Tomar Partido

El PCU cumplió este miércoles 102 años. Los está conmemorando con más de 300 asambleas abiertas de sus Agrupaciones, con actos, con una campaña de comunicación que incluye un conjunto de iniciativas en las redes sociales y un gran esfuerzo de agitación callejera, ya van casi 200 muros pintados en todo el país. El PCU llega a sus 102 años en plena lucha y en crecimiento. Para un Partido revolucionario, en este mundo, llegar a los 102 años siendo una fuerza política real, con peso e incidencia en la sociedad, es, en sí mismo, una victoria.
Las actividades continuarán en todo el país, con diálogo mano a mano con nuestro pueblo, con un acto central el 22 de octubre y con una campaña masiva de afiliación. El PCU se ha propuesto que la campaña que conmemora este 102 aniversario sea un aporte a las luchas de nuestro pueblo. Por eso la consigna central: “Es tiempo de tomar Partido. Para luchar contra la desigualdad”. Este mensaje, que no es otra cosa que un llamado al compromiso y a la lucha, es reforzado por el planteo que lo antecedió: “No mires para el costado”.
Es un aniversario anclado en esta etapa de acumulación de fuerzas, de fortalecer las herramientas y el movimiento popular, el bloque histórico, político y social, democrático y radical de los cambios; al mismo tiempo que se da respuesta a las necesidades y reclamos urgentes de nuestro pueblo, al hambre, la carestía, la caída de los salarios y las jubilaciones.
El principal resultado de las políticas impulsadas por el gobierno de la coalición de derecha, encabezado por Luis Lacalle Pou, es el crecimiento de la desigualdad. Es por eso, que en este 102 aniversario, el PCU, como lo señaló su secretario general, Juan Castillo, en el mensaje de saludo de este 21 de setiembre, retoma y ratifica lo planteado por su reciente Congreso de mayo: “El XXXII Congreso levanta la bandera de la esperanza, y hace un llamado a la unidad, a promover la lucha, a organizar la ofensiva popular que nos permita enfrentar la restauración conservadora, derrotarla, reconquistar el gobierno nacional para el pueblo con el Frente Amplio, con un bloque político y social de los cambios más fuerte, con más peso e incidencia, para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada”.
El 102 aniversario encuentra a un PCU recién salido de un gran XXXII Congreso, el más grande de los últimos tiempos; con un crecimiento significativo de su peso electoral, en votos, en representación parlamentaria y en las Juntas Departamentales; con un importante nivel de alianzas en la 1001 y en Unidad para los Cambios; siendo la primera fuerza en las elecciones internas del Frente Amplio del año pasado. El PCU, su militancia, están demostrando la vigencia de sus 102 años en el hoy.
Las y los comunistas han sido protagonistas, junto a la militancia y las organizaciones populares, del histórico logro de las 800 mil firmas contra 135 artículos de la LUC, de la campaña por el SI, de las movilizaciones obreras, del último gran Paro Nacional, de las luchas estudiantiles y sindicales en defensa de la Educación Pública, de las ollas populares, de las luchas contra la impunidad, de las movilizaciones feministas, del “FA te escucha” y el plan de crecimiento del Frente Amplio.
Ese es el PCU que llega a este 102 aniversario.
Valorando la importancia de esto es necesario incorporar una mirada histórica y para ello reafirmar algunos conceptos.
En este aniversario se expresa la acumulación histórica de la lucha de las y los comunistas en el Uruguay. En el nacimiento del PCU, y en toda su trayectoria, confluyeron por lo menos tres grandes vertientes. La primera, el rescate del legado de la revolución artiguista, de su contenido profundamente popular, que se entronca en la perspectiva más amplia de la revolución continental y, por lo tanto, del antimperialismo militante. La segunda, la búsqueda de la elevación del papel de las y los trabajadores en nuestro país, y con ellos de los sectores populares, dotarlos de un instrumento de lucha política, la forma más elevada de la lucha de clases y transformarlos en protagonistas independientes de la vida nacional. La tercera, el internacionalismo, la identificación con la lucha de los pueblos del mundo por la libertad y la igualdad. Dentro de este enorme acumulado histórico, la Revolución de Octubre, que alumbró al primer Estado de obreros y campesinos, el primer intento de las y los oprimidos de gobernarse a sí mismos, fue y sigue siendo un elemento central de la identidad del PCU.
Afirmado en esa identidad, el PCU se planteó analizar la realidad nacional, sus bases materiales, su composición de clases, trazar una ruta teórica para su transformación, una estrategia, una táctica y construir una herramienta organizada para llevarlas a la práctica. Construir y militar la ruta de la revolución en el Uruguay.
Arismendi la resumió alguna vez como “una línea unitaria y de masas”, que buscó que fuera el pueblo organizado a través de su propia experiencia de lucha el que madurara en su conciencia y protagonizara la disputa por la hegemonía con las clases dominantes.
Esa línea, que tuvo como objetivo central la construcción de la unidad política y social del pueblo, se hizo patrimonio de miles y cambió la sociedad. De esa militancia consecuente, y de la lucha conjunta con compañeras y compañeros de la izquierda y el movimiento popular, nacieron la unidad de las y los trabajadores. La unidad de los trabajadores con las capas medias, en particular con las y los estudiantes y la intelectualidad. La unidad de la izquierda, primero en el FIDEL y luego en el Frente Amplio.
Los avances populares en nuestro país no son mérito exclusivo del PCU, sería de una mezquindad sectaria imperdonable afirmar tal cosa, pero no se pueden explicar sin la militancia comunista.
Apoyándonos en ese acumulado histórico, parados en los desafíos del presente, es necesario un paso más: levantar perspectiva transformadora. Por supuesto que eso incluye una síntesis programática, que le de rumbo a las luchas, y tenemos dos instancias fundamentales que ya están en proceso: el Congreso del Pueblo, impulsado por el PIT-CNT y ahora por la Intersocial y el Congreso del Frente Amplio.
Pero no hablamos solo de eso. Es necesario hacer un gigantesco esfuerzo teórico, político, militante, para rescatar la utopía. Las clases dominantes nos hacen vivir en un presente perpetuo, donde el futuro no existe. Nos quieren limitar la utopía al presente, negando el futuro e incluso idealizando el pasado. Y no. El PCU es un partido revolucionario, nació y existe para hacer posible la revolución. Y la revolución es una obra histórica, sintetiza el pasado y lo supera, responde al presente y se proyecta desde él, pero supone un futuro. Silvio Rodríguez lo dice hermoso: “Te convido a creerme cuando digo futuro”. Nuestros sueños, que se siguen llamando revolución, se pelean hoy, pero para alumbrar un futuro, distinto, con libertad e igualdad, sin ninguna forma de explotación, una síntesis social superadora del capitalismo. Por eso peleamos y también a eso convocamos.
Los aniversarios son un momento de reafirmación identitaria. Ser comunistas es nuestra forma de ser revolucionarios y eso conmemoramos. Pero nuestra identidad no la concebimos como un refugio sectario. Nuestra identidad adquiere sentido si la sentimos como parte indisoluble de la lucha de nuestro pueblo y de todos los pueblos. El PCU es muchas cosas, pero es, esencialmente, una herramienta de lucha de los trabajadores y del pueblo.
El PCU es su ideología, el marxismo-leninismo, la filosofía de la praxis, según la formidable definición de Antonio Gramsci, es una estrategia y una táctica, pero es también una práctica política y social.
Es la expresión organizada de los sueños, el compromiso y la rebeldía de miles de hombres y mujeres. Es un Partido de militantes. Ellos y ellas por su vida y su heroísmo, demostrado en las más duras condiciones, por su dignidad, se merecen ser reconocidos. Es su militancia la que es homenajeada en este 102 aniversario. Y esa conmemoración se hace con alegría. La que surge del esfuerzo conjunto por hacer realidad los sueños. La que se cimenta en la lucha compartida.
Este Partido, uruguayo, frenteamplista y comunista, revolucionario, internacionalista, antimperialista, constructor de la unidad social y política del pueblo, organizador de la lucha para transformar la realidad, formador de militantes, es el que cumple 102 años.
Ese Partido, de militancia, de pasado heroico, presente de acumulación y crecimiento y constructor de una propuesta de superación del capitalismo, es el que convoca a no mirar para el costado.
No es tiempo de resignación, ni de indiferencia: Es tiempo de tomar Partido.

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