20201125 / URUGUAY / Montevideo / Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) realizó la performance “El cuento de la criada” con motivo de la conmemoración del Día Internacional por la Eliminiación de la Violencia contra las Mujeres. La intervención se realizó en Plaza Independencia. En la foto: Intervención feminista “El cuento de la criada” por el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, realizada por Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) en Plaza Independencia.. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

Lo deseable y no solo lo posible

En el marco del inicio de las discusiones para construir el programa que será aprobado en el Congreso del Pueblo, EL POPULAR en Radio lleva adelante un ciclo de entrevistas a las organizaciones sociales que aportaron los primeros documentos para impulsar estos intercambios.  

En esta oportunidad se entrevistó a Lilián Abracinskas, dirigente de la Organización Mujer y Salud Uruguay (MYSU), que integra la Intersocial.

-MYSU presentó un documento que inicia explicitando las diversas violencias a las que están sometidas las mujeres y solicitan que sea un eje transversal de toda la discusión del Congreso ¿por qué entienden que debe ser así?

Entendemos que todo el Congreso debería ser un momento de intersección, de poner las distintas plataformas, reivindicaciones y planteos, de los distintos movimientos sociales, sobre distintas áreas, y, en distintos temas y luchas, en diálogo. Justamente tratando de apostar a la oportunidad de pensar un país, una sociedad, basada en derechos humanos y donde las distintas formas de desigualdad sean atendidas en su complejidad, porque no son verticales. 

La discriminación étnico racial también impacta de manera diferente sobre hombres, mujeres y disidencias, sobre niños y adolescentes y personas adultas. La pobreza, la falta de libertad y justicia tienen caras diferentes de acuerdo con, justamente, las desigualdades que han sido estructurantes en nuestra sociedad. 

Nos parece que la desigualdad por razones de género está entre las estructurales de la sociedad, por lo tanto, no podemos pensar en desarrollo productivo sin, por ejemplo, atender qué vamos a hacer con el trabajo no remunerado que hoy es el 50% de la carga que necesita una sociedad para funcionar junto con el trabajo remunerado. Cómo vamos a hacer con la división sexual del trabajo que segrega de manera distinta el mercado de trabajo y que, además, genera otras recargas como la doble y triple jornada de trabajo para las mujeres.

Cómo hablar de participación y ejercicio de ciudadanía cuando seguís teniendo leyes y normativas que tutelan las decisiones de las mujeres, que niegan los derechos de los niños, niñas y adolescentes. No se puede pensar más en una sociedad en términos verticales, con abordajes verticales.

No queremos un Tercer Congreso del Pueblo donde tenga una parte que sea «Las mujeres». Ya superamos esa parte, estamos en el siglo XXI y, por lo tanto, si vamos a abordar las distintas formas de desigualdad e injusticias y cómo superarlas, tenemos que empezar a pensar en términos interseccionales. 

MYSU tampoco cree que la lucha feminista es solo una lucha para mejorar las condiciones de vida de las mujeres, sino para cambiar las reglas de juego de las formas de poder desigual y también atacar las masculinidades tóxicas, esa forma de socializarse como varones en un sistema patriarcal que también genera desigualdades, padecimientos y relaciones de desigualdad que tenemos que abordar en conjunto. 

-Ustedes mencionan una serie de principios éticos que tienen una conceptualización interesante para pensar una forma distinta de vivir en sociedad como «ciudadanía», «empoderamiento», «participación», etc. 

Lo que nosotros hicimos fue elaborar este documento en base a plataformas que han surgido del propio movimiento. Mucho de estos conceptos están tomados de la “Agenda de las mujeres que fue la plataforma reivindicativa que se elaboran desde la Comisión Nacional de seguimiento mujeres por la democracia y ciudadanía” del 2009, lo volvimos a tomar porque es una plataforma aprobada por más de setenta organizaciones de todo el país. Es un aporte no solo de MYSU, sino que es, justamente, revisar, levantar, recuperar nuestras propias plataformas reivindicativas elaboradas desde el propio movimiento feminista y de mujeres, más consensuadas.

-En el apartado de la «Sociedad que queremos» sugieren algunos cambios en los nombres de las temáticas a tratar por el Congreso. Por ejemplo, en el tema de «Políticas sociales», ustedes plantean «Sistema de bienestar y políticas sociales». ¿Qué ideas fuerza hay detrás de estas sugerencias de cambios de nombres?

Porque justamente para nosotras, en el Congreso, lo que tenemos que pensar es la sociedad en grande, después podremos ver hasta donde llegamos en términos de reivindicaciones más concretas, pero como movimientos sociales nosotras siempre, por lo menos desde el movimiento feminista, lo que hemos planteado no es sólo lo posible sino lo deseable. 

Sí creemos que tienen que haber un Estado de bienestar que sea el que garantice las condiciones para el ejercicio de derechos, no queremos solo un Estado que administre condiciones para que el mercado organice, no, porque estas concepciones de sociedad son las que después generan las desigualdades. Nosotros partimos de la base de que cada persona es un sujeto de derecho, los derechos son inherentes a las personas, no se otorgan ni se quitan, los derechos se respetan o se vulneran y para que los derechos sean ejercidos por todo el mundo, sin discriminación, lo que tiene que haber es igualdad de acceso al bienestar. 

No podés pelear solo por libertad si además no hay trabajo, seguridad, vivienda, salud, educación, y eso conforma un Sistema de Bienestar. Por eso para nosotras es fundamental pensar la política pública en función de la sociedad que querés alcanzar, no simplemente en cómo reparar desigualdades sino como construir ese Estado, esa sociedad que querés. 

-Para ir terminando este primer intercambio con MYSU, ustedes sugieren niveles a la hora de tomar en cuenta la discusión de tener en cuenta y entre otros plantean «Políticas y recursos que se requieren para garantizar el ejercicio de derechos», «Mecanismos y condiciones de participación y diálogo Estado/Ciudadanía», el cómo, más allá de lo que deseamos, la «sociedad que queremos», en concreto, qué herramientas ponemos a disposición para eso.

Exactamente. Porque además tenemos que basarnos en la experiencia de todos estos años. Quienes peleamos por cambiar las leyes para que reflejen una sociedad más igualitaria después nos encontramos que si no es implementada, no tiene voluntad política, no tiene presupuesto ni mecanismos de medición, de participación, en realidad te quedás con un marco normativo que, muchas veces, está vacío. 

Va a ser complejo porque estamos hablando de un proceso que se está llevando a cabo en el mismo momento en que estamos tratando de defender lo conquistado ante los retrocesos generados por la política que está llevando adelante esta administración de gobierno. Es complejo porque al mismo tiempo que peleas para evitar retrocesos o para generar solidaridad ante la ausencia del Estado, por ejemplo, en el tema del hambre, la pobreza, las desigualdades, al mismo tiempo tenés que darte el tiempo de sentarte a pensar un poco. Es interesante el proceso, pero será complejo y complicado; pero la idea es aportar y esa es la intención. 

Foto de portada

Intervención feminista “El cuento de la criada” por el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, realizada por Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) en Plaza Independencia en el 2020. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS.

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