Fernando Pereira (*)
Queridos compañeros y compañeras de EL POPULAR: Estamos acercándonos al 5 de febrero, ese acto tan importante de la fundación de la unidad de la izquierda, donde se pudieron juntar partidos marxistas y cristianos, hombres y mujeres que venían del Partido Colorado y del Partido Nacional. Figuras independientes, que creían que la construcción de una alternativa a los partidos tradicionales era una necesidad de la izquierda, del progresismo y así se firmó aquel documento tan valioso, tan conmovedor, viéndolo 52 años después. Aquel proceso que inicio con la designación del general Seregni como presidente del Frente Amplio (FA), que nos invitó a luchar por nuestras ideas en el plano de la actitud constructiva, propositiva, pero también de denuncias ante hechos que claramente son dolorosos.
Esa enseñanza, que viene de 52 años de historia, nos invita a soñar, a construir la esperanza, a buscar la pública felicidad. Un aniversario del FA es un día de fiesta de celebración, es ni más ni menos que celebrar la unidad de aquellos que creemos que un país productivo con justicia social y profundización democrática es posible. Un proyecto de país que cree que construir trabajo, oportunidades, conocimiento, que avanzar para que el acceso a la cultura sea para todos quienes habitamos en el país es sagrado. Un movimiento que cree que el cuidado del ambiente y la búsqueda de soluciones para los más vulnerados, son necesidades éticas del progresismo.
Es un día de festejo además porque los frenteamplistas nos abrazamos, nos saludamos. Es un día de recordación a nuestras grandes figuras, cada vez que uno hace esto comete muchos errores, pero los quisiera graficar en el general Liber Seregni, Pepe D’Elía, Crotogini, Villar, Arismendi, Terra, Héctor Rodríguez, Alba Roballo, Michelini, Erro, Cardozo y tantos hombres y mujeres que conformaron esa primera línea. Entre los firmantes estaba José Díaz y el querido maestro Brindisi con el cual militamos en la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) y de quien tanto aprendimos.
El FA, en el discurso de su aniversario, hará críticas al gobierno, las que son necesarias, en función de su incumplimiento de compromisos de campaña, de una praxis política que ha concentrado la riqueza, transfiriendo los recursos de los trabajadores a los sectores más pudientes de la sociedad; olvidando a los productores pequeños, medianos y familiares, que en estas circunstancias de sequía están viviendo un mal momento, o a los empresarios de la frontera de Salto, Paysandú y Fray Bentos que tienen diferencias cambiarias muy importantes con Argentina y que el gobierno uruguayo no ha tomado ni una sola medida y es la zona del país con mayores niveles de desempleo.
Como también van a estar las críticas al caso Marset, entregarle un pasaporte a un narcotraficante pesado y peligroso que estaba preso, esto no ha tenido ninguna explicación razonable.
Pero también el FA tiene que ser propositivo. El FA, además de oposición constructiva, que vaya si lo es, en Uruguay la democracia sigue sólida porque el FA cree infinitamente en la democracia, la apoya, no hace ninguna acción que pueda perjudicarla, diría que el FA y otros partidos y organizaciones en Uruguay son garantes de que esa democracia se fortalezca, tiene que proponer otro rumbo, con fuerza.
Tenemos que colocar una visión de futuro, nuestros compañeros de las unidades temáticas, nuestros presidentes de la Comisión de Programa, Ricardo Ehrlich y Álvaro García, están trabajando intensamente para llegar al mes de junio con una propuesta de Programa del FA. Con ese Programa, en la segunda mitad del año, el FA va a salir a hablar con las organizaciones que conversó durante “El Frente te escucha”, con nuestros militantes que están en los Comités de Base y en las departamentales, para que en diciembre se apruebe un Programa transformador, que cambie radicalmente la circunstancia que le está tocando vivir a los uruguayos que es muy dura en calidad de trabajo, para quienes viven del agro y sufren una sequía por tercer año consecutivo, para los trabajadores que perdieron poder adquisitivo, que va a ser muy dura para los futuros jubilados con la reforma jubilatoria, que es muy dura para maestras y profesoras cuando les aplican una transformación educativa sin presupuesto y sin dialogo con los actores sociales.
Por eso tiene que haber una alternativa con un nuevo modelo. ¿Es una alternativa para ganar una elección? No, es una alternativa para construir una nueva era progresista. Nosotros nos proponemos, democráticamente, ir en la dirección de construir un proceso que permita al FA hacer transformaciones profundas, como hizo en 2005. Pensemos en una negociación colectiva que no se convocaba desde el año 1992 y en el 2005 fue convocada en dos meses.
En esos 15 años de gobiernos nacionales del FA los salarios aumentaron por encima del 60%, pero las trabajadoras domésticas lo triplicaron, el trabajador rural lo cuadruplicó, el trabajador policial lo multiplicó por dos veces y media, las maestras y profesores lo duplicaron, las auxiliares que alimentan a nuestros niños o limpian las escuelas lo triplicaron. Esta fue una orientación, de crecimiento de la economía, sí, pero también con la decisión de distribuir mejor.
Esos 15 años permitieron que más de 100 mil uruguayas y uruguayos fueran operados en el Hospital de Ojos. Posibilitaron una transformación energética. Se creó el Sistema Nacional Integrado de Salud y desapareció el requisito de tener un “carné de pobre” para acceder a la Salud Pública. Se le entregó a cada niño y niña una computadora, y en cada escuela y liceo, en cada plaza, se instaló internet de calidad. Esto es pensar en quienes tienen menores posibilidades y en los trabajadores. Se invirtieron 1.500 millones de dólares en la construcción de escuelas, liceos, locales universitarios, lo que posibilitó, entre otras cosas, ampliar la oferta de educación terciaria en el interior del país, hoy son miles los que se están recibiendo en distintas disciplinas en el interior del país.
Todas estas transformaciones fueron posibles en un ciclo progresista, que marca un antes y un después. Es imposible que en el Uruguay actual se pudiera sacar el Plan Ceibal o eliminar el Sistema Nacional Integrado de Salud. Sin embargo, hemos visto como si otras partes de las políticas y los avances han sido debilitadas y una parte del trabajo del FA será recuperar los derechos de las personas.
Se trata de construir la esperanza y construirla con amor, sin resentimientos. Es muy duro como están actuando algunos miembros del Senado y del gobierno con relación al FA. Es muy duro escuchar a senadoras de la República decir que parte de nuestro partido es financiado por el narcotráfico sin presentar ni una mínima prueba y a nadie parece importarle dentro de su partido.
Estamos asistiendo a la animalización de parte de los dirigentes del FA, un día tras otro nos llaman caranchos o mona vestida de seda o zoológico y lo hacen con la intención de deshumanizarnos.
Ese acto de amor que es la unidad del FA, ese acto de compromiso, de ideas, esas medidas programáticas que se construyeron luego del 5 de febrero, ese plan que emanó desde del Congreso del Pueblo de 1965 y que le dio al FA las herramientas para impulsar su crecimiento, nos llevaron a ser el partido más grande del Uruguay desde 1999.
Ser el partido más grande del Uruguay lleva consigo enormes responsabilidades, entre ellas construir una batalla cultural que nos permita salir del “hace la tuya” para ir hacia el “hagamos la nuestra”, la colectiva, la plural, la que efectivamente construye cambios que luego son inalterables.
En esa dirección vamos, en la de construir una nueva era progresista, seguramente en el 2025 va a haber un presidente o una presidenta frenteamplista, pero lo importante sería tener las ideas para un nuevo ciclo y en eso se está trabajando intensamente.
Esta perspectiva requiere de una unidad profunda, en la diversidad. Una unidad que nos haga muy poderosos, como ha sido en este proceso histórico de más de 50 años. La unidad, decía José D´Elia, es una planta que hay que regar todos los días, y eso estamos haciendo, visitando cada rincón del país, para hablar con las vecinas y vecinos y con nuestros militantes. Esa unidad nos permite decir con claridad que ninguno de nosotros sería nada sin la existencia del FA. El FA es la herramienta a cuidar.
A todas y todos los lectores de EL POPULAR un abrazo y nos vemos en Parque del Plata el 5 de febrero.
(*) Presidente del FA.
Foto de portada:
Fernando Pereira en la sede del Frente Amplio. Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS.
