Con Brieba en el corazón

Al cierre de nuestra edición se realizó un emotivo acto en homenaje a Juan Manuel Brieba, trabajador de EL POPULAR y militante del Partido Comunista de Uruguay, a 50 años de su secuestro y desaparición por la dictadura fascista.

La actividad, convocada por la “Asociación de ex trabajadores del diario El Popular 1957-1973” se realizó en la plaza que lleva el nombre de Brieba, en Paz Aguirre y Carlos de la Vega, a pocos metros de la casa donde Juan Manuel fue secuestrado hace 50 años.

Participaron sus ex compañeros del diario El Popular, militantes del Frente Amplio y de las agrupaciones del PCU de la zona e integrantes de la dirección del PCU. También autoridades del Municipio A.

Se recibió un saludo de la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos e hicieron uso de la palabra Dimitrov Valdéz y la secretaria de DDHH del PCU, Graciela Montes de Oca.

“Hasta que la verdad se abra paso”

En su intervención Montes de Oca, afirmó:Desde comienzos de 1975, la dictadura cívico-militar intensificó la vigilancia, persecución y represión contra toda forma de resistencia. Los organismos represivos especializados comenzaron a actuar cada vez con mayor frecuencia y violencia contra las estructuras sociales y políticas consideradas “enemigas”. A fines de ese mismo año se desató la ofensiva conocida por las propias Fuerzas Armadas como “Operación Morgan”. Esta fue ejecutada directamente por el OCOA -dependiente de la División de Ejército I- y por el Servicio de Información de Defensa -bajo la Junta de Comandantes en Jefe-. Su propósito fue claro: desmantelar al Partido Comunista del Uruguay y a la Juventud Comunista, neutralizando toda expresión de militancia y resistencia”.

“Mientras el aparato represivo afinaba sus mecanismos de persecución, la militancia comunista seguía activa aun en la clandestinidad: distribución de Carta Semanal y otros materiales, actos relámpagos, pintadas, volanteadas, organización estudiantil y sindical, movilizaciones del 1º de mayo, denuncias internacionales. Su persistencia demostraba que la resistencia seguía viva en múltiples espacios de la sociedad uruguaya”, dijo.

Explicó que “un informe del Comité Ejecutivo al Comité Central del PCU fechado el 20 de octubre de 1975, capturado y analizado por la DNII el 18 de noviembre y diseminado a través de copias a los diversos servicios de inteligencia de las FFCC, señalaba las líneas y actividades de la acción política de los comunistas en la clandestinidad, que evidenciaban la persistencia y continuidad de bolsones de resistencia a la dictadura, particularmente a nivel sindical. Para el régimen, este compromiso militante pasó a ser intolerable. La represión se hizo sistemática, planificada desde las más altas esferas militares”.

“El régimen militar desplegó a partir de octubre de 1975 una profunda persecución y represión contra todas las estructuras orgánicas del PCU”, agregó.

“El 14 de enero de 1976, el Comando de la Jefatura de Policía felicitó a ocho funcionarios del Departamento Nº 5 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia que participaron en “recientes operativos represivos exitosos”, seguramente contra el Partido Comunista. El 12 de febrero de 1976, el Comandante de la División de Ejército I, general Esteban Cristi, firmó una Orden de felicitaciones a los oficiales de OCOA que participaron en las recientes “operaciones antisubversivas” contra el Partido Comunista. En ambos se saludaba la dedicación valerosa y sin pausas de los militares dedicados a la represión”, dijo.

Montes de Oca recordó que “Juan Manuel había nacido en Montevideo el 5 de octubre de 1937. Hijo de Amalia Elisa Llanderal, trabajador carpintero, supo dejar su oficio cuando el Partido lo necesitó para contribuir en el diario El Popular. Allí se volvió gráfico, jefe de rotativa, compañero incansable. Si bien poco sabía del trabajo de un periódico, aprendió en la práctica; cuando su encargado en un momento, Mario Ricobaldi, tuvo que ir a Alemania a aprender el armado de la offset, Juan Manuel quedó de jefe de la rotativa y, según lo recuerda, cumplió muy bien con la tarea. Quienes militaron a su lado lo recuerdan por su sonrisa abierta y su solidaridad permanente. Siempre fue el primero en llegar y el último en irse: entintaba la máquina, arrimaba las bobinas, subía a la administración para coordinar los materiales o controlar la primera página, preparaba los materiales, colaboraba donde hiciera falta. Era parco, hablaba pausado y poco, pero sus compañeros de El Popular siempre lo recordarían por su sonrisa y disposición a ayudar”.

“Para sus camaradas, fue un verdadero revolucionario, a quien también le gustaba ir a pescar a la playa del Cerro o a la Escollera Sarandí. Y cuando El Popular fue clausurado, Cacho siguió luchando en la clandestinidad. Instaló una imprenta en su casa y desde allí imprimía La Carta, publicación del PCU que informaba sobre la resistencia obrera y denunciaba el terrorismo estatal. Ese fue su delito para la dictadura: resistir; informar; estar junto a su pueblo; defender la democracia y soñar con un mundo más justo. Una sociedad del pan y las rosas”, enfatizó.

Montes de Oca indicó queTenía 38 años. El 30 de octubre de 1975, a las 14 horas, fue secuestrado en su hogar, por efectivos del OCOA. Desde entonces, Juan Manuel Brieba permanece desaparecido. Hoy, a cinco décadas de su secuestro, afirmamos con certeza que no pudieron con la memoria. No pudieron con la organización, con la solidaridad, con la esperanza. Porque cada vez que seguimos exigiendo verdad, justicia y reparación, Cacho vuelve a estar entre nosotros. En cada lucha obrera, en cada estudiante que levanta la voz. Cacho sigue en el abrazo que nos damos hoy, en las manos que se estrechan para no soltar la búsqueda, en cada madre y cada familiar que sostiene la memoria con amor y con coraje”.

“Seguiremos nombrándolo, seguiremos caminando, hasta que la verdad se abra paso y la justicia llegue para todos los que aún faltan”, finalizó.

“Queremos respuestas”

Valdez en su oratoria dijo que Brieba era “compañero del diario El Popular, trabajaba en el taller con el equipo de la rotativa, de profesión carpintero. Todos los años venimos a esta plaza para recordar y reclamar por él, sus compañeros del diario, los compañeros de la Agrupación del PCU que lleva su nombre, compañeros del Frente Amplio y vecinos”.

“Juan Manuel fue un gran comunista, fue a trabajar al diario a solicitud del Partido, un trabajador de pocas palabras, un poco tímido y responsable, le gustaba la pesca”, dijo.

“Juan Manuel vivía con su mamá, Elisa Brieba, en Carlos de la Vega, a media cuadra de acá. El 30 de octubre de 1975 su casa fue violentada por el aparato represivo de la dictadura, la Operación Morga, en el marco del Plan Cóndor”, aseveró.

“En la casa de Brieba entraron salvajemente, lo maniataron con alambres y se lo llevaron junto a su madre. Un par de días después liberaron a su mamá, ella reclamó por su hijo y le dijeron que no estaba preso, ellas les dijo que no era verdad porque se los llevaron juntos. Y nunca más se supo de Juan Manuel, es uno de los camaradas que está desaparecido hasta hoy día, como también lo está el compañero del diario Carlos Bonavita, secuestrado en Buenos Aires”, dijo

Valdez explicó que “Juan Manuel en el momento de su detención tenía una pequeña imprenta en su casa, en ese momento estaba imprimiendo Carta, un periódico de la clandestinidad del Partido Comunista”.

“Brieba jamás dijo nada, lo torturaron hasta asesinarlo y jamás entregó nada, un gran comunista, con clara conciencia de clase, así derrotó a sus torturadores y asesinos”, reivindicó Valdez.

“Hoy sus compañeros del Partido, sus compañeros de trabajo, sus vecinos y la democracia quieren saber dónde está, le pedimos al nuevo gobierno que le exija a los mandos militares que den respuesta a nuestros pedidos, hace ya 50 años y no tenemos respuesta”, reclamó.

“Como todos los años seguiremos luchando y exigiendo, por verdad, justicia y nunca más dictadura”, concluyó indicando.

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