La corrupción sistémica en Estados Unidos y el viaje de Nancy Pelosi a Taiwán

La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán no solo tuvo como efecto el socavamiento de la estabilidad en la región asiática y en el mundo, sino que, además, la misma estuvo marcada por una serie de cálculos “políticos y financieros cuando realizó el viaje”.

A tal conclusión arribó una investigación realizada por el portal Misión Verdad, en la que se recuerda que “Paul Pelosi, esposo de la congresista demócrata, ha sido señalado numerosas veces por tráfico de información privilegiada en acciones”.

Por tales motivos, el esposo de la congresista estadounidense, se agrega, “se ha convertido en blanco de las críticas públicas”, entre las que sobresale, como la más reciente, el haber conducido ebrio en las calles de California, mientras su esposa estaba en Taiwán, lo que le significó “una sanción de cinco días de prisión y una multa de 6 mil dólares”.

De acuerdo a esta investigación, “la visita de Nancy Pelosi a la región china de Taiwán también fue una especie de estrategia para desviar la atención y encubrir los escándalos de corrupción, que podrían entorpecer su posición política en las próximas elecciones de medio término”

La imagen de Nancy Pelosi se ha visto afectada, en la política doméstica estadounidense, por las acciones de su esposo quien, en los últimos años, “se ha convertido en el centro de atención del mercado de valores estadounidense”.

A Paul Pelosi se le señala su sospechosa “habilidad mágica” para “comprar y vender acciones antes de que el gobierno estadounidense” introdujera “determinadas políticas que le favorecen”.

Como ejemplo de ello, la investigación periodística menciona que, “en mayo de 2021, Paul Pelosi compró repentinamente una gran cantidad de acciones al gigante tecnológico Amazon”.

Poco tiempo después, se afirma en el reporte investigativo, “el Departamento de Defensa anunció la cancelación de un contrato de computación en la nube de 10 mil millones de dólares originalmente ganado por Microsoft”.

La noticia de la cancelación, que fue muy positiva para Amazon, significó que “el precio de las acciones de esta compañía aumentase considerablemente”, al igual que las ganancias obtenidas por Paul Pelosi.

La “habilidad mágica” del esposo de Nancy Pelosi, fue desplegada el pasado año cuando éste “aumentó su participación en acciones de Tesla”.

Casi de forma inmediata a ello, señala el informe de investigación, “el gobierno estadounidense no tardó en anunciar que gastaría una gran suma de dinero para comprar vehículos eléctricos para reemplazar los 650 mil vehículos de gasolina existentes en el gobierno federal”.

Como resultado de este anuncio gubernamental, “el precio de las acciones de Tesla se disparó, marcando el comienzo de una oleada de ganancias para los Pelosi”.

Otra de las “coincidencias” descrita en la investigación periodística, reseña que “el esposo de la congresista también compró 20 mil acciones de Nvidia” en 2022, “con un valor de mercado total de hasta 5 millones de dólares”, casi que en paralelo a esta compra tan “lucrativa para la familia Pelosi: la Cámara de Representantes, de la que Nancy es presidenta, estaba discutiendo la aprobación de un proyecto de ley que proporcionaría hasta 52 mil millones de dólares a la industria nacional de semiconductores de Estados Unidos”.

Como consecuencia, “las acciones de varias empresas estadounidenses de alta tecnología, incluida la compañía de chips Nvidia, subieron considerablemente”, luego de ser aprobada la ley.

En ese caso en particular, se sospechó la existencia de un tráfico de información por parte de los Pelosi, quienes, como forma de desmentir lo que se les imputaba “tuvieron que vender a pérdida sus acciones en la empresa antes de que la ley fuera sometida a votación”.

El hecho de que la actuación de la pareja Pelosi en la bolsa de valores esté muy expuesta “ante la opinión pública (…) ha despertado sospechas generalizadas” sobre sus acciones, tanto dentro como fuera de Estados Unidos.

La investigación señala que de acuerdo a “los datos financieros publicados anualmente por el Congreso, los activos de los Pelosi en 2014 superaron los 100 millones de dólares” y “para fines de 2021, los activos de los dos se dispararon nuevamente, alcanzando más de 140 millones de dólares”.

Ello ha llevado a críticas que exigen esclarecer “a fórmula principal para amasar esa fortuna”, sin que no se recurra al “comercio de acciones con información privilegiada”.

El caso particular de esta pareja, no es una excepción, se señala en la investigación, ya que “el fenómeno de la colusión política y comercial en los Estados Unidos no es una excepción, sino la regla”.

En ese sentido, se recuerda como muchos congresistas estadounidenses utilizan información confidencial que les permite participar en transacciones financieras, obteniendo por esta via “grandes ganancia” y ello a pesar “de que en 2012 se formuló una Ley para dejar de usar información comercial del Congreso”.

La corrupción estructural en Estados Unidos, tiene, además otra forma de manifestarse, se indica y se señala como ejemplo lo que se denomina “el fenómeno de la puerta giratoria».

El fenómeno en cuestión, no solo es parte de la corrupción sistémica en el país, sino que esta se presenta desde el propio mandatario hasta “todos los demás cargos inferiores del gobierno federal”.

Compuesto mayoritariamente por funcionarios públicos, quienes ocupan estos cargos gubernamentales, “tienen experiencia con grandes empresas antes de ingresar a la política”, y cuando abandonan los mismos suelen utilizar “la red de relaciones formadas en sus trabajos para encontrar puestos de trabajos bien remunerados en el sector privado”.

“Rex Tillerson (dejó el puesto de ejecutivo de ExxonMobil para tomar el del Secretario de Estado en la administración Trump), Steven Mnuchin (vino del banco de inversión Goldman Sachs para ir a asumir el de secretario del Tesoro en la era Trump) y Mark Esper (exejecutivo de la empresa militar Raytheon, convocado por Trump para el puesto de secretario de Defensa) son ejemplos de esto. La gran empresa privada estadounidense tiene voz y voto en los sucesivos gobiernos, incluyendo el de Joe Biden, quien apuntó desde sus inicios a Lloyd Austin, miembro de la junta directiva de Raytheon, como jefe del Pentágono”, son algunos de los ejemplos mencionados, aunque se considera que ello solo es “la punta del iceberg”.

Se trata, concluye el reporte de investigación periodística de casos de “corrupción abierta y uso descarado del poder público para beneficio personal” y es, justamente por ello que se considera que “el viaje de Pelosi a Taiwán no solo ha dañado aún más las relaciones diplomáticas de Pekín con Washington, sino que ha hecho también que el mundo vea más claramente cómo Estados Unidos, que se enorgullece de ser un «modelo a seguir», está sumido en la corrupción institucional y no tiene intención de salir de ella”.

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