Afirmá tus derechos

El PIT-CNT, junto a FUCVAM y otras organizaciones sociales lanzaron este jueves la campaña hacia el plebiscito contra la reforma jubilatoria regresiva del gobierno de derecha.

La consigna central de la campaña será: “Afirmá tus derechos”. El eje central argumental es reafirmar y establecer en la Constitución que la seguridad social es un derecho humano fundamental.

Ese es el primer señalamiento que es necesario hacer y que marca un rumbo: la iniciativa de plebiscito busca confrontar, directa y claramente, con el proyecto de país de la derecha y las clases dominantes y su expresión en la seguridad social.

La reforma jubilatoria aprobada con los votos de la coalición de derecha es regresiva, recorta derechos y perjudica a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras. Establece un aumento de la edad jubilatoria al barrer, lo que determina que cientos de miles de uruguayas y uruguayos vamos a tener que trabajar más años, aportar más y cobrar menos jubilación. Esto es así. No es una opinión, es lo que surge de cálculos concretos en escenarios sobre la aplicación de la reforma jubilatoria aprobada.

La reforma del gobierno de derecha solo beneficia al sector financiero y a la especulación, parte de la base de concebir la seguridad social como un negocio y no como un derecho humano. 

La reforma jubilatoria del gobierno de derecha universaliza las AFAP, vuelve obligatoria la afiliación a las mismas y entrega cientos de millones de dólares, nacidos del sacrificio y el trabajo de las uruguayas y los uruguayos, a la especulación financiera. Es así de sencillo y de terrible.

La movilización en contra de la reforma jubilatoria fue muy importante. Hubo diálogo con nuestro pueblo, lo protagonizaron el PIT-CNT y también el Frente Amplio, de denuncia, de explicación, de cuestionamiento. Una expresión muy fuerte de esta acumulación social y política fue el paro general con movilización, de miles, rodeando al Parlamento cuando se estaba discutiendo la reforma.

La reforma jubilatoria del gobierno de derecha es un componente central del ajuste neoliberal de la derecha en el gobierno, que aumenta la desigualdad y concentra la riqueza. En realidad, la reforma jubilatoria del gobierno de derecha es un ajuste disfrazado y muy duro. Implica, en su globalidad, un estimado de unos 2 mil millones de dólares de transferencia desde los trabajadores hacia el capital. 

El tamaño del daño provocado, ya en el presente, porque hay aspectos de la aplicación de la reforma que son inmediatos, como la afiliación obligatoria a las AFAP, la reducción de las prestaciones por discapacidad, entre otras, planteaba el desafío de construir, desde el movimiento popular, una respuesta proporcional.

El PIT-CNT y otros sectores del movimiento social plantearon el camino de un plebiscito que establezca disposiciones en la Constitución que preserven la calidad de derecho humano fundamental de la seguridad social.

La decisión ha sido polémica, es público y notorio. La polémica se ha dado en torno a la oportunidad política de la iniciativa, a la pertinencia de darle rango constitucional a las iniciativas planteadas y a las propias iniciativas en sí.

El PIT-CNT luego de un proceso de discusión interna que determinó una resolución de una Mesa Representativa, con una votación muy dividida, y luego una ratificación en una Mesa Representativa Nacional Ampliada que avanzó en construir una amplísima mayoría de sindicatos favorables a recorrer el camino del plebiscito, 44 gremios respaldaron la iniciativa, tomó la decisión.

El contenido de la papeleta también fue objeto de negociación. Tiene tres componentes esenciales: la fijación de la edad para generar derecho jubilatorio en 60 años y 30 años de aporte; la equiparación de la jubilación mínima con el Salario Mínimo Nacional y la eliminación del lucro en la seguridad social, de las AFAP y del pilar de ahorro individual.

Como también es público y notorio desde estas páginas promovíamos otra formulación de papeleta. Es válido discutir sobre que hubiera sido mejor, pero esos debates no cambian la realidad. La realidad es que hay una convocatoria a una campaña de recolección de firmas para habilitar un plebiscito, que es impulsada por el PIT-CNT, no por un sector o por un grupo de gremios, por la central sindical, la principal organización social del Uruguay y que se hará con una papeleta con estos componentes.

Las dos variantes más importantes, en los últimos días, en torno a la convocatoria al plebiscito fueron: la ampliación de la base de respaldo en el PIT-CNT para esta convocatoria, ahora ampliamente mayoritaria y la inclusión de una serie de modificaciones en la papeleta, que aseguran que no se vulnerarán derechos, garantizan la trazabilidad de los fondos de las cuentas individuales y plantean un plazo de reglamentación para los cambios de dos años, con participación del Parlamento.

Se puede discutir todo, pero lo que no se puede hacer es ignorar este proceso, sus cambios y lo que de verdad está en discusión.

Ninguno de los tres elementos plantea, per se, contradicciones insalvables con las definiciones y la práctica política del Frente Amplio, en el gobierno y parlamentaria. En cuanto a la edad, el FA en las reformas a la seguridad social que introdujo en sus gobiernos, particularmente en el 2008, en los hechos llevo la edad jubilatoria a 58 años, al establecer dos años de pre jubilación para quienes no llegaban a constituir causal jubilatoria. Fue el FA el que creó la jubilación mínima, que no existía y, además, con una política de aumentos diferenciados, la triplicó en sus años de gobierno. Ahora se plantea llevar la jubilación mínima de 17 mil pesos a 21 mil, que es en lo que está el Salario Mínimo hoy (redondeando las cifras). Es un planteo bastante más modesto que la triplicación del valor de la jubilación mínima que logró el FA en sus gobiernos. Se habla de costo financiero, claramente lo tiene, pero también lo tuvo triplicar la jubilación mínima y es un costo justo y necesario. En cuanto a la eliminación de las AFAP, es cierto que en eso no hay acuerdo en el FA, también lo es que los gobiernos frenteamplistas no ampliaron la influencia de las AFAP, al contario, la limitaron, por ejemplo, reduciendo sus ganancias, y nunca, en ningún caso se plantearon universalizarlas y transformarlas en obligatorias. Y también, y no se dice mucho, que el PIT-CNT tiene definición contra las AFAP en sus Congresos, desde el momento de su introducción.

El FA ha planteado, por boca de su presidente, el compañero Fernando Pereira, el compromiso de convocar un diálogo social sobre seguridad social si gana el gobierno. Es un camino diferente, claramente, a promover un plebiscito, pero no se excluyen entre sí. Las iniciativas contenidas en la papeleta del plebiscito no agotan los contenidos de la necesaria reforma de la seguridad social y del diálogo social, para empezar, hay que abordar, y en serio, el tema del financiamiento, también el de la ampliación de cobertura, en múltiples temas. El plebiscito, y el acumulado político y social que genere, si se resuelve bien, puede constituir un impulso muy importante hacia ese diálogo social.

Han sido varios los sectores políticos que se han pronunciado en torno a esta iniciativa. La derecha ha salido furibunda, como siempre hace, a pronosticar las siete plagas bíblicas por culpa de la iniciativa del movimiento sindical. También se han pronunciado en contra, desde otra perspectiva, por supuesto, partidos y sectores del FA. Y otros lo han hecho a favor. El FA está en una discusión doble: definir los contenidos a impulsar en el posible diálogo social si gana el gobierno y establecer mecanismos para evitar confrontaciones internas, innecesarias y perjudiciales, en la forma de actuar en la campaña. Es un proceso delicado y hay que asumirlo con mucha responsabilidad y la mayor fraternidad. No es en la interna del FA, ni en la interna del movimiento popular, donde debería estar el centro del debate. La polémica es con la derecha y con su proyecto de país.

No es la primera vez que hay diferencias entre el movimiento social y el FA, no va a ser la última, el tema fue, es y será, cómo se actúa en esa situación. Desde nuestro punto de vista hay que hacer esfuerzos por lograr, en la práctica, espacios de síntesis unitarias superadoras de las diferencias.

En ese marco, el PCU, en su Comité Central del domingo pasado, comprometió su “militancia” para la campaña de recolección de firmas y para el “desarrollo de una campaña que nos permita dialogar con el conjunto de nuestro pueblo, a lo largo y ancho del país, desarrollando una polémica directa, política, ideológica y programática con la derecha y con los sectores del capital financiero, únicos beneficiarios de la reforma jubilatoria del gobierno”. “Lo haremos con la responsabilidad del cuidado por la unidad social y política del pueblo, construcción histórica y conquista estratégica y de sus herramientas”, subraya la declaración pública comunista.

El desafío es construir, desde la realidad, que es como es no como nos gustaría que fuera, una síntesis unitaria, política y social, que nos permita contribuir, también con el plebiscito, al objetivo central de la etapa: Reconquistar el gobierno para el pueblo con el Frente Amplio, con un peso mayor del bloque histórico, político y social, democrático y radical de los cambios.

Desde estas páginas sostenemos, con convicción, que para ese objetivo el escenario mejor es el de un pueblo movilizado, en todos sus componentes. Podemos estar equivocados, la concreción o no de los objetivos, todos ellos, en la realidad, lo dírán. 

En el camino, está el compromiso de salir a todo el país, puerta a puerta, a dialogar con todo nuestro pueblo y conseguir 500 mil firmas, para ayudar a alumbrar la perspectiva de cambios en nuestro Uruguay. 

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