En el día de ayer, viernes 1 de abril, el CODICEN hizo cumplir su resolución de blanquear la histórica fachada del IPA, como antes lo había hecho con el Instituto de Magisterio.
Una definición sin antecedentes, sin previo aviso por parte de las autoridades del CODICEN que, además, no habilitó la posibilidad de un acuerdo entre el Centro de Estudiantes (CEIPA) y la institución.
Bajo una guardia estudiantil y con apoyo de vecinos y vecinas del barrio, lograron frenar esta acción que comenzó el 4 de marzo cuando las autoridades iniciaron el hidrolavado de los muros exteriores.
Llama la atención que, bajo pretexto de “restauración”, solo se propongan pintar de blanco el exterior del edificio cuando en su interior la humedad, puertas que no cierran, filtraciones de agua, etc parecen ser necesidades más urgentes de atender, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones en que las y los estudiantes, así como docentes y funcionarias habitan cotidianamente el lugar.
Para las y los estudiantes, estos muros son espacio de reivindicación histórica, de homenaje y de denuncia. Bajo el blanco de la disciplina institucional que hoy reluce, los colores reivindicaban a las mujeres trabajadoras, la educación pública y la necesidad de su defensa y se homenajeaba a la estudiante y docente de literatura Nibia Sabalsagaray, detenida en dictadura y asesinada bajo torturas.
Sin ningún argumento que justifique esta acción inconsulta e intempestiva, teniendo en cuenta las necesidades de restauración edilicias urgentes que requiere el edificio en su interior, no resulta apresurado asegurar que se trata de una acción de censura y disciplinamiento de las autoridades del CODICEN.
Paola Beltrán























