Por Gabriel Becerra Yañez (*)
En una Colombia atrapada por el oscurantismo ideológico y político de décadas de hegemonía conservadora, el surgimiento del Partido Comunista, el 17 de julio de 1930, fue un parto de luz en las manos de obreros, intelectuales y campesinos. El resultado de un proceso que respondió a las necesidades nacionales y no a una imposición externa.
Su surgimiento estuvo precedido principalmente de la irrupción social y política de la clase obrera y sus primeros movimientos huelguísticos y de un sentimiento antiimperialista ante la intervención de los Estados Unidos a favor de la separación de Panamá en 1903, y que es junto al internacionalismo, parte esencial de su identidad política.
Con el Partido Comunista se conforma por primera vez en la historia nacional un partido que rompe con el monopolio político liberal – conservador, y asume conscientemente su carácter de clase y la ideología revolucionaria del Marxismo, el leninismo y el legado patriótico de nuestros líderes en la lucha por la primera independencia, resaltando el pensamiento Bolivariano.
En su trayectoria como protagonista de la Colombia del siglo XX y lo que va corrido del XXI, se resaltan los siguientes aportes a las resistencias y luchas por las transformaciones democráticas y revolucionarias del país.
En primer lugar, su papel en la organización unitaria y la defensa de los trabajadores ha sido fundamental. Con su liderazgo se conformaron las principales organizaciones sindicales modernas y se avanzó en la unidad obrera mediante el impulso a las federaciones regionales de trabajadores, la organización de los obreros del petróleo, el transporte, la construcción, y la fundación de la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, en 1935; también se destaca su papel en la organización de la lucha del magisterio, los empleados estatales y en la defensa del sindicalismo clasista en la CSTC, y en la década de los 80s, en la creación de la actual Central Unitaria de Trabajadores, CUT.
Como en otras latitudes, muchas de las conquistas laborales relacionadas con las 8 horas de trabajo, tiempo de descanso, estudio, prestaciones sociales, entre otras, fueron levantadas y conquistadas con la presencia protagónica de los comunistas.
Así mismo, el Partido promovió la alianza obrero – campesina y contribuyo en su organización mediante ligas y sindicatos agrarios, al igual que el trabajo con sectores del movimiento indígena, a favor de la democratización y redistribución de la tierra. Un capitulo heroico de su historia es el apoyo irrestricto a la resistencia durante la etapa denominada como la Violencia, ejercida por los partidos tradicionales, especialmente el Conservador, en donde sobresalieron dirigentes como Isauro Yossa, Ciro Trujillo y Manuel Marulanda Vélez. El Partido junto al movimiento campesino desarrollo la política de autodefensas para preservar la vida de miles de familias, enfrentar la agresión militar y posteriormente la dictadura y la ilegalización en 1954, que derivaría años después en el surgimiento del movimiento guerrillero de las FARC.
El Partido ha contado para el desarrollo de su línea política en el medio juvenil con la Juventud Comunista, principal escuela de cuadros de la organización y del conjunto del movimiento revolucionario Colombiano. La historia de las principales luchas estudiantiles y juveniles a favor de las libertades y los derechos como la educación pública, gratuita, científica, autónoma y democrática, ha contado con la presencia y el liderazgo de la JUCO.
El papel del PCC como promotor de las más diversas formas de lucha de masas del pueblo colombiano ha sido incesante. En esta labor también es importante resaltar y hacer un reconocimiento a las mujeres y sus experiencias de lucha y organización en todos los frentes, a través de procesos organizativos en el campo y las ciudades como la Unión de Mujeres Demócratas.
Desde su XIII Congreso, realizado en 1980, el Partido Comunista ha asumido un papel protagónico en la lucha por la solución política negociada en contra de la guerra impuesta por el imperialismo y las oligarquías, y por una apertura democrática en contraposición al régimen de democracia restringida y guerra sucia que le ha significado miles de pérdidas de militantes, entre ellos dos candidatos presidenciales, varios parlamentarios, concejales y miles de líderes populares en el marco de experiencias unitarias como la Unión Nacional de Oposición en la década del 70, o la Unión Patriótica, durante los últimos 35 años.
En la actualidad, a pesar de tener que padecer la persecución, la violencia, y el anticomunismo como política de estado, ejercido por una de las elites más sanguinarias y antisociales del Continente; el Partido es una realidad inocultable y protagónica de las luchas contemporáneas en diversos sectores y territorios de la geografía nacional y el exterior.
De cara al XXIII Congreso, ya en curso mediante el debate de sus documentos preliminares de Programa, línea política y estatutos, el Partido Comunista Colombiano vive y se proyecta en las nuevas generaciones de revolucionarios que enfrentan el proyecto continuista de la extrema derecha, representado en el Gobierno títere de Iván Duque y sus intentos por hacer naufragar el acuerdo de paz, su potencial transformador y las perspectivas de cambio democrático.
El Partido Comunista nació a la historia nacional para quedarse por siempre en las luchas revolucionarias del pueblo colombiano.
Su escuela es inagotable por una sencilla razón: el presente y el futuro es de los que luchan, y los comunistas colombianos a pesar de las adversidades, jamás dejaremos de hacerlo.
(*) Miembro del Comité Ejecutivo Central del PCC y Secretario General de la UP.