ANTEL: algo huele a quemado

Rodrigo Gorga (*)

Hace algunas semanas se publicaron los números de ANTEL para el 2023 a través de sus Estados Financieros. Los comentarios de las autoridades fueron de festejo. Observando con más detenimiento cómo se presentaban las cifras, y analizando las políticas llevadas a cabo por la actual administración, en seguida se me vino a la mente el famoso meme del perro que, sentado en la mesa del comedor en una habitación prendida fuego dice: “Todo está bien”. ¿Es real esa impresión de que se nos puede estar incendiando la empresa -que otrora fue el puntal del desarrollo del país, mientras las autoridades dicen que todo está fenomenal? En este artículo intentaremos echar luz sobre esta pregunta.

Todo está bien”, ¿todo está bien?

Cuando algunas semanas atrás se hicieron públicos los balances de ANTEL, las expresiones que se utilizaron para evaluarlos fueron de júbilo: “Tercer mejor resultado de la historia”, “fortalecimiento”, “indicadores sólidos”, “crecimiento y altos niveles de inversión”. Enseguida, estas afirmaciones encuentran justificación en los números: 246.400.000 de dólares de utilidades (resultado económico de la empresa). Allí mismo se explicaba que, junto con lo sucedido en 2021 (247.200.000 dólares) y 2022 (246.000.000 de dólares), se formaba la tríada de los “mejores resultados de la historia”.

Esto, a su vez, fue acompañado con otras grandes cifras referentes a inversiones, ingresos y aportes a rentas generales. Observando los números a primera vista, se desprende que los resultados se han mantenido estables durante los últimos tres años. Sin embargo, como dicen que son los mejores de la historia, y que además están acompañados de grandes inversiones y de aportes a las arcas del Estado, es tentadora la idea del meme de que “todo está bien”. Incluso en el mercado de la telefonía móvil, donde ANTEL está en competencia con dos gigantes multinacionales, hubo un incremento en el número de servicios contratados equivalente a 2,1%. 

Detengámonos entonces en el número más importante para una empresa, que es su resultado económico, sus utilidades. En nuestro país estamos acostumbrados a manejar las grandes cifras en dólares, por lo que, a primera vista, a nadie le pareció extraño el planteo oficial presentado de esa manera. Si uno tuviese que mencionar el precio de bienes de alto valor, como una casa o un auto, nadie piensa en pesos. Por eso nos parece totalmente normal presentar así los grandes números, es decir, expresados en millones de dólares como lo hizo ANTEL. La situación es distinta si nos preguntan a cuánto ascienden nuestros ingresos o gastos, como el salario o el alquiler. En este caso, nos va a salir naturalmente responder en pesos uruguayos, que es la moneda que manejamos. 

Pero en este caso son muchos millones de los que estamos hablando, con grandes implicancias para el desarrollo productivo del país, y muy importante también por el aporte que se realiza a rentas generales y que provienen de las ganancias del patrimonio de todos los uruguayos. En efecto, ante esta situación, puede valer la pena analizar en detalle lo que se nos presenta. 

Asociado a esto, es importante recordar que desde hace varias semanas, y como sucede frecuentemente en nuestra historia, se habla una y otra vez sobre el fenómeno del atraso cambiario; es decir, de una situación en la que el valor del dólar es menor al que debería ser (lo que es una discusión para nada trivial, y excede el alcance de esta nota). De forma sencilla: el atraso cambiario se hace tangible en una cotización del dólar que no ha dejado de caer en los últimos años.

Entonces, al unir esto de la estabilidad de los resultados de ANTEL expresados en dólares (“los tres mejores de la historia”) con la caída del valor del dólar, empecé a sentir olor a quemado. ¡Es que las autoridades están presentando los valores de los resultados de la empresa en una moneda que cada año ha valido menos!

Si bien puede ser de utilidad manejar algunas grandes cifras en dólares, los ingresos de ANTEL, así como la gran mayoría de sus gastos y costos, son en pesos. De hecho, los balances sobre los que basan las afirmaciones de las autoridades están hechos en pesos, como lo establece justamente la normativa. También están en pesos los informes oficiales que publica el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)y el Banco Central del Uruguay (BCU). No es que no se puedan realizar comparación en dólares entre diferentes años a partir de variables que están en una moneda diferente; solo que es necesario establecer varias salvedades y precisiones, que tampoco se encuentran en los escuetos comunicados oficiales. Utilizar dólares, como lo han hecho las autoridades, se recuesta en una costumbre de nuestro país. No obstante, evaluar de esa manera el resultado económico de una empresa uruguaya que opera en pesos es, por lo menos, engañoso. 

Uno puede reconocer que siempre los fenómenos económicos admiten diferentes lecturas, y que las cifras siempre tienen una construcción humana detrás, con todas las decisiones y los sesgos que ello implica. Eso es aceptable. Pero cuando hablamos de quienes están a cargo de los destinos de una de las empresas más grandes del país, la presentación engañosa es cuanto menos preocupante. 

Los resultados en pesos

El gráfico 1 muestra la evolución del resultado de ANTEL en pesos constantes del 2023, es decir, ajustado por la inflación a efectos de hacer las cifras comparables año a año. Esto es lo mismo que las autoridades indicaban en dólares, pero esta vez expresado en pesos, que es la moneda en la que se presentan los Estados Financieros. Con esto, la foto luce bastante distinta a la que nos presentaron.

Gráfico 1: Fuente: Estados financieros de ANTEL, 2019, 2020, 2021, 2022 y 2023.

Partiendo del 2019, se visualiza un crecimiento en 2020 y 2021, que luego, a partir de 2022, se transforma en una caída que se extiende hacia 2023. Acá se empieza a sentir un poco más el olor a quemado y el humo comienza a nublar un poco el ambiente. Estamos en presencia de una caída en el resultado de la empresa por segundo año consecutivo, mientras que las autoridades nos dicen que todo está bien. Concretamente, pasaron de $12.434.750.000 a $9.567.153.000 de pesos en dos años, lo que implica una caída del 23% en términos reales durante ese período. En otras palabras, entre 2022 y 2023 se han perdido $4.636.634.000 . 

En lo que sigue, se desagregará esta caída, y la comparación de su magnitud con otras variables manejadas por las autoridades como la contribución a rentas generales y las inversiones. 

Los ingresos por partes

Desgranemos ahora la evolución de los ingresos de ANTEL durante el período analizado. Si tuviésemos que remarcar un hecho que afectó la economía entre 2020 y 2021, no podríamos nunca dejar de soslayar la pandemia. En el debate económico, este fenómeno se suele utilizar para fundamentar los magros resultados en este período por parte del gobierno. El crecimiento de la economía fue negativo, la pobreza aumentó, los salarios cayeron. Esto afectó a un gran número de empresas, especialmente en algunos sectores de actividad como el turismo, los restaurantes, la cultura, entre otros.

Sin embargo, no a todos les fue tan mal. Hubo un grupo de sectores (menor que el anterior, es cierto) a los que les fue mejor, ya que se registraron importantes cambios en el comportamiento de las personas que aprovecharon las empresas. Cambios en el comportamiento que, en alguna medida, han venido para quedarse. Muchos trabajadores y trabajadoras se vieron obligados a hacer sus tareas desde su domicilio, por lo que aumentó el tiempo que pasamos conectados a internet desde el hogar.

En el mismo sentido, el hecho de no poder concurrir a actividades culturales con público provocó un aumento del consumo de streaming, entre otros servicios similares. Estos últimos cambios aumentaron el consumo de datos de internet en los hogares. Según datos de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicación (URSEC), el tráfico de datos de banda ancha fija pasó de 1.655.929 TB en 2019 a 2.828.786 en 2021, lo que implica un aumento de un 70% en dos años. 

El gráfico 2 muestra cómo el aumento en el consumo de datos de los hogares impactó a la empresa ANTEL, que en este sentido se vio beneficiada. Los ingresos por este concepto pasaron de $16.440.448.000 en 2019 a $19.276.667.000 en 2021, pico que luego presenta una leve caída para terminar en $18.767.515.000 en 2023. Es decir, que los ingresos por datos, luego de crecer en 2021, exhibieron cierta estabilidad en los dos años posteriores; estabilidad que ahora se ve amenazada, ya que se ha abierto el mercado de servicios de datos a través de las licencias clase B que el gobierno otorgó a diferentes empresas en los últimos meses.


Gráfico 2: Fuente: Estados financieros de ANTEL, 2019, 2020, 2021, 2022 y 2023.

Por lo tanto, para explicar la caída en el resultado de ANTEL durante el período 2021-2023, tenemos que analizar la otra gran fuente de ingresos de la empresa, ya que los costos se mantuvieron relativamente constantes durante el periodo. Tenemos que dirigir nuestra mirada a la telefonía móvil, que, junto con los servicios de datos, representaron el 88% del total. Y cuando nos acercamos a los datos de telefonía móvil, no sentimos solamente el olor a quemado y la niebla negra de la habitación. Ahora comenzamos a percibir el calor del fuego. 

En ese sentido, los ingresos a la telefonía móvil no han parado de caer desde 2019, cuando se situaron en torno a 24.000 millones de pesos, para luego descender hasta 21.377 millones en 2023. Punta a punta, esto representa una caída de 2.436 millones de pesos, pero que, acumulada entre 2022 y 2023 -no tomamos en cuenta 2021, porque fue el año que afectó más gravemente el bolsillo de los uruguayos-, asciende a $4.944.867.000.  

Gráfico 3: Fuente: Estados financieros de ANTEL, 2019, 2020, 2021, 2022 y 2023.

Para tener una dimensión de la importante magnitud de la perdida en los últimos dos años en telefonía móvil, la caída representa un 78% de los fondos destinados a inversiones del 2023 , que ascendieron a $6.416.634.000. Por cierto, en pesos constantes 2023 estos fondos cayeron un 13% con respecto al 2022. Demás está decir de la importancia que tienen las inversiones para un sector como las telecomunicaciones, que se encuentra en la frontera del desarrollo tecnológico. 

Además, este descenso en los ingresos por este rubro, representa un 90% de la contribución a Rentas Generales del último ejercicio ($5.551.775.000), contribución que también cayó un 13% con respecto al 2022. Lo que podría haber representado este dinero para actividades sociales del Estado es relevante. Por ejemplo, sobre las prioridades en la última Rendición de Cuentas, representa cinco veces lo anunciado para salud mental. 

Si bien la economía tuvo una fuerte caída durante la pandemia, tanto el ingreso del país como el de los hogares ya retornó a sus niveles prepandemia e incluso se encuentran un poco por encima. Sin embargo, los ingresos por telefonía móvil no se han recuperado y se mantienen en el mismo nivel que tenían en 2022.

¿Qué hay detrás de la caída de los ingresos en telefonía móvil?

Repasando las declaraciones oficiales de ANTEL, intentando buscar qué es lo que dicen sobre la situación de la telefonía móvil, no parecería haber preocupación. Aplauden un “crecimiento del 2,1% de los servicios móviles”. “Todo está bien”, incluso si afinamos la lupa en la telefonía móvil. 

¿Por qué caen los ingresos por telefonía móvil si aumenta la cantidad de servicios? La respuesta es bastante sencilla: ha caído el precio promedio de los contratos, lo que abona cada servicio. Por eso, aunque haya más servicios, cada uno paga menos, lo que genera ingresos totales en caída. 

Fue singular ver cómo las autoridades de ANTEL festejaron el aumento de la competencia producto de la portabilidad numérica. Era extraño ver cómo el que lideraba el mercado, aumentando ingresos en el pasado, celebraba que las empresas que venían detrás tuvieran más herramientas para amenazar su posición. ANTEL bajó los precios de los contratos -en teoría para evitar la fuga de clientes y atraer los de otras empresas- aunque, según las propias cifras de la URSEC, la portabilidad numérica generó poco entusiasmo entre los clientes. Hubo decisiones empresariales explícitas en el sentido de reducir lo que cada abonado debe pagar.

Una parte de la historia es que los consumidores están mejor, porque se redujo su pago mensual en telefonía móvil. Mientras tanto, los ingresos de la empresa están en caída en cifras relevantes y también han caído las inversiones y los aportes al Estado. 

A la luz de todo lo anterior, podemos concluir que lejos de estar todo espectacular, la situación debería ser preocupante, máxime si tomamos la forma en la que la empresa y el Estado uruguayo han decidido regular los mercados de telefonía móvil y servicio de datos. Como no ven el fuego, corremos riesgo de que se queme la casa, con todo el patrimonio de los uruguayos dentro.


(*) Economista.

Foto de portada

Torre de las Telecomunicaciones en Montevideo. Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS.

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