¿Un solo Uruguay?

Por Fernando «El Perro» Gil


Como no podía ser de otra manera no pasó mucho tiempo para que el bolsillo – el órgano más sensible de los uruguayos- empezara a mostrar los efectos de una política económica que pega sin miramientos. ¡Eso es democracia! – gritó uno al que rápidamente hicieron callar, mientras otros aprontaban las camionetas 4 x 4 para salir a cortar la rut… ¡Ah, no, esta vez no, las ponen al costado!
Lo cierto es que, aunque les duele, el aumento sistemático de los combustibles impuesto por el gobierno que ellos mismos apoyaron, les molesta. Y eso que les dio aire suficiente hasta terminada la cosecha de sus productos.
Además, hoy cuentan con el beneficio de los precios al alza que les permite acumular ingresos como en los mejores años de la era frenteamplista. Pero claro, aquello de derramar algo para el resto parece que era solo para el discurso y la realidad indica que, ninguno de los indignados promotores de ese movimiento, están dispuestos a ceder siquiera un poco de sus ganancias para Rentas Generales.
¿Por qué tenemos que subsidiar nosotros los problemas que no puede resolver Montevideo? – afirman, sin reparar que hoy reciben subsidios que tienen su fuente de financiamiento en impuestos que pagamos todos.
Al final, son un movimiento que se indigna cuando afectan sus intereses, pero acepta gustoso que otros afectados solventen sus beneficios. No será mirándose el ombligo que se saldrá adelante y si bien el Uruguay es uno solo, nadie se salva en soledad y menos excluyendo a los trabajadores…

Van por ANCAP

Con el discurso del combustible caro van contra el monopolio de ANCAP y reclaman el sobrecosto del mismo atribuyendo a aquella la mayor responsabilidad. Nada dicen del cambio de criterio para fijar los precios que impuso este gobierno en la LUC, donde no solo se trata de manejar una proyección con los precios de paridad de importación, sino que, imponen su firme decisión política de afectar los precios de forma mensual.
Una decisión que afecta a todos y que impide cualquier proyección comercial de mediano plazo haciendo que los productos reflejen –también mensualmente- la incidencia de ese costo fijo que significa el combustible. Todo producto necesita del flete para su distribución, por ejemplo, y eso impacta irremediablemente en el precio al consumidor, ni hablar de aquellos que directamente necesitan del combustible para su producción misma. No hay economía que resista un sistema de fluctuación semejante y menos si los precios son al alza como todo parece será en el corto o mediano plazo.
Fue precisamente la actividad monopólica de la empresa estatal la que garantizó siempre que el precio del combustible fuera el mismo en Montevideo (donde se refina y produce el combustible), que en Bella Unión o en cualquier otro rincón del país, (adonde llega subvencionado), y costos como los del transporte no se reflejen en el surtidor. Algo que no cuestionan los que se benefician de otros subsidios que pagamos todos.
Bien podríamos reclamar, los residentes de Montevideo, un precio menor de los combustibles ya que es menor el costo del transporte a la boca del surtidor, sin embargo, eso no ocurre porque el mismo precio rige a nivel nacional para garantizar el acceso a todos. Ese plus que pagamos de más los montevideanos alivia los bolsillos de los que viven en el interior profundo, pero cargan combustible al mismo precio que en la capital.
El tiro debería ir por otro lado me parece y no precisamente por atacar subsidios que están cubiertos, deberían preocuparse por ese “factor x” que en aras de la transparencia marketinera impuesta por este gobierno disimula un interés recaudatorio por hacer caja.
Hoy los trabajadores subsidian –a través del IRPF- varios fondos que benefician a productores y está bien que así sea porque eso no es ni más ni menos que la solidaria contribución de cada uno en el mantenimiento de la economía nacional. Una economía de la que somos parte y que se derrama en diferentes programas sociales que terminan, luego, mejorando la vida de muchos uruguayos.
Lamentablemente este movimiento –tan crítico con los gobiernos del Frente Amplio- ensaya una puesta en escena que pretende mantener la misma coherencia pero que no disimula el sesgo ideológico que lo impulsa. El mismo sesgo que sostiene y pregona un gobierno que los contempla desde el primer día como parte del selecto y exclusivo grupo de los “malla oro”.
El tiempo dirá si mantienen la cautela que hoy pregonan o si, por el contrario, se suman al descontento social que empieza a manifestarse en respuesta a las decisiones del gobierno
Un gobierno que recorta y ajusta por el lado de los trabajadores, pero se despacha con medidas que nos afectan a todos (como el precio de los combustibles). De sus decisiones dependerá si estos afectados se devienen en los indignados de antes o, en cambio, liman diferencias a expensas de las ganancias que acumulen gracias a los precios internacionales y las bondades fiscales de un gobierno que los cobija.
El tiempo dirá si siguen siendo “un solo Uruguay” o terminan siendo solamente una porción del mismo…

el hombre esperaba la movilización,
el perro esperó sentado…

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