El detonante de las protestas que se produjeron en Panamá fue el costo del combustible, afirmó el dirigente sindical panameño Jaime Caballero (SUNTRACS), en declaraciones al portal de noticias Resistencia.
El elevado costo de los combustibles, explicó, “comenzó a movilizar a productores y transportistas” y a partir de allí comenzó a “aglutinar a más sectores”, sin embargo, aclaró, luego de haber alcanzado sus objetivos de una rebaja en los precios “ellos abandonaron la lucha”.
Este abandono, señaló el dirigente sindical de la construcción, dejó “sinsabores en los otros sectores, como los docentes y educadores”, que siguieron reafirmando sus demandas.
Para los docentes y educadores, había tres puntos a ser atendidos, el “costo de combustible, costo de la canasta básica de los alimentos y el costo de los medicamentos”.
Caballero recordó, en sus declaraciones, que desde mayo la confederación de sindicatos había estado realizando una serie de movilizaciones, a partir de las cuales se hizo entrega a la presidencia, de un pliego de peticiones aglutinados en 32 puntos que ya incluían lo planteado por docentes y educadores.
Dentro de los temas planteados por la organización sindical, estaba la cuestión de las desigualdades existentes en el país, los problemas vinculados a la corrupción, así como la demanda para que se generara un aumento general de salarios.
Esta lucha emprendida por los docentes y otros sectores, continuó explicando el dirigente gremial y en ella entró la Alianza Pueblo Unido por la Vida, donde está el sindicato de la construcción y la confederación de sindicatos, además de otras organizaciones sociales y comunales.
Ello trajo como resultado que se paralizara el país completamente, detalló, “hubo cortes de calle”, fruto de las movilizaciones de los docentes y educadores se logra “sentar al gobierno en una mesa” de negociaciones, sin embargo, esta mesa solo reflejaba las demandas reivindicativas de estos sectores, “resolver el tema de momento, que eran los costos de los combustibles, los alimentos y los medicamentos”.
Para la población en general, explicó Caballero, había un “sentimiento de que las acciones deberían dar un giro”, que permitiera develar los efectos que produce en el país el modelo neoliberal, en particular en “el tema de la corrupción que es el tema que más preocupa en todas las encuestas que se realizan”.
En definitiva, se planteaba por parte de la población, que no se debía reducir lo que pasaba a los tres temas planteados por docentes y educadores, esa lectura de la situación, subrayó el sindicalista, por parte de la población no había sido considerada por el gobierno panameño.
Dentro de las demandas centrales de la población estaba la de constituir una mesa única de negociación que sí atendiera las restantes situaciones que no se contemplaban en las negociaciones puntuales entre docentes y gobierno, continuó explicando Caballero.
Para el dirigente los resultados de la primera negociación realizada se limitaban a cuestiones muy puntuales que no incorporaba el resto de las problemáticas de la población, razón por la cual fueron repudiados por las organizaciones de base y el pueblo, en general, por lo que no tuvieron más alternativa que articular el trabajo para arribar a una mesa única de negociación.
Actualmente si existe un trabajo de tipo unitario en los planteamientos que se realizan, resaltó Caballero, “hemos logrado nosotros salir por encima de todo”, logrando “desenmascarar” el funcionamiento del capitalismo en el país al margen de los intereses de la población y “como los distintos gobiernos han amparado a los oligopolios”.
A partir de ese momento se desata una campaña anticomunista, y contra la mesa única y los dirigentes sindicales, denunció el líder sindical.
A pesar de esa campaña, aclaró Caballero, sus promotores no han conseguido que la población los acompañe y “ha empezado a elevarse un nivel de conciencia distinto en la población”.
Hasta la fecha, finalizó expresando el gremialista, la mesa única se mantiene abierta, pero aún no se han alacanzado las metas propuestas por el movimiento articulado de los trabajadores y la población panameña, en general.