Victoria Alfaro (*)
Finalizamos un año repleto de desafíos y de lucha, no cualquier lucha, la lucha colectiva y organizada en búsqueda de un mundo mejor, solidario, igualitario, y sobre todo un mundo donde la pobreza no sea asunto de todos los días, donde la corrupción no empañe nuestra democracia, esa por la que lucharon y murieron cientos de compañeros y compañeras que aún hoy no aparecen y por los cuales exigimos respuestas.
Finalizamos un año donde la guerra se impuso a la Paz, donde el genocidio se puso rostro de niño y niña en Gaza, dónde el mundo mira con diferente lupa según quienes sean los involucrados y si responde a los intereses de este capitalismo salvaje y atroz que aún nos domina, la lupa pierde capacidad de observación y se vuelve opaca ante las atrocidades de la guerra.
Finalizamos un año repleto de casos de corrupción que, como un gran carrusel demoníaco, gira y gira en la Torre Ejecutiva. Con un Presidente de la República que se hace el santo, que invoca a sus “amigos”, que dice no saber, que no quiere escuchar, pero habla y mucho siempre que lo dejan, acompañado por un coro bien armonizado de acólitos, que tratan de disimular lo que no se puede tapar con un dedo y mienten una y otra vez sin descanso en las redes sociales y en los medios de comunicación.
Finalizamos un año donde el movimiento popular ha estado a la altura de los desafíos, donde hay ideas allí donde hay problemas. Un año que es la antesala de un 2024 con aún más obstáculos que saltar, donde la posta que dejaron quienes nos antecedieron no es pesada, sino que está repleta de esperanza, hay relevo y eso importa y mucho.
Vamos hacia un 2024 que será duro, nada está ganado, los que piensen así están equivocados. Tenemos un programa, uno que fue hecho por miles y no por cúpulas como algunos intentan instaurar. Un programa realmente popular y ahora tenemos que salir a convencer a nuestro pueblo, enamorarlo de nuestras propuestas, esa misma energía que inundó el congreso del Frente Amplio debemos regarla en cada rincón del país, conversar con cada compatriota, convencerlo y convencerla que ese es el camino hacia un Uruguay más justo y solidario.
También debemos seguir en la recolección de firmas para construir una Seguridad Social solidaria en serio, que nos podamos jubilar a los 60 años, que nuestros abuelos y abuelas puedan recibir una jubilación equivalente a un salario mínimo y que el aporte de los uruguayos y uruguayas no engorde el bolsillo del capital financiero detrás de las AFAP.
Por eso desde EL POPULAR, en este último número del año, queremos hacerles llegar un fuerte abrazo colectivo a todos y todas quienes nos distribuyen en cada agrupación, en cada seccional, en cada barrio y localidad, sobre todo en el interior del país, dónde es aún más difícil llegar con nuestras ideas. Porque de eso se trata, esto es una lucha de ideas, aquellas que valoran la política como la herramienta para construir un mundo mejor, donde los seres humanos seamos la prioridad, donde el amor triunfe, donde la revolución no sea una mala palabra, sino lo que es: “cambio, transformación, innovación, etc” y no su antónimo que significa “sometimiento” (RAE).
Llegando al final de esta columna quiero mandar un saludo especial para nuestros lectores y lectoras que nos siguen cada semana así como en las redes sociales, que continuarán activas, así como nuestro portal web: www.elpopular.uy y los programas radiales en Radio Fénix.
(*) Directora de EL POPULAR.