movimiento popular. A texto expreso lo dijeron las y los oradores, todos y todas, pero además se expresaron en defensa del salario, por una renta básica, contra los intentos de reglamentación sindical.

Un movimiento estudiantil potente, movilizado y unido, que se siente parte del movimiento popular y quiere ser protagonista de la defensa de la Educación Pública es un hecho de enorme relevancia.

La unidad obrero estudiantil es el corazón de la unidad más amplia del pueblo. La defensa de las conquistas populares, entre ellas la democratización del acceso a la Educación, que ha llevado a que Uruguay tenga hoy más estudiantes que nunca en la historia, más de 500 mil entre enseñanza media y profesional, formación en educación y la educación terciaria, y la posibilidad de abrir caminos de avance popular, necesita de las más amplia unidad de pueblo. Este 14 de agosto mostró que un componente fundamental, el estudiantado, tiene una fuerte disposición de lucha y una intención manifiesta de ser parte de ese entramado popular.

Es todo eso lo que hizo que este 14 de agosto fuera una reivindicación desde el presente de la mejor historia del movimiento estudiantil. El 14 de agosto desde hace 52 años es para el estudiantado, la juventud y el pueblo uruguayo, un día de recuerdo, de lucha y de compromiso.

Hace 52 años moría asesinado Líber Arce, joven estudiante universitario, trabajador, militante de la FEUU y de la UJC. Había sido herido dos días antes por un oficial policial en una marcha en defensa de las libertades, en reclamo de presupuesto para una Universidad asfixiada por el gobierno encabezado por Jorge Pacheco Areco y exigiendo el boleto estudiantil. Su muerte abrió una larga y dolorosa lista de estudiantes asesinados, por luchar por la democracia, por la libertad y por la construcción de una sociedad distinta.

Este 14 de agosto, como todos los años, en cualquier circunstancia política, el movimiento estudiantil salió a la calle. Nadie debe hablar por ellas y ellos. Tienen voz propia y la hicieron sentir contundentemente.

Lo hicieron recreando en el presente, con las nuevas realidades, y los nuevos desafíos, el valor de la unidad política y social del pueblo.

Esto, como dijimos, es imprescindible para defender la democracia, que es un proceso de construcción de libertad e igualdad, con el protagonismo organizado del pueblo o no es. Y también para construir una perspectiva emancipadora, revolucionaria, que será democrática y necesitará siempre, del compromiso y el protagonismo del pueblo.

Hoy, con nuevas formas que incorporen lo que hoy es nuevo, sigue siendo imprescindible militar y luchar para concretar los sueños. La democracia se defiende ejerciéndola y la libertad se hace material comprometiéndose, transformando la indignación en expresión colectiva de rebeldía organizada.

Por eso, este 14 de agosto, miles de estudiantes homenajearon de la mejor forma posible a: Líber Arce, Hugo de los Santos, Susana Pintos, Heber Nieto, Julio Spósito, Íbero Gutiérrez, Santiago Rodríguez Muela, Manuel Ramos Filippini, Joaquín Klüver, Ramón Peré, Walter Medina, Nibia Sabalsagaray, Luis Eduardo Gonzáles, Pablo Recauna, Jorge Salerno, Elena Quinteros, Laura Rayo, Silvia Reyes, Iliana Maidanic, Héctor Castagneto, Silvina Saldaña, y a tantas y tantos estudiantes más que pagaron con su vida su compromiso.

Los mataron por luchar. Eran militantes. La mejor manera de homenajearlos es encontrar hoy, en la práctica, los caminos para que las ideas y los sueños por los que lucharon sean banderas de miles y avancemos en su conquista.

Compartí este artículo
Temas