Un nuevo informe publicado por la Junta de Fiscalización Internacional de Estupefacientes alertó por “la rápida propagación de las drogas sintéticas ilícitas” calificándola como “un problema mortal que representa una grave amenaza para la salud pública”.
Ante ello el organismo internacional lanzó un llamado para que se adopte “una estrategia integral y coordinada” que permita el combate eficaz contra “la fabricación, el tráfico y el consumo de drogas sintéticas ilícitas”.
“Este tipo de drogas”, recuerda el portal de noticias de Naciones Unidas, “tienden a ser más potentes que las de origen vegetal”, constituyendo “un problema” debido a la alta demanda de las mismas a pesar de que cada vez es mayor la cantidad de personas que mueren por sobredosis cada año.
Con el objetivo de evadir las restricciones impuestas, se explica, los fabricantes de drogas sintéticas ilegales crean “compuestos nuevos, alterando las estructuras moleculares”, o recurren “a aditivos químicos con diseños no fiscalizados o enmascarados”, los que llevan adelante los países.
Al referirse a la situación de dicho mercado el presidente de la Junta, Jallal Toufiq, dijo que “el consumo no médico de drogas sintéticas y los trastornos conexos por consumo de drogas se han convertido en un problema de consecuencias mortales, que provoca cientos de miles de muertes y daños personales y a la comunidad incalculables”.
Según datos consignados por la página web del organismo internacional, solo en Estados Unidos se producen, diariamente unas “150 muertes relacionadas con sobredosis de opioides sintéticos”, siendo el fentanilo “la sustancia responsable en más de dos tercios de esas muertes”.
Aunque en Oriente Medio y África se ha ido “acelerando la fabricación, el tráfico y el consumo de estimulantes de tipo anfetamínico (…) los recursos para los programas de tratamiento del consumo de drogas y rehabilitación en esas regiones son limitados”, lo que provoca “que podrían producirse daños graves y a largo plazo para las personas” y en los sectores sanitarios que no se encuentran “suficientemente preparados”.
Junto a ello, señala el informe “muchos países de ingresos bajos y medios tienen capacidad insuficiente en lo que respecta a los laboratorios de análisis de drogas”, careciendo, además “del personal y de los recursos necesarios para llevar a cabo inspecciones rutinarias que podrían conducir a incautaciones y al desmantelamiento de redes de tráfico”.
En su reporte la Junta hace un llamado a los países fabricantes de opioides “a que aumenten la fabricación de preparados de morfina para su uso en el tratamiento del dolor y los cuidados paliativos”, ampliando, además su disponibilidad y asequibilidad, particularmente en los países de ingresos bajos y medios.
De acuerdo a la Junta la situación del tráfico de drogas es un obstáculo relevante al desarrollo en América Central y el Caribe, en tanto “la crisis de los opiáceos sigue siendo un grave problema para los países de América del Norte”.
En América del Sur, por su parte, añade el reporte, se ha registrado un aumento de la violencia urbana relacionada con el tráfico de drogas.
Aunque en Perú se registró el primer descenso del cultivo ilícito de arbusto de coca en ocho años, en Colombia se alcanzó un nuevo récord histórico, registrándose un aumento del 53 % entre 2022 y 2023.
En Brasil, por su parte, las incautaciones de drogas en los estados amazónicos tuvieron un importante aumento entre 2022 y 2023, como resultado de una mayor presencia gubernamental, acompañando la disminución de la tasa de deforestación.
La Junta, informó Toufiq al portal web de Naciones Unidas, “ha elaborado una serie de iniciativas para responder al aumento de la fabricación y el tráfico de precursores y preprecursores utilizados en la fabricación ilícita de drogas sintéticas”, al tiempo que lanzó un llamado a “redoblar los esfuerzos en la prevención, el tratamiento, la rehabilitación, la reducción de daños, la recuperación y la reintegración social para proteger a la población de esas sustancias extremadamente nocivas”.