El 5 de febrero pasado celebramos los 54 años de la Declaración Constitutiva del Frente Amplio.
Ana Olivera (*)
Eso es lo primero, mucho para celebrar: la vigencia de nuestra fuerza política, su fortalecimiento, el compromiso de la militancia con las luchas de nuestro pueblo y el triunfo electoral.
Me voy a detener en estos aspectos, no pretendo hacer un artículo de agitación, sí de reflexión, espero lograrlo.
No es por casualidad que digo 54 años de «la Declaración Constitutiva». Para llegar al 5 de febrero hubo sueños y esfuerzos de muchos, durante años. El objetivo de la unidad de las herramientas populares se expresó primero a nivel sindical y luego de varios intentos, en la unidad política.
En uno de sus discursos, el General Seregni decía «Antes del 5 de febrero de 1971 el Frente Amplio ya había nacido en el pueblo, en esos estudiantes, en esos obreros, en esos profesores y bancarios que nos dieron a todos su lección de dignidad y valentía…»
La unidad de la izquierda, de las fuerzas progresistas que enfrentaban el autoritarismo era una necesidad, y se expresaba en las calles, en el Parlamento, en el crecimiento de la organización, en la expresión en núcleos de base, antes de «la institucionalización».
Al mismo tiempo, esa Declaración Constitutiva, «nuestro primer contrato», tiene en lo sustantivo plena vigencia y sus elementos son parte de las señas de identidad de nuestro Frente.
Nos une un programa común, el convencimiento del papel protagónico del pueblo organizado.
Nos constituimos desde el inicio, en términos que hemos simplificado, como coalición y movimiento. En términos de la Declaración Constitutiva «esta coalición de fuerzas… ha de estar dotada de una organización con núcleos de base y autoridades comunes…»
En esos puntos suspensivos, su llenado deja en claro, que cada una de las fuerzas políticas mantiene su identidad.
Resalto por último que nacimos con una vocación de acción política de carácter permanente, más allá de la contienda electoral y por supuesto la convocatoria al pueblo a incorporarse al Frente.
Recordar los principios de la declaración constitutiva no es hablar del pasado, es también presente y futuro.
Damos por sentado que el conjunto de la militancia conoce la historia de lucha del pueblo uruguayo y el proceso de creación del Frente Amplio, pero no es así. Debemos aprovechar estas fechas para promover el interés del conocimiento y la reflexión.
Por supuesto que esa historia nos convoca al cuidado de la herramienta, de su unidad. Ese cuidado no significa no dar los necesarios debates políticos, todo lo contrario, es de diálogo, de confianza y lealtad.
Decía Seregni en otro de sus discursos, «pero a la vez, compañeros, no queremos una unidad muerta, que se complazca en mantener su fachada, o que se agote reclamándose a sí misma. La del Frente Amplio no es una unidad silenciosa, una autosatisfacción, un no encontrarnos fallas entre nosotros y no adormecernos con el pretexto de no poner en riesgo la unidad.»
Hasta ahora he tratado de despertar interés por «viejos» documentos que tienen plena vigencia y que es parte de lo que celebramos.
También celebramos el fortalecimiento de nuestro Frente, que supo saltar por encima de la derrota, no paralizarse ni lamerse las heridas, sino enfrentar el proyecto de la derecha y al mismo tiempo analizar sus errores, poniendo proa a la reconquista del Gobierno.
Celebramos que lo hicimos con debates a lo largo y a lo ancho de todo el Frente, en Congreso y en las calles, que lo hicimos con plan, buscando reconstruir el tejido de base, el de la militancia cotidiana, el que quería llegar a 500 Comités de base y llegó a 498.
Lo hicimos recorriendo el país y en diálogo con las más diversas organizaciones sociales, con la militancia de cada Departamento.
Por eso es imprescindible y así lo hizo Fernando Pereira el pasado 8 de febrero, saludar, abrazar a la militancia, y permitirnos disfrutar el triunfo en la elección nacional.
Aún no culminó el proceso electoral…sabemos que está claro en todo el país, que hablamos de la construcción del nuevo plan y este aún no está en la agenda, pero tenemos que abordarlo.
El triunfo a nivel nacional y lo que conquistemos a nivel departamental y municipal es punto de llegada y de partida al mismo tiempo.
Dijimos en la Mesa Política que el título del Plan debía ser «no tenemos derecho a defraudar». Eso nos compromete a todos y todas, quienes integren el gobierno, el parlamento y la fuerza política, en la responsabilidad que sea.
No es por casualidad que para pensar y elaborar el plan de los años venideros pongamos sobre la mesa el documento de «relacionamiento del gobierno, la fuerza política y las organizaciones sociales». Debemos recordar que ese documento fue también, parte del compromiso de nuestros precandidatos.
No hay duda de que tenemos que pensar que Frente Amplio precisamos para esta nueva etapa, y no hay que tenerle miedo a ese debate. Claramente la respuesta es que precisamos más y mejor Frente Amplio, fortalecimiento y formación.
Necesitamos llenar de política la vida de nuestro Frente Amplio en todas sus instancias.
Puede parecer extraño tanto hablar del Frente y no de la acción de nuestro Gobierno, pero no es por descuido. Si aprendimos la lección, la fuerza política tiene un rol a jugar y no es sustituido por el Gobierno.
Hemos elaborado entre todas y todos, un programa, que hoy al haber triunfado en la elección, al decir de Tabaré, dejó de ser el programa del Frente para ser el programa de Gobierno. Definimos una serie de medidas a llevar adelante en forma más inmediata.
El pueblo uruguayo depositó confianza y esperanza, por eso tenemos obligación en nuestro regreso de dejar el alma en la cancha para cumplir, «de volver mejores».
Ya los primeros anuncios, con todas las dificultades que sabemos hay y habrá van en esa dirección.
Sabremos cumplir, no fue sólo una consigna, es nuestro compromiso.
¡Viva el Frente Amplio!¡Viva el pueblo uruguayo!
(*) Diputada de la 1001-FA, secretaria de Unidad Política del PCU.