La victoria de Gabriel Boric y el amplio arco de fuerzas políticas que lo respaldan en la segunda vuelta electoral de Chile es un hecho de enorme relevancia, para el pueblo chileno, para el continente y para el mundo.
Con la elección de Boric como presidente el pueblo chileno logra una síntesis política formidable de todo el proceso de lucha y movilización que tiene como mojones la rebelión estudiantil del 2006, las movilizaciones obreras y populares de los años siguientes, la rebelión popular del 2019, ferozmente reprimida por el gobierno derechista de Sebastián Piñera, la victoria en el referéndum constitucional y la instalación de la Constituyente.
Es una victoria política que se basa en la valentía y la dignidad del pueblo chileno, en su compromiso democrático y su capacidad de lucha.
También es una victoria de la izquierda chilena, de la coalición Apruebo Dignidad, joven coalición que no tiene un año aún, de sus creadores e integrantes: el Frente Amplio, Chile Digno, el Partido Comunista de Chile y el resto de las fuerzas que la componen. Es una victoria de la unidad sin exclusiones, de la mano tendida al resto de las candidaturas y fuerzas de izquierda y progresistas, del programa común acordado y de la lucha común en la segunda vuelta.
Es una derrota del neoliberalismo, del cual Chile fue modelo y era presentada como ejemplo, de la herencia maldita de Pinochet que encorsetaba a Chile, de las elites económicas, su avaricia y su concepción política reaccionaria y antidemocrática. Es una derrota de Kast, el neofascismo y del imperialismo. Es una derrota de la ultraderecha latinoamericana y de personajes como Vargas Llosa y como Lacalle Herrera – el jefe de la campaña del No y que defiende la LUC – que jugaron todo su respaldo a Kast.
Es una derrota de todos y todas las que, en Uruguay, el continente y el mundo, alabaron el “modelo chileno”, sin cuestionar la exclusión social, la enorme desigualdad y la cruel represión que lo sustentaron.
La victoria de Boric es, como el mismo dijo, “una victoria de la esperanza sobre el miedo” y un paso más para hacer realidad su compromiso: “Chile fue la cuna del neoliberalismo, ahora será su tumba”.
Queremos enviar un enorme y apretado abrazo al hermano pueblo de Chile, que, como dijo Salvador Allende, “abrió las grandes alamedas” con su lucha; al compañero Gabriel Boric, nuevo presidente de Chile; a la izquierda chilena toda; a las fuerzas que componen Apruebo Dignidad; y, muy particularmente al Partido Comunista de Chile y a las Juventudes Comunistas de Chile, por el enorme papel jugado en la organización de las luchas, históricas y recientes, y por la valentía política para construir la unidad más amplia para derrotar al neoliberalismo, al pinochetismo y a la derecha.
¡Viva Chile! ¡Salud!
Montevideo, 20 de diciembre de 2021
Comité Ejecutivo Nacional
Partido Comunista de Uruguay