La política de los «patrocinadores» de migrantes y la producción de esclavitud en Estados Unidos

De acuerdo a datos pblicados por el diario estadounidense The New York Times, más de 250.000 menores sin compañía de adultos llegaron a Estados Unidos en el curso de los últimos dos años.

Esta población, se denuncia por el medio de prensa, son parte de un floreciente negocio que revela la configuración de una nueva economía de la explotación.

La inmensa mayoría de ellos son víctimas de “astutos patrocinadores” quienes alimentan con mentiras las esperanzas de un arribo seguro a la “tierra de sus sueños”.

La mecánica de la “nueva industria”, los obliga, reseña el diario Granma, a que realicen, desde tempranas horas del día, trabajos diversos que se ejecutan en las condiciones más indignantes imaginables y que los convierte en sobrevivientes de “una existencia extrema”.

Justamente, corresponde a los niños ser las principales víctimas de estas redes criminales que los obligan a trabajar “en algunos de los oficios más duros del país”, según denuncia el medio de prensa estadounidense.

Ello significa, agregan, una flagrante burla a las leyes vigentes en la nación respecto al ejercicio del trabajo.

La actividad ilegal de estas redes criminales, declarló la asistente social de Florida Central, Annette Passalacquia, “se está convirtiendo en un negocio para los patrocinadores”, quienes los obligan a trabajar, por ejemplo, “en los mataderos de Delaware, Mississippi y Carolina del Norte”, así como en aserraderos en Dakota del Sur.

Otros, son obligados a trabajar para proveedores de Hyundai y Kia, además de manejar ordeñadoras en Vermont.

Niños y niñas de 13 años que, ponen techos en Florida, mientras que otros son obligados a conducir excavadoras de 35 toneladas.

En Virginia, por ejemplo, niñas de 13 años lavan sábanas en hoteles.

En su conjunto, ellos/as forman parte de lo que se define como “los nuevos siervos”, que suelen ser objeto de la actividad “persuatoria” de “personas, compañías y supuesto bufetes de abogados”, quienes los contactan por intermedio de las redes sociales.

Cocretado el “enganche” y a su llegada al país, todo lo anteriormente prometido por los patrocinadores deja de tener la “brillantez” de lo prometido lo que significa que todos/as llegan con una deuda acumulada que crece día a día, lo que dificulta la posibilidad de hallar un lugar para dormir.

El fenómeno, se denuncia, es el resultado directo de la política anunciada por el presidente Joe Biden, que permite la llegada al país de estos migrantes bajo el amparo de “patrocinadores estadounidenses”.

La aprobación de este plan por la Casa Blanca, permite una llegada “legal” al país siempre y cuando la mism haya sido impulsada por medio de “un patrocinador”, el resultado de la misma ha sido el de producir” un mercado clandestino en línea”, que prácticamente replica al que ya funciona en Centroamérica.

Como parte de la operativa de los ofertantes, denunció la agencia AP, “los ofertantes exigen hasta 10 000 dólares por un valedor financiero”.

Para quienes trabajan en el estudio de los efectos de las migraciones en la frontera entre México y Estados Unidos, como la abogada Taylor Levy, la preocupación principal “son los riesgos en términos de ser traficados y explotados”..

En esa misma línea, Kennji Kizuka, abogado y director de Política de Asilo de la organización no gubernamental International Rescue Committee, encargada de la reubicación de los recién llegados al país afirmó en declaraciones a Los Angeles Times, que “parece que algunos simplemente van a tomar el dinero de la gente y la gente no obtendrá nada a cambio”.

En este criminal “negocio”, todos ganan menos los migrantes, “todos ganan: las transnacionales y el mercado que contrata mano de obra en negro”.

Por su parte, la inexistencia de contratos formales asegura que los llamados “garroteros” tengan garantizadas sus ganancia apelando solo a “los cantos de sirena” porque en definitiva en dicha tierra “todo vale para alcanzar el sueño americano”.

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