Estados Unidos: Un retroceso de 50 años en derechos

El fallo tiene un efecto devastador sobre millones de mujeres, especialmente las más pobres, las negras, latinas, y en general las de origen humilde o migrantes. Afectará a 40 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva, que podrían dejar de tener acceso a clínicas de aborto en condiciones seguras


Para algunos analistas, el fallo de la Corte Suprema de Justicia del 24 de junio pasado, que desconoce el derecho al aborto libre, bajo ciertos parámetros, no se queda simplemente en el rechazo a un espacio de libertad conquistado por las mujeres en los Estados Unidos, sino que representa un paso adelante en el camino de regreso a un país de corte medieval, retardatario, fundamentalista.

El fallo del alto tribunal no solo es una reacción contra los avances conquistados por movimientos progresistas a lo largo del último medio siglo, que buscaban afianzar reformas progresistas. Es un cambio cultural para proteger los intereses de minorías económicas poderosas. Que utilizan la táctica de torcer el destino de la nación en favor de sus intereses, de la mano de distractores que se expresan en algún fanatismo de moral privada, que cuenta con algún apoyo en sectores parroquiales y conservadores de la sociedad norteamericana.

Como ha sido divulgado ampliamente, la Corte Suprema de los Estados Unidos modificó un precedente histórico en su juicio jurisprudencial, al dejar sin fundamento la sentencia del caso Roe contra Wade, de 1973, y la sentencia Planned Parenthood contra Casey, de 1992, que autorizaban la práctica del aborto hasta las 15 semanas de embarazo.

Concepto de libertad individual

El fallo alega que la Constitución no menciona, y menos autoriza el aborto a través de otro derecho: el de la libertad. Rechaza por consiguiente el argumento de Roe y Casey de que el derecho constitucional a la libertad incluye el derecho a la intimidad de un individuo para elegir abortar, del mismo modo que sí se protegen otras decisiones relativas a la conducta sexual íntima, como la anticoncepción y el matrimonio.

Según el pronunciamiento del alto tribunal, el aborto es “fundamentalmente diferente” porque destruye la vida del feto. Es un fallo, desde luego, en contravía de los dos anteriores pronunciamientos, que adoptaron una posición más amplia y progresista en torno a la libertad individual.

Hace 50 años se reconoció a las mujeres norteamericanas el derecho a finalizar voluntariamente el embarazo, hasta el segundo trimestre de gestación. Ahora, con la decisión de la Corte, queda en manos de los estados federados prohibir o legalizar el embarazo, de acuerdo a la orientación política de los gobiernos locales.

Mapa de prohibiciones

Se sabe que al menos 26 estados tienen interés en limitar o prohibir el aborto. Trece estados ya tenían aprobadas “leyes gatillo”, como se denomina en Estados Unidos a una suerte de normas aprobadas regionalmente, que permanecían en el congelador a la espera del fallo de la Corte, que ya se vaticinaba, y que opera ahora como ‘partidor’ para desatar la euforia prohibicionista.

Otros 16 estados y el distrito de Columbia favorecen de diversas maneras la interrupción voluntaria del embarazo, con normas estatutarias, enmiendas constitucionales o decisiones del Tribunal Supremo estatal.

En estas condiciones, de manera formal las mujeres no sufrirían una prohibición absoluta de su derecho a practicarse un aborto. Porque tendrían acceso a este derecho en los estados donde no hay restricciones legales. La cuestión es que la medida del Supremo norteamericano se erige en una barrera contra las mujeres pobres o pertenecientes a minorías étnicas o latinas.

Consecuencias negativas

En este sentido, el fallo tiene un efecto devastador sobre millones de mujeres, especialmente las más pobres, las negras, latinas, y en general las de origen humilde o migrantes. Afectará a 40 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva, que podrían dejar de tener acceso a clínicas de aborto en condiciones seguras.

La Federación Internacional de Planificación Familiar, IPPF, calcula además que la mortalidad de las mujeres norteamericanas podría incrementarse en un 14 por ciento. Así lo afirma el médico Álvaro Bermejo, director de IPPF.

Investigaciones estadísticas muestran además que los embarazos no deseados y los abortos son más comunes entre las mujeres pobres y las mujeres de color, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Y en los lugares en donde el aborto es prohibido o limitado, las mujeres sufren consecuencias negativas para su salud como infecciones, hemorragias excesivas y perforaciones intrauterinas.

La anulación del derecho al aborto por decisión del Tribunal Supremo de Justicia es sin duda un triunfo del supremacismo blanco. El riesgo que se corre ahora es que la mayoría conservadora en la Corte, conformada por jueces de extrema derecha, eche por la borda más de cien años de avances progresistas.

Van detrás de otros derechos

El fallo fue redactado por el juez Samuel Alito, en nombre de la mayoría. La decisión se adoptó por seis votos a favor y tres en contra. Cuatro de cinco magistrados fueron designados por presidentes que perdieron el voto popular en intentos de reelección. Tres de ellos, designados por el ex presidente Donald Trump. Alito, fue escogido por el entonces mandatario George W. Bush.

En opinión de analistas independientes, la Corte irá detrás de otras libertades esenciales, buscando revertirlas o anularlas. Hay quienes se preguntan, si ya liquidaron el derecho al aborto, ¿Qué impide que ahora vayan detrás del derecho al voto? En efecto, ya en varios estados se han aprobado normas que limitan el derecho al voto de algunas minorías, y de nuevo, de las mujeres.

Pero también van contra el uso de anticonceptivos, contra el matrimonio homosexual, van a intentar golpear a los inmigrantes, es decir, van a desatar la furia xenofóbica.

Un artículo de prensa norteamericano recuerda que uno de los votos conservadores, además, advierte que el máximo tribunal debería también reconsiderar los fallos que garantizan -hasta ahora- el acceso a la anticoncepción y protegen los matrimonios entre personas del mismo sexo. La decisión, deshace cincuenta años de derechos de las mujeres en territorio estadounidense y podría tener impacto global.

En fin, a partir de este fallo en muchos estados mujeres y niñas serán obligadas a llevar a término sus embarazos, aunque éstos sean fruto de violación o incesto. A pesar de que el feto tenga malformaciones incompatibles con la vida o de que la madre necesite tratamiento o un aborto por tener una enfermedad como un cáncer.

Fuente: Alberto Acevedo. Semanario la Voz, Colombia.

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