Más de 29.000 muertes se han registrado desde el año 2014 como consecuencia de los naufragios invisibles.
La cifra puede ser mayor debido a las dificultades existentes para documentar de forma veraz la cantidad de personas que pierden la vida en travesías que realizan con vistas a emigrar a otros países.
En muchas ocasiones, los naufragios de embarcaciones no dan lugar a tareas de búsqueda y rescate lo que hace poco probable que se conozca de forma precisa el número de muertes que se producen anualmente en todo el mundo.
Según consignó el portal de noticias de Naciones Unidas (ONU) “el Proyecto de Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones documentó al menos 5684 muertes en las rutas migratorias hacia Europa y dentro del viejo continente desde principios de 2021 hasta finales de octubre de este año”.
Los datos existentes indican “un número creciente de decesos en las rutas a través del Mediterráneo y en las fronteras terrestres hacia y dentro de la región”.
La encargada de elaborar el informe, Julia Black, subrayó “que desde el año 2014 hay constancia de más de 29.000 muertes en los viajes hacia Europa” y consideró que «estos continuos fallecimientos son otro sombrío recordatorio de que se necesitan desesperadamente más vías legales y seguras para la migración».
Entre 2021 y el 24 de octubre de 2022, el estudio realizado reportó “al menos 2836 muertes y desapariciones en la ruta del Mediterráneo Central”.
El dato representa “un aumento en comparación con las 2262 muertes contabilizadas en el periodo 2019-2020”.
En la ruta que va de África Occidental-Atlántica a las Islas Canarias, en España, agrega la información, “se documentaron 1532 muertes”, una cifra que es “el mayor número de fallecimientos registrado desde que la Organización comenzó a documentar los decesos en 2014”.
A pesar del esfuerzo por documentar la situación, el informe señala que es altamente probable que “los datos del año en curso de estas dos largas y peligrosas rutas marítimas sean incompletos debido al laborioso proceso de verificación de los demasiados frecuentes naufragios invisibles».
El aumento de personas fallecidas respecto a 2021, se observó, además en la “frontera terrestre entre Turquía y Grecia (126 muertes documentadas), la de los Balcanes Occidentales (69), el cruce del Canal de la Mancha (53), las fronteras entre Bielorrusia y la Unión Europea (UE) (23). A ello se añaden, las muertes de ucranianos que huyen del reciente conflicto en su país (17”).
De acuerdo al Proyecto, con independencia de los fallos estructurales existentes que permitan “vías seguras de migración”, las muertes registradas evidencian “que muchas de las muertes en las rutas migratorias hacia los países de destino en Europa podrían haberse evitado con una asistencia rápida y eficaz a los migrantes en apuros”.
Lo anterior se ejemplifica recordando que, de acuerdo a informes proporcionados por supervivientes a la Organización Internacional para las Migraciones, señalan que “al menos 252 personas murieron durante supuestas expulsiones forzadas por las autoridades europeas”.
En este caso específico, las muertes “se documentaron en el Mediterráneo Central (97 muertes desde 2021), en el Oriental (70), en la frontera terrestre entre Turquía y Grecia (58), en el Mediterráneo Occidental (23) y en la frontera entre Bielorrusia y Polonia (4)”.
Ante la dramática situación que se constata, la OIM realizó un llamamiento a los Estados europeos y los de otros territorios para que adopten “medidas urgentes y concretas que sirvan para salvar vidas”, reduciéndose así “las muertes durante los viajes migratorios”.
“Los Estados deben defender el derecho a la vida de todas las personas evitando más muertes y desapariciones. Para ello deben priorizar la búsqueda y el rescate en tierra y en el mar, y poner fin a la criminalización de los agentes no gubernamentales que prestan asistencia humanitaria a los migrantes en peligro”, enfatizó un comunicado de la Organización.