La Junta Departamental de Montevideo rindió este miércoles un emotivo homenaje a José Eduardo “Pepe” Vázquez, destacado actor uruguayo, en un acto cargado de significado y reconocimiento. Nacido el 1° de marzo de 1940 en Treinta y Tres, Vázquez ha dejado una marca indeleble en el mundo del teatro y la cultura. Su vínculo con el teatro se forjó a los 15 años, marcando el inicio de una trayectoria apasionante. Tras mudarse a Montevideo, realizó cursos en El Galpón y el Club de Teatro, donde Nelly Goitiño fue una influyente mentora. En 1956, abrazó el movimiento independiente a través del Taller de Teatro, convirtiéndose en uno de sus pilares fundamentales.
Vázquez compartió escenarios con su esposa Imilce Viñas y fue una pieza clave en el Café Concert en Uruguay a partir de 1970. Su talento actoral era indiscutible, pero también lo fue su compromiso militante desde su juventud, como lo evidenció su participación en su primera huelga estudiantil. Compromiso que lo acompañó toda su vida y continúa hasta hoy, como recordó en el homenaje, con su militancia en el Partido Comunista de Uruguay y el Frente Amplio.
El exilio no frenó su pasión por la democracia y la cultura. En Costa Rica, donde se vio forzado a vivir debido a la negación de su pasaporte por parte de la dictadura, continuó luchando por sus ideales.
En el homenaje se resaltó su enfoque en el teatro independiente y su defensa de la democracia desde el exilio. Sus palabras, «soñar con los ojos abiertos y enfrentar la vida», sintetiza su filosofía artística. La anécdota compartida sobre Antonio Gades, «un comunista que baila», agrega una nota de diversidad a su legado.
En el acto también se subrayó la importancia del intelectual orgánico en la historia y la cultura como motor de transformación social. La cita de Bertolt Brecht, «el arte es un martillo para darle forma a la realidad», corrobora su rol como agente de cambio.
La figura de Pepe Vázquez es y seguirá siendo un ícono del teatro uruguayo, rescatando su papel en la escena independiente, su lucha por la democracia y su profundo impacto en la cultura nacional. Su legado es un recordatorio de que el arte trasciende el escenario y deja huellas en la sociedad.
