Esta semana hubo dos hechos de enorme relevancia, nos referimos a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la posterior visita del presidente de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, a Uruguay.
Lo que más impactó a nivel popular fue la presencia de Lula en nuestro país, lo que hizo y dijo. La visita tuvo tres momentos: la reunión con el presidente Lacalle Pou; la visita a la Intendencia de Montevideo, su reunión con Carolina Cosse y el contacto con miles de uruguayas y uruguayos que lo fueron a saludar y el encuentro con el ex presidente José Mujica en su casa, del que participaron los presidentes del Frente Amplio y del PIT-CNT, Fernando Pereira y Marcelo Abdala; la ex vicepresidente Lucía Topolansky; la vicepresidenta del FA, Verónica Piñeiro y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi.
Mucho se ha hablado del encuentro con Lacalle Pou. También de la reunión con Mujica, del paseo en el “escarabajo”. Por supuesto de la entrega del premio “Más verde” y de las palabras de elogio para Carolina Cosse y su gestión. “Gobernar no es más que cuidar a la gente”, le dijo Lula a la intendenta de Montevideo, luego de recibir el premio y una remera de Madres y Familiares de Desaparecidos.
Pero en este editorial queremos, antes de concentrarnos en la importancia del viaje de Lula y de su peso en la región y en el mundo, dedicar unas líneas a algo central, de lo que no se ha hablado tanto: el multitudinario recibimiento a Lula en la Explanada de la Intendencia y en las calles de Montevideo.
Lula se mostró conmovido por las y los miles que superando el calor y la hora se hicieron presentes. Agradeció en los discursos y en sus redes sociales las columneras que lo saludaron en el Aeropuerto y en toda la ciudad de Montevideo, los muros y las banderas.
Lula se merecía esa demostración de apoyo y cariño y el movimiento popular uruguayo se merecía ese contacto directo con Lula. No se debe olvidar que la izquierda y el movimiento popular uruguayo condenaron sin dudar el golpe contra Dilma Rousseff en 2016 y la prisión de Lula en 2018. Que una delegación del SUNCA, el PIT-CNT y el PCU fue al campamento frente a la cárcel de Curitiba donde estaba preso Lula pocos días después de su detención. Que después fueron Juan Castillo, José Mujica y dirigentes del FA y del movimiento sindical. Que hubo paros y concentraciones en defensa de la democracia en Brasil, en solidaridad con Dilma y con Lula, muy criticadas por la derecha, hay editoriales de El País, primero siempre en defensa de los golpistas, que lo atestiguan.
Toda esa lucha compartida se merecía ese encuentro que se dio en la Intendencia de Montevideo. Y el presente de Lula enfrentando un nuevo intento de golpe del neofascismo lo planteaba como una necesidad. Porque la democracia y la libertad las defienden los pueblos en la calle, ayer, hoy y siempre.
Y esa foto de Lula, de la mano de Carolina Cosse, saludando a la multitud que lo ovacionaba en Montevideo, vale más que mil declaraciones y documentos.
Cumbre histórica de la CELAC
La presencia de Lula en Uruguay tuvo un impacto enorme, pero es muy importante enmarcarla con algunos elementos adicionales. La visita a nuestro país se dio cuando Lula salió por primera vez al exterior como presidente de Brasil para viajar a Argentina y a una instancia muy importante: la VII Cumbre presidencial de la CELAC.
¿Qué es la CELAC? Es el principal intento de unidad de América Latina y el Caribe, desde el Congreso Anfictiónico convocado por Simón Bolívar en Panamá en 1826. Es la primera vez en 200 años que se genera un espacio institucional de representación de la gran mayoría de los estados de América Latina y del Caribe, la componen 33 países. Es el primer ámbito a nivel regional sin la participación de EEUU ni Canadá, tampoco de referentes coloniales, como en las Cumbres Iberoamericanas. Y, como si todo lo anterior fuera poco, desde el primer momento fue planteado sin exclusiones y con la participación, de pleno derecho, de Cuba.
La CELAC, decidida en 2010 e instituida formalmente en 2011, es un espacio sustantivo de integración política, para construir una voz común de todos los países de nuestro continente y tuvo a Lula y a Brasil, junto con los gobiernos de izquierda y progresistas de aquellos años, como sus principales impulsores. Fue una respuesta al intento de EEUU de crear una zona de libre comercio desde Alaska hasta Tierra del Fuego, bajo su hegemonía, el ALCA, sepultado en una cumbre realizada en Mar del Plata en 2010.
La CELAC fue muy atacada por los gobiernos de derecha, que privilegiaron a la OEA y retomaron la histórica línea de sometimiento a EEUU de las oligarquías latinoamericanas. El ahora ex presidente, el neofascista Jair Bolsonaro, en una de sus acostumbradas fanfarronadas impresentables, anunció que retiraba a Brasil de la CELAC.
La presencia de Lula en la Cumbre de Buenos Aires marca el retorno de Brasil a esa instancia de integración regional. Y también el retorno de uno de sus fundadores, un líder político regional y mundial de enorme peso, que potencia a la CELAC, al continente y le da caladura a una orientación soberana, de unidad latinoamericana, de defensa de la democracia y de orientación progresista y de izquierda.
Como decíamos, los gobiernos de derecha y el imperialismo atacaron mucho la integración regional y la unidad latinoamericana y caribeña, pero con la CELAC tuvieron que refrenar sus ímpetus, desatados al extremo, como veremos más adelante, con la UNASUR. ¿Por qué? Porque un actor de enorme peso en el mundo y socio comercial estratégico para la región definió a la CELAC como un ámbito privilegiado de su relación diplomática y comercial con América Latina y el Caribe, nada menos que China.
Se creó un Foro CELAC-China, que tiene 9 subforos, que van desde lo académico, pasando por lo político. Ya van XV Cumbres Empresariales CELAC-China. Igual importancia reviste el Foro de Defensa, cuya última reunión se realizó hace muy poco, el 14 de diciembre de 2022, con la participación de 24 países, según informa la web creada especialmente para el Foro CELAC-China (http://www.chinacelacforum.org/esp/zgtlgtgx_2/202212/t20221215_10990788.htm ).
Por eso no es extraño, que contrastando con el intento de EEUU de ignorar o boicotear a la Cumbre de la CELAC, esta haya recibido un mensaje especial del presidente de China. Xi Jinping destacó que China le asigna “alta importancia al desenvolvimiento de las relaciones con la CELAC, y la considera como un importante socio para consolidar la unidad entre los países en desarrollo e impulsar la cooperación Sur-Sur”, según informó en su edición en español el Diario del Pueblo (http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2023/0125/c31621-10199515.html).
Todo esto implicaba la cumbre de la CELAC y el retorno de Brasil y de Lula a ella. Fue una cumbre políticamente relevante, hubo intervenciones de enorme importancia, el saludo ya señalado de Xi Jinping; la intervención de Lula; las de Gustavo Petro, de Colombia; Xiomara Castro, de Honduras; Miguel Díaz Canel, de Cuba; Luis Arce, de Bolivia y Gabriel Boric, de Chile, entre otras.
Hubo un fuerte compromiso con la integración, la defensa de la democracia y se empezó a discutir una idea que Lula quiere instalar con fuerza: una moneda común para escapar de la tiranía del dólar.
Se instaló la CELAC Social con más de 100 organizaciones de los 33 países, estuvieron el PIT-CNT, varios sectores del Frente Amplio, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse y el secretario general del PCU, Juan Castillo, entre otros.
En este mundo caracterizado por la crisis orgánica y estructural del capitalismo, con un nivel de desigualdad histórico, con la degradación ecológica y el cambio climático que implican peligros para la vida y para el planeta, con las guerras y una perspectiva de agudización de la crisis financiera y económica, es fundamental que América Latina y el Caribe actúen en unidad. Esa unidad también es clave para defender la democracia y la libertad y avanzar en una perspectiva emancipatoria, que es común y tiene una dimensión continental.
Como decíamos, el imperialismo yanqui y las oligarquías atacaron y atacan a la integración regional y a la unidad política latinoamericana y caribeña. La defensa del panamericanismo, surgido de la guerra fría, con un antecedente muy fuerte en la funesta “doctrina Monroe”, es su santo y seña.
Además de golpear a la CELAC, concentraron su furia y su revancha ideológica y política en la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). La UNASUR, creada en 2008, es también fruto de la voluntad de unidad de las y los gobiernos de izquierda del subcontinente. La UNASUR, entre otras cosas, creo el estratégico Consejo de Defensa Sudamericana, primer ámbito democrático de coordinación de las Fuerzas Armadas latinoamericanas sin los yanquis.
Por eso la atacaron tanto y de los 12 miembros originales, los gobiernos de derecha lograron retirar a más de la mitad.
Pues bien, Lula, tanto en la cumbre de la CELAC, como aquí en Montevideo, dijo que además de fortalecer la CELAC va a “reconstruir” la UNASUR. Al que no quiere sopa dos platos.
Este panorama muestra el fracaso de la errática e hiper ideologizada política exterior del gobierno de derecha de Uruguay, que lo único que ha logrado es un creciente aislamiento. Lo mostró el discurso autorreferencial del presidente Luis Lacalle Pou en la cumbre de la CELAC.
Cabe recordar que pocos días después de asumir, el gobierno de derecha, por boca del entonces canciller Ernesto Talvi, anunció el 10 de marzo de 2020 tres medidas que establecían el corazón ideológico de su política exterior. En un solo acto comunicó la retirada de UNASUR, la reincorporación a esa rémora de la guerra fría que es el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y el apoyo a la reelección del agente yanqui Luis Almagro en la secretaria general de la OEA.
Apenas tres años después esas posiciones, seguramente lo de UNASUR lo tendrán que revisar, provocan un aislamiento enorme de nuestro país. A eso hay que agregar la escenita de política menor montada en el MERCOSUR.
Ante una región que por amplísima mayoría reafirma la integración como prioridad y la unidad latinoamericana y caribeña como camino, con un Brasil, presidido por Lula, que asume con decisión el liderazgo de esas posturas: ¿seguirá insistiendo Lacalle Pou en sus prejuicios ideológicos y de clase que lo dejan solo y a un costado de la foto?
La visita de Lula y la cumbre de la CELAC mostraron como están cambiando los vientos en el continente, a pesar de todos los peligros, dolores y complejidades.
Hay que valorar en su justo término que vivimos y protagonizamos jornadas históricas.
Foto de portada:
Lula Da Silva y Carolina Cosse durante su visita a la Intendencia de Montevideo. Foto: Mauricio Zina/ adhocFOTOS.