20220930 / URUGUAY / MONTEVIDEO / Previa de la Marcha de la Diversidad en Plaza Cagancha. En la foto: Previa de la Marcha de la Diversidad en Plaza Cagancha. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

Las desigualdades no impactan de a una

Micaela Melgar (*)

Esa es la síntesis que hace la Ujota para este setiembre y creemos que engloba nuestra concepción más profunda de intersectorialidad de las luchas. La desigualdad se profundiza a medida que se intersecta en nuestra realidad y en nuestro cuerpo y la lucha para la liberación tiene que reconocerlo para efectivamente emanciparnos. El movimiento por la diversidad en Uruguay lo entendió hace muchos años y gracias a las experiencias unitarias del campo popular ha logrado multiplicar su mirada a una perspectiva de lucha por un mundo más justo, en contra de la opresión y por un país con justicia social.
Por eso en Uruguay tenemos la Marcha por la Diversidad y no exclusivamente una marcha por los derechos de la diversidad sexual. Marchamos por los Derechos Humanos, contra el racismo, contra la xenofobia, contra el capacitismo, contra la violencia basada en género, contra el patriarcado, contra la persecución sindical, contra el recorte del Estado, contra las privatizaciones de los recursos estratégicos, contra la impunidad. Es una representación en la calle de una forma de entender la lucha contra la desigualdad que, justamente, es la mirada interseccional.
Hay una idea de que a las jóvenes solo les interesa militar la “agenda de derechos”, o que ingenuamente consideran que esos pocos derechos sociales y culturales alcanzan para construir una sociedad más justa, más inclusiva, más diversa.
¿Una sociedad donde cada quien puede casarse con quien ama es una sociedad mejor? Claro que sí. También lo es la sociedad que reconoce las identidades de las personas. Es decir, sin reconocer derechos básicos a los sectores históricamente postergados no podemos construir una sociedad que contemple a todas las personas.
Pero esto para nada puede ser contrapuesto con luchas más “clásicas”, como es la lucha por el trabajo digno o por el acceso a la vivienda. El neoliberalismo se caracterizó por la expulsión de miles de millones de personas de la economía oficial a la zona gris de informalidad donde se extrae riqueza. Hay que enfrentarse al capitalismo desde una crítica sistemática que demuestre sus crisis económicas y las dinámicas de dominación de clase, pero también las posibilidades emancipatorias de todo lo expropiable al poder, que implica lo periférico. Por eso es por lo que creemos en la potencia de volver resistencia las luchas contra las opresiones.
Hoy en día, la forma de proteger los derechos es asegurando que el Estado esté presente, que el poder público avance y que la organización política y social de respuestas a las necesidades de la gente, valorizando la participación y la democracia. Solo así nos protegemos del posfascismo basado en un mundo vacío.
La calidad de vida de las uruguayas se ha deteriorado notablemente durante este gobierno, y esto afecta directamente a los sectores más vulnerados. Los discursos de odio, que colaboran con el clima de creciente violencia que se vive en nuestro país, tienen dentro de sus objetivos el ataque a todo lo que cuestiona el orden conservador para un sistema disfuncional de acumulación desigual, y el ninguneo de la necesidad de políticas estatales que reconozcan identidades y derechos tiene un sentido de clase. No es casualidad que hoy se organicen personas para salir a violentar a otras con bates de beisbol. El mensaje es que hay gente que sobra. Es por eso por lo que el Estado tiene que dar respuestas, es por eso que la impunidad no puede seguir siendo una realidad en el Uruguay y es por eso que los derechos tienen que protegerse.
Basta de impunidad y saqueo de derechos, nos vemos en la marcha.

(*) Diputada de la 1001 e integrante de la Comisión Nacional de Género del PCU.

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