Bolivia calificó las propuestas de devaluación y ajuste fiscal sugeridas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como improcedentes ya que “se basan en datos obsoletos”.
En un informe producido por el organismo financiero internacional se afirmó que la situación económica en Bolivia “probablemente requerirá tanto un ajuste fiscal gradual durante los próximos años como una devaluación inicial para abordar más rápidamente el desequilibrio externo y permitir la acumulación de reservas internacionales”, así como avanzar para “corregir el desequilibrio externo”.
De esta forma describía el documento, según consignó la agencia MercoPress, la situación actual de “las bajas reservas en medio del creciente déficit fiscal y la presión sobre los mercados de divisas”.
De acuerdo al FMI, Bolivia requiere avanzar dando un giro a su política económica, con vistas a evitar “un ajuste desordenado” que al decir del organismo “podría tener graves repercusiones sociales y económicas”.
Estas consideraciones del FMI fueron rechazadas por ministro de Economía Marcelo Montenegro, quien aseguró que el análisis del FMI se basaba en datos de 2023.
”Ese informe 2024 del FMI”, señaló el alto funcionario boliviano, utiliza “cifras de 2023, por lo tanto, muchas de sus observaciones están atrasadas“.
En el curso del año 2024, añadió el ministro, se ha “generado más crecimiento de lo que dicen sus proyecciones” y se han “realizado acciones con el empresario boliviano”, las que han sido cumplidas como parte de una estrategia de impulso a las exportaciones“.
Según Montenegro “los planes del FMI como la apertura a las exportaciones ya se han emprendido”, siendo las acciones emprendidas superiores a las que se recomienda por el organismo financiero.
”No se puede decir”, enfatizó, “que no se hayan hecho cosas para mejorar el sistema financiero, y nadie puede decir que hayamos destruido la economía, en absoluto, en todo caso lo que muestran estos números es que el Gobierno está cuidando la economía”.