El Núcleo Sindical del Liceo Nº 76, de la Asociación de Docentes de Educación Secundaria Montevideo (ADES-M) denunció mediante un comunicado público “la situación irregular que vivimos a diario, en un clima institucional enrarecido, a consecuencia de la cual se han sucedido una serie de traslados, vacantes de docencia indirecta y migración de compañeros de docencia directa, desmantelando de hecho un valioso equipo de trabajo, comprometido y profesional”.
El núcleo sindical señala que “el cuerpo docente -muy particularmente los profesores sindicalizados- han tenido múltiples choques con el equipo de dirección al denunciar la violencia simbólica a la que estamos expuestos, y la falta de profesionalismo de la directora en particular”.
“La violencia simbólica es el resultado del ejercicio del rol de jerarca como jefe controlador (afín a la línea que se pretende instaurar y concibe al liceo como una empresa). En este marco, el director es un jefe controlador no el gestor de una comunidad educativa que motive y articule el trabajo en el centro, lo que traduce en criterios de productividad (comparación de cantidad de insuficientes por asignatura durante las coordinaciones, no querer otorgar licencia por estudio a docentes en plena formación de posgrado, la solicitud de compensar las horas no dictadas al asistir a tribunales de didáctica de integrantes de la propia institución, etc.), falta de guía de corte pedagógico y carencia de confianza en nuestras prácticas, y en la imposibilidad de diálogo (particularmente en las coordinaciones, muy expositivas, se brinda poco tiempo para el intercambio colectivo, o en el trabajo con el CAP, carente de una devolución a sus recomendaciones)”.
Los docentes denuncian, además, “la falta de profesionalismo, de la directora del liceo, que se traduce en comentarios “de pasillo”, donde se participa a algunos docentes de situaciones particulares de otros, no presentes, la aplicación de criterios discrecionales para conceder beneficios, según afinidad personal , la dificultad para separar el ámbito personal del profesional – cualquier cuestionamiento laboral es visto como una agresión a la persona- y la falta de compromiso con cualquier actividad o proyecto que le implique salir de la más estricta ortodoxia normativa (salidas didácticas, gestión de cantina, entre otros)”.
Además de lo descrito, denuncian el “constante cambio del tono comunicacional entre la dirección y los distintos integrantes de la comunidad, pasando de ser un trato cordial, al nulo intercambio (y hasta destrato) sin que sepamos por qué esto ocurre. Inclusive todos hemos asistido a instancias en las que la directora se dirige a alguien a los gritos. Nos hemos visto enfrentados a la sugerencia de “dejar de hablar de Dirección ya que todo le llega” lo que genera desconfianza y temor en el relacionamiento”.
“Se instaura un divisionismo muy extraño, “divide y reinarás”, finaliza enfatizando el comunicado.