El 2021 va a ser, por muchas cosas, un año imborrable. Un año cargado de dolores profundos, de pérdidas irrecuperables. Sin dudas las huellas de la tragedia sanitaria y social que vivimos nos van a acompañar mucho tiempo.
Perdimos familiares, amigos, compañeras, que guardamos para siempre en nuestro corazón, y con quienes nos comprometemos a honrar la vida.
También fue un año de hechos conmovedores. De pruebas de amor y heroísmo, ese que es anónimo, discreto, valiente y modesto, que marcaron para siempre la historia de nuestro país.
Una vez más la militancia se puso al hombro una gesta histórica, juntar las firmas necesarias para derogar los peores 135 artículos de una ley que recorta derechos, favorece a minorías privilegiadas y retrae al Estado, el escudo de los débiles, de su rol social y económico.
El heroísmo militante, el que caracteriza a nuestro pueblo, hizo que las voluntades fueran más que las suficientes, muchas más.
Juntamos 800.000 firmas, la cifra de voluntades ciudadanas más elevada de la que tenga memoria el Uruguay.
Juntamos las firmas y seguimos, acompañando las luchas del pueblo, enfrentando políticas que, desde nuestro modesto punto de vista, van contra los intereses de las grandes mayorías, de la gente humilde de nuestra patria.
También tuvimos el desafío de recorrer varias veces de punta a punta el país. Escuchamos, aprendimos, entendimos un poco más, y con todo eso nos comprometimos. Los compromisos se honran, y eso haré.
Podremos equivocarnos, no encontrar las respuestas adecuadas a los problemas, pero sepan que no vamos a fallar en la falta de entrega, en la búsqueda constante de respuestas, que siempre radican ahí, en el corazón del pueblo y en las luchas populares.
El 2021 terminó con cambios, colectivos y personales. De acuerdo a lo que informan hoy las autoridades, fui electo presidente del Frente Amplio gracias al apoyo de decenas de miles de compañeras y compañeros. Apoyo con el voto, con la militancia, con abrazos recibidos en todos los rincones del país. Gracias. Sepan que el cariño recibido me llena el alma y me reafirma los compromisos asumidos.
Cierro el 2021 y con él se cierra una etapa hermosa de mi vida, 37 años de militancia sindical.
Dejo mi casa con el corazón desbordado, con afectos que cambiaron mi vida para siempre y me reafirman en valores y principios de los que ya no es posible bajarme. La vida, las compañeras y compañeros, me honraron siendo presidente del PIT-CNT, pero, sobre todo, siendo parte de una construcción humana que explica algunas de las mejores cosas que forjaron nuestra sociedad. No van a alcanzar los días que le restan a mi vida para agradecerlo.
El 2022 nos recibe con nuevos desafíos y espero poder volcar toda mi experiencia, mis aprendizajes a un proceso de construcción colectiva que permita construir el Frente Amplio que precisa la gente del Uruguay. Nos encontramos donde siempre, en las calles, luchando y abrazándonos, porque, como dice la canción «el amor es el cauce de un río compartido, cruza muchos paisajes, pero es el mismo río». Por ahí nos vemos.
Fernando Pereira