Conociendo el Proyecto Empatía: una apuesta para jóvenes pensada por jóvenes

“El encierro para sujetos en plena etapa de desarrollo tiene que ser la última solución, desde hace años es la primera”

En el programa de hoy de La Mecha, emitido los lunes de 12 a 13 horas, fueron entrevistados Ellen Webster, participante del proyecto Tutorías entre pares, y Rodrigo Ayçaguer de Proyecto Empatía.

El Proyecto Empatía nació “a principios de 2020, fue organizado para jóvenes por jóvenes y busca repensar el sistema carcelario y el rol de las adolescencias en estos movimientos”, explicó Ayçaguer.

“Hace varios años en la historia del Uruguay en lo que tiene que ver con la gestión del delito se posiciona a las adolescencias como el gran enemigo público, en base a eso cada tanto nace una nueva propuesta de una reforma legislativa que siempre pone como centro a los adolescentes”, indicó.

En ese contexto, se crea este colectivo, “que busca llevar a la opinión pública y el sistema público a repensar la cárcel teniendo como principal protagonista a los jóvenes y adolescentes. Hemos materializado las propuestas de talleres en los centros que está gestionando INISA (Instituto Nacional de Inserción Social Adolescente), con medidas privativas de libertad tanto en Montevideo como en Canelones”, explicó. “El colectivo incluye a 14 personas de diferentes militancias y carreras, unidas por la convicción de sentirnos parte, construir un nuevo camino en relación a la gestión del delito con la participación de los adolescentes y los jóvenes”, detalló Ayçaguer.

Webster, por su parte, comentó que el Proyecto Tutoría entre Pares “existe en UdelaR e IFES (Instituto de Formación en Educación Social), en la UdelaR tiene dos cursos, teórico y práctico y los dicta el PROGRESA (Programa de Respaldo al Aprendizaje). En IFES surge en 2016 por el interés de una persona privada de libertad en estudiar Educación Social, llegó a ella a través de las prácticas que se hacen en la Unidad 6 en Punta de Rieles”, como consecuencia de la “necesidad de crear algún dispositivo para que esta persona pudiera estudiar estando privada de libertad”.

“Se trata de tutorías que hacen estudiantes de Educación Social con formación avanzada a personas que están en situación de privación de libertad en diferentes unidades, la mayoría de Montevideo. El objetivo es garantizar el derecho a la educación de las personas privadas de libertad, que el único derecho que “deberían tener cortado es la circulación social”, señaló Webster.

¿Cómo se acompaña y qué respuesta hay en estudiantes privados de libertad?

“Las tutorías son realizadas por estudiantes, se unen a este proyecto, forma parte de los trayectos de optativas y elegibles, se realizan presencialmente, van más o menos una vez por semana durante dos horas, las tutoras asisten a las cárceles. El equipo se conforma de docentes, tutoras, asistente académico y colaboradoras honorarias”, explicó.

“Las estudiantes se inscriben y realizan las tutorías para preparar los exámenes, la asistencia es una exigencia en el IFES, por lo que los privados de libertad rinden exámenes libres. Las tutoras ayudan a estudiar, con los materiales, cuando ingresan en nivel terciario los ayudan a inscribirse, hacen acompañamiento semanal”, detalló Webster.

A su vez, Ayçaguer alertó que “la ley de Urgente Consideración “reproduce la idea de que el encierro es una solución con garantías para la gestión del delito para adolescentes en conflicto con la ley”, que  “potencia y recrudece las penas como si fuera una solución, sigue el mismo hilo de posicionar a los adolescentes como los enemigos públicos de la sociedad, no sorprende”.

“Quienes en 2014 proponían la baja de la edad de imputabilidad quisieron imponer la idea de que el grueso del delito correspondía a las adolescencias cuando en realidad en ese momento el 94% de los delitos cometidos a nivel nacional correspondía a adultos, solo el 6% de los delitos era cometido por adolescentes”, sostuvo.

Asimismo, señaló que “desde 2010 a 2020 la participación de los y las adolescentes en delitos ha disminuido a más de la mitad, por lo que no hay una razón con fundamento para que hoy se quiera potenciar que haya más adolescentes privados de libertad, es contraproducente con lo propuesto por la Constitución Nacional, que entiende que el encierro para sujetos en plena etapa de desarrollo tiene que ser la última solución, desde hace años es la primera”.

Ayçaguer indicó que “la realidad de INISA es crítica desde que comenzó porque la propuesta es nefasta, se hacen leyes sin conocimiento de territorios, entre el 0 y 0,5% de los senadores se han acercado a los centros y saben con nombre y apellidos las historias de los gurises y quienes trabajan allí, el sistema es muy rápido y audaz para construir leyes y lento o nulo para conocer lo que pasa en el territorio”.

“Cuando se hacen leyes sin conocer el territorio se perpetúa un sistema como el actual, el sistema carcelario para adultos y adolescentes sigue siendo lo peor que tiene esta sociedad, un sistema que potencia un aumento de penas, sin garantías y sin importar cómo funciona desde adentro. Ambos plebiscitos, realizados en 2014 y 2019, potenciaban el punitivismo presente en el sentido común, cada vez más presente, la LUC reproduce la misma línea”, alertó Ayçaguer.

“Importa que como sistema político entendamos que las discusiones deben ser con altura y responsabilidad, el nivel académico aporta un montón, pero quienes conocen el territorio hace años alertan sobre un sistema que se cae a pedazos”, sentenció.

A su vez, Ayçaguer recordó que “existe un Comisionado en el Parlamento Nacional que se encarga de realizar un análisis crítico del sistema carcelario, dirigido por Juan Petit, que hace años eleva informes críticos y alerta de la situación lamentable e inhumana que viven las cárceles en nuestro país. Varios informes, si no todos, se presentan a altos jerarcas, senadores, vicepresidenta o presidente desde hace años en el Palacio Legislativo”.

“Cuando se presentan informes los jerarcas acuerdan con que la situación es crítica, pero  cuando hay que decidir qué se hace con las cárceles se sigue eligiendo lo mismo, más aumento de penas, recrudecimiento y cero garantías para la gestión”, alertó.

“Creo que es hora de entender como sociedad que más allá de lo que suceda el 27 de marzo, hay una realidad que se va a perpetuar, un sistema político indiferente a estas realidades, creo que la discusión tiene que ser otra, si queremos discutir si sí o no,  que sea con la altura y responsabilidad que merece incidir en la gestión de los contextos de encierro, porque hace tiempo que el sistema político no está a la altura”, advirtió.

“Desde sus inicios el sistema carcelario busca generar un sistema que excluya, deje de lado y que se genere en la sociedad, por los discursos y el sistema político la seguridad pública de que hay un lugar lejos de la ciudad que alberga todo lo que está mal. En ese sentido, quienes están privados de libertad no tienen voz ni participación, por el simple hecho de que están encerrados, la seguridad mejora, es parte del discurso del actual ministro, entender que es festejable que haya más gente privada de libertad, lo que no se sabe es que el promedio de penas es de 4 o 5 años, es decir, que en ese lapso de tiempo, esas personas que hoy están en el sistema carcelario van a salir”, señaló Ayçaguer.

“¿Cómo van a salir? ¿Qué oportunidades y garantías existen en el sistema carcelario para que esas personas tengan la posibilidad de hacer las cosas distinto? Nulas”, reflexionó.


“El debate es siempre que reine el simplismo en la inmediatez, creer que el encierro es igual a seguridad pública, es el discurso que reina desde hace años en Uruguay y en la gestión del delito. Creo que hasta que la discusión no cambie y el sistema político entienda que hacer leyes desde un mostrador no tiene ningún tipo de garantías, la cosa va a seguir igual”, sostuvo Ayçaguer.

“Se precisa que más allá de los debates, las posiciones y las ideologías partidarias, se entienda que luego del 27 de marzo, los que pagan los platos rotos son los adolescentes y el sistema carcelario”, afirmó.

Asimismo, Ayçaguer enfatizó que el INISA “desde hace tiempo imita lo peor del sistema adulto. A partir de ahora, con la LUC, el INISA puede albergar a adultos de hasta 28 años, que supuestamente tienen que estar en un centro separado de los menores. Cualquiera que haya trabajado en territorio en centros de INISA sabe que no hay un centro que pueda albergar a esos adultos”, sostuvo.

“El centro MD fue construido para mayores de 18 años, en todos los centros que gestiona INISA hay adultos de 19 a 23 años, ya se incumple la ley, antes de crear leyes que expandan la franja etaria de la población que gestiona INISA hay que asegurarse que la población que ya está en el sistema, qué garantías tiene y cuál es su situación, son discusiones pendientes que se arrastran históricamente desde el sistema político”, señaló Ayçaguer.

¿Cómo se vivió en pandemia la situación en las cárceles y cómo funcionó ‘Tutorías entre pares’?

“La pandemia para todos y todas ha sido un desafío, para el equipo que lleva adelante este proyecto, en un principio la situación fue más complicada, no podíamos acceder a las unidades, se nos presentó el desafío de la virtualidad. Cuando las clases comenzaron a ser virtuales para todos y todas, el problema era lograr que las personas privadas de libertad pudieran acceder a ellas, con las dificultades de conectividad, muchos de ellos no sabían acceder a plataformas virtuales o clases por Zoom”, indicó Webster.

“Luego las tutorías también se realizaron virtualmente, en algunas unidades no fue posible porque no había buena conectividad, en muchos sí, lo que fue positivo, porque los estudiantes tuvieron la posibilidad de exonerar materias, puso a los estudiantes privados de libertad en igualdad de condiciones con los demás estudiantes, es un antecedente positivo, confirmó que pueden estudiar y todos podemos estudiar virtualmente, las prácticas son una traba para estudiantes privados de libertad pero pueden avanzar con las materias teóricas”, puntualizó.

“Para nosotros fue una vía para pensar en la posibilidad de que exista la semipresencialidad, a muchas personas se les dificulta bastante, la virtualidad ha sido una oportunidad para poder cursar”, finalizó Webster.

Moriana Alberro

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