Larrosa: «Antel frenó actividades y no tiene nuevos proyectos»
Una de las dimensiones a considerar para evaluar el desempeño de ANTEL son sus resultados económicos, por ejemplo, crecimiento de los ingresos y rentabilidad de sus negocios. No obstante, hay otros aspectos a considerar para analizar el desempeño de esta empresa pública, tales como su aporte al desarrollo productivo del país y su contribución al acceso de la población a las nuevas tecnologías de la comunicación.
Si nos limitamos al primer aspecto y observamos los principales resultados de la empresa en 2021, constatamos que caen los ingresos reales por telefonía fija y telefonía celular, tendencia que seguramente se consolidará en 2022. Sin embargo, la empresa de telecomunicaciones vive y lucha, y sus ingresos reales totales crecieron algo más de un 2%.
La enorme inversión realizada por ANTEL en su red de fibra óptica y en el desarrollo de proyectos estratégicos como del Data Center José Luis Massera y los cables submarinos Monet, Tannat y Bicentenario, que conectan a Uruguay con Argentina, Brasil y Estados Unidos, facilitaron que los hogares y empresas accedieran a servicios de internet fijo de muy buena velocidad y calidad, de los mejores del mundo.
Mediante el desarrollo continuo de su infraestructura ANTEL logró un crecimiento vertiginoso de una nueva actividad productiva que permitió aumentar los ingresos de la empresa. Sin aquellas inversiones y la construcción de una red de fibra óptica robusta, que hasta 2020 eran consideradas excesivas por varios de los actuales gobernantes, la situación de ingresos de ANTEL sería preocupante.
Por otra parte, en los dos últimos años se restringieron peligrosamente gastos e inversiones superando ampliamente las indicaciones de los instructivos presupuestales de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), pero eso sí, las transferencias al Estado central por todo concepto aumentaron un 6% en términos reales, superando los 400 millones de dólares.
Hoy, en febrero de 2022, consideramos que es pertinente preguntarnos: ¿cuáles serán las actividades que demanda la sociedad uruguaya para las empresas tecnológicas y de telecomunicaciones? ¿Cuáles son los nuevos proyectos que deberá concretar ANTEL para posicionarse como una empresa pública pujante y con perspectivas de futuro? Lamentablemente el rumbo estratégico de la empresa es incierto y varios de los proyectos están frenados.
ANTEL lideró la implementación de la quinta generación (5G) de telefonía celular. En la actualidad si bien ya cuenta con antenas (radiobases), frecuencias aptas para brindar este servicio y teléfonos móviles que cuentan con esta tecnología, este proyecto no se ha implementado. Todo nos indica que los tiempos de implantación de esta tecnología han sido manejados desde fuera de la empresa y se está planificando un arranque coordinado entre todos los operadores, en detrimento de la enorme ventaja competitiva adquirida por ANTEL legítimamente.
Por otra parte, se descuidaron los servicios digitales que estaban funcionando. La plataforma de Vera TV perdió protagonismo; ya no se transmite Carnaval ni básquetbol nacional, por ejemplo. Asimismo, se perdió presencia en eventos deportivos de relieve internacional, como los Juegos Olímpicos. Y el tímido intento realizado con la transmisión de las eliminatorias para la copa mundial de fútbol, Qatar 2022, falló al plantear un plan de negocios mediante un servicio pago.
Asimismo, no se potenció adecuadamente la aplicación Tu-App, que permite realizar pagos a través del teléfono celular. Imaginemos que gran parte de las transacciones económicas que se realizan en el país podrían pasar por nuestro teléfono móvil y evitar el uso de tarjetas plásticas. Otras empresas han desarrollado aplicaciones similares con un crecimiento vertiginoso.
Otro de los casos relevantes que dan muestra de este gran frenazo son las deficiencias que los clientes han experimentado con la aplicación de Tickantel, particularmente al momento de sacar entradas para eventos masivos. Asimismo, la aplicación Tu-id, que permite que los ciudadanos accedan a una identidad digital, también ha perdido protagonismo frente a su competidor y se discontinúan las apps Antel Go y Antel Auto. Además, todas las iniciativas vinculadas al Data Center son indefectiblemente demoradas y cuestionadas a nivel de Directorio.
En síntesis: Antel no solo frenó aquellas actividades incipientes (en término de ingresos) que había delineado en los últimos cinco años, tampoco generó nuevos proyectos que permitan alternativas ante la tendencia a la baja del sector de telefonía móvil y fija y no tiene nuevos proyectos de infraestructura.
Escasa adhesión a la portabilidad
La discusión sobre la portabilidad numérica podría ser relevante hace una década, pero la evolución tecnológica torna a este proyecto en anacrónico, caro y oficia como un distractor. Ante la ausencia de proyectos emblemáticos por parte de ANTEL se quiere mostrar a la portabilidad numérica como un gran logro, como un derecho asociado a la identidad digital.
Recordemos que certificar la identidad es algo imprescindible para realizar trámites ante organismos públicos, por ejemplo, solicitar servicios de luz, agua o teléfono para nuestros hogares o hacer trámites ante DGI o BPS. También es necesario para realizar contratos de alquiler o solicitar un préstamo. Cuando hacemos estas operaciones siempre necesitamos presentar la cédula y firmar los respectivos contratos para certificar nuestra identidad. Obviamente no puedo suscribir un contrato presentando como documento el carné de socio de Peñarol ni pedir un préstamo con la tarjeta de Socio Espectacular.
Con los trámites digitales, que se regularon en los gobiernos anteriores, surgieron nuevos mecanismos de acreditar nuestra identidad. A través de medios digitales puedo realizar algunos de los trámites de forma remota y la tendencia es al crecimiento de esta modalidad. La normativa que regula estos procedimientos posibilita que con la aplicación tu-id de Antel (en acuerdo con Red Pagos u otra aplicación brindada por Abitab) puedo obtener mi identidad digital y firma electrónica. Es así como registramos nuestra huella, que se nos puede solicitar a través del teléfono celular, y registramos claves que se nos pueden requerir en estos trámites. Ningún ciudadano puede resolver por su propia voluntad y establecer una identidad digital que no esté regulada. El número de teléfono no tiene absolutamente nada que ver con la certificación de nuestra identidad digital y en ninguna circunstancia sirve para esta finalidad.
En otro orden, cabe hacer notar que a pesar de la gran inversión y campaña a favor de la portabilidad que se dio en enero, tan solo el 0,05 % optó por la portabilidad durante ese mes, según indican las cifras que divulgaron varios medios de comunicación en base a informes de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (URSEC). Hasta el momento, el impacto es neutro, desde el punto de vista de movimiento de usuarios, ya que sólo adhirieron algo más de 2.500 servicios, entre todas las empresas operadoras, de los 4,6 millones de móviles que existen. El cambio de empresa telefónica no estaba vedado anteriormente, e inclusive dichos cambios eran mayores a los registrados mediante este mecanismo.
Sorprende que se estén sacando conclusiones sobre datos tan insignificantes, máxime cuando el sector empresarial recién se incorporará a la portabilidad a fines de febrero.
Sorprende también la irresponsabilidad de las autoridades al seguir adelante con la portabilidad, ante el riesgo cierto que sea anulada en el referéndum, creando hechos consumados, que generan compromisos y responsabilidades del Estado que implican gastos millonarios en dólares.
Daniel Larrosa, Director de ANTEL en representación del Frente Amplio.