Acto del PIT-CNT. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.

El mundo del trabajo bajo la lupa

Pablo Da Rocha (*)

El pasado miércoles 13 de noviembre se realizó en el anfiteatro del PIT-CNT un seminario sobre los cambios que se vienen procesando en el mundo del trabajo, su impacto en las instancias de negociación colectiva y los desafíos que implican para la organización sindical. La instancia que contó con la presentación de un documento base, como disparador para la discusión, estuvo a cargo del equipo de investigación del Instituto Cuesta Duarte, y comentarios a cargo del especialista en derecho laboral Dr. Hugo Barretto y del presidente del PIT-CNT Marcelo Abdala. La actividad se planteó como el inicio de un debate que se espera extenso y profundo, orientado a redefinir y fortalecer las estrategias sindicales frente a los nuevos desafíos del mercado laboral.

De acuerdo a lo expresado durante la presentación de la economista Alejandra Picco y la abogada Vanessa Bustamante, en los últimos años, el entorno laboral ha experimentado transformaciones significativas, impulsadas por nuevas modalidades para realizar y organizar el trabajo, así como por diversas formas de contratación. Estas novedades desafían el modelo laboral clásico, caracterizado por relaciones de dependencia estable y trabajos en espacios centralizados. La concepción de un «trabajo para toda la vida», que predominó durante buena parte del siglo XX, ha sido reemplazada por formatos laborales más flexibles y fragmentados, a los cuales tanto el marco normativo como las organizaciones sindicales han debido adaptarse. En Uruguay, las modalidades tradicionales de contratación han sido cuestionadas desde la década del 90, cuando comenzaron a proliferar las tercerizaciones y contratos unipersonales, especialmente en el sector público. Estas formas alternativas de organización y contratación de trabajadores trajeron nuevos desafíos para la negociación colectiva y la estructura sindical, que estaba basada en un modelo de producción y de relaciones laborales fundamentalmente distinto.

En años recientes, la pandemia aceleró el surgimiento de nuevas formas de trabajo como el teletrabajo y otras modalidades remotas. Estas, al implicar la deslocalización de trabajadores, demandan regulaciones específicas que no estaban contempladas en el sistema actual de negociación colectiva. Además, el trabajo en plataformas plantea nuevas incógnitas sobre las formas de contratación y los derechos laborales, llevando a diversos países a desarrollar marcos normativos específicos para estas actividades. Este informe explora estos desafíos y reflexiona sobre las posibles respuestas que tanto el sistema de negociación colectiva uruguayo como la organización sindical pueden y deben brindar. Estas cuestiones se suman a un sistema de negociación colectiva que ya estaba tensionado por cambios previos y que ahora enfrenta nuevas exigencias para garantizar la protección de los derechos laborales, entre ellos, la libertad sindical y la negociación colectiva, pilares de cualquier sociedad democrática.

El informe abarca distintos aspectos de la problemática actual, comenzando con un análisis de los cambios en el mundo del trabajo y su regulación. La relación de dependencia en el derecho laboral uruguayo enfrenta nuevas modalidades laborales, como el trabajo a domicilio, el trabajo autónomo y el trabajo en plataformas digitales, lo cual presenta retos normativos y genera situaciones de indefinición en términos de derechos laborales. En Uruguay, la legislación laboral se ha caracterizado por un enfoque «abstencionista» en cuanto a la tipificación de relaciones laborales, permitiendo que los vínculos laborales se definan sin una intervención normativa demasiado específica. Este enfoque presenta limitaciones a la hora de regular nuevas formas de trabajo, donde no siempre es claro si las relaciones son de dependencia o de autonomía.

Aunque el trabajo a domicilio se ha considerado trabajo dependiente a efectos de indemnización por despido, el derecho laboral uruguayo no ha caracterizado de manera explícita las relaciones de dependencia para otras modalidades laborales, dejando en un vacío normativo a muchos trabajadores que, en la práctica, quedan sin las protecciones que garantiza el derecho laboral. La pandemia ha impulsado la expansión de modalidades como el teletrabajo, que desafía las concepciones tradicionales de lugar de trabajo y derechos laborales, y el trabajo por medio de plataformas digitales plantea interrogantes sobre la estabilidad laboral y los derechos de negociación colectiva. Varios países han intentado regular este tipo de trabajo con leyes específicas para proteger los derechos laborales en contextos de trabajo digital y por cuenta propia, lo cual constituye un precedente importante que debería considerarse en el contexto uruguayo.

Dentro de los desafíos de la negociación colectiva en Uruguay, se observa un sistema desgastado y tensionado. Aunque el sistema de negociación colectiva ha funcionado durante casi dos décadas de manera ininterrumpida, los cambios en el mundo laboral, tanto en la organización como en los modos de contratación, presentan desafíos que el sistema actual no siempre está preparado para enfrentar. La segmentación de la negociación en múltiples unidades dificulta la coordinación y puede generar desigualdades en los acuerdos alcanzados para diferentes sectores. Aunque la creación de numerosas unidades de negociación ha permitido abordar la heterogeneidad entre sectores económicos, también ha añadido complejidad a la negociación colectiva, dificultando su implementación práctica.

Para adaptarse a las nuevas realidades laborales, se han introducido en los Consejos de Salarios cláusulas sobre temas emergentes, como formación profesional, equidad de género, salud y seguridad en el trabajo, y los efectos de las nuevas tecnologías en el empleo. Estas cláusulas reflejan el esfuerzo por enriquecer la negociación colectiva, permitiendo que aborde cuestiones más amplias que la mera fijación de salarios. Sin embargo, para garantizar que estos temas se discutan en todas las empresas, el Poder Ejecutivo podría incentivar la inclusión de temas relevantes en la negociación a nivel de empresa, especialmente en aquellas sin representación sindical, y fomentar un mayor diálogo entre las partes sociales.

En cuanto a la organización sindical, los cambios en la organización del trabajo y en la tecnología han modificado el mapa laboral y, con él, la composición y estructura sindical. La fragmentación del trabajo en múltiples localizaciones y la tercerización de tareas han debilitado el poder de negociación sindical y dificultado la cohesión dentro de los sectores. A diferencia de la organización sindical tradicional, que solía concentrar a los trabajadores en un mismo sitio y bajo un mismo empleador, las nuevas modalidades laborales dispersan a los trabajadores y dificultan la representación. El movimiento sindical enfrenta el reto de adaptarse y expandir su representación para incluir a trabajadores bajo modalidades de contratación no tradicionales, como los unipersonales y los trabajadores en plataformas. Algunos sindicatos han comenzado a incluir a estos trabajadores entre sus afiliados, mientras que otros aún no los reconocen plenamente.

Para hacer frente a este reto, los sindicatos podrían adoptar estrategias más inclusivas y flexibles, como la creación de estructuras que permitan representar tanto a trabajadores en modalidad de dependencia como a aquellos que operan bajo contratos no convencionales. Esto no solo fortalecería la cohesión sindical, sino que también permitiría representar a una mayor diversidad de trabajadores en un entorno laboral cambiante.

(*) Economista.

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