Gabriel Mazzarovich
Javier Milei, el presidente de Argentina, protagonizó el viernes pasado un nuevo escándalo, el enésimo desde que asumió, pero este tiene características diferentes que hacen recomendable prestarle una atención más cuidadosa.
Sobre todo, para salir de la anécdota y tratar de colocar el foco en lo que realmente es grave.
No es necesario volvernos expertos en criptomonedas, ni hacer análisis hermenéuticos sobre los textos que publicó en sus redes sociales Milei; aquí lo grave, claro, incuestionable, es que el presidente de Argentina fue protagonista central de una estafa internacional, que perjudicó a miles de personas e hizo ganar cientos de millones de dólares a otras personas.
Quedó expuesta una trama gansteril de “empresarios” que nadie conocía, de otros muy conocidos en Argentina, del entorno más cercano a Milei y del propio Milei, que incluye estafas, coimas y tráfico de influencias.
Intentemos resumir los hechos. El viernes, con un mensaje en su cuenta de X, Milei fue el participante principal del lanzamiento de una criptomoneda. El lanzamiento se enmarcaba en la creación de un supuesto fondo, denominado “la libertad proyect”, para financiar emprendimientos empresariales en Argentina, la criptomoneda, que habilitaba esas inversiones, se llama $Libra. Milei elogió el proyecto, la criptomoneda y colocó en su mensaje el enlace directo hacia el contrato para que las y los interesados en su recomendación pudieran invertir.
Tras la recomendación de Milei, que tiene millones de seguidores en sus redes, que además son ampliamente amplificadas por miles de Bot, miles de personas compraron la recién nacida $Libra, que multiplicó por mil veces su valor. Pero resulta que había un núcleo inicial y reducido de “inversores”, en realidad vulgares chantas estafadores, que tenían información privilegiada, es decir, sabían que Milei iba a colocar ese mensaje, que habían comprado $Libra cuando no valía nada. Al subir el precio exponencialmente ese reducido grupo de privilegiados vendió y ganó cientos de millones de dólares. Al concretarse esa operación el valor de $Libra se desplomó y miles perdieron mucho dinero. Todo esto pasó en pocas horas. Así es el reino de la especulación en estado puro, que eso y no otra cosa es este segmento del denominado “mundo cripto”.
De acuerdo con una publicación en The Solana Post, se estima que la estafa que tuvo como protagonista a Milei perjudicó a unas 75 mil personas, que perdieron una cifra superior a los 286 millones de dólares. Para dar una idea de la magnitud de la maniobra, basta decir que $Libra llegó a acumular un valor de mercado, hasta cuesta atribuir algo así a esta estafa infame que solo estaba sustentada en el engaño y en la demanda que podía generar, de 4.500 millones de dólares. Esa cifra ficticia, así como se “consolidó” se esfumó en apenas horas.
Milei ante el tamaño del escándalo borró su mensaje de X y ensayó una explicación surrealista, más que de costumbre, sobre que no estaba “interiorizado” sobre el proyecto y apeló, faltaba más, a culpar a lo que denomina “casta política” y amenazó con echarla a “patadas en el culo”. Un primor el presidente estafador.
Con el paso de las horas, a pesar de todos los intentos de la verdadera legión de operadores de redes que apoya a Milei, la cosa se fue complicando cada vez más. El “empresario” gringo que estuvo atrás del lanzamiento de la criptomoneda, Hayden Mark Davis, que era un desconocido hasta para los más especializados en esa realidad paralela que es el mundo cripto, dijo en una entrevista, realizada por otro influencer, faltaba más, que había estado con Milei varias veces, que este conocía el proyecto, que su publicación había sido acordada, le increpó que le había fallado e incluso deslizó que parecía que el presidente estafador no manejaba mucho el tema. Hasta le dio, por internet, al presidente de Argentina, un plazo de 48 horas para que arreglara las cosas. Con el paso de los días este joven “empresario” gringo fue publicando fotos de encuentros con Milei, en eventos sobre tecnología y hasta en la Casa Rosada. ¿Cuántas veces se reunieron, qué acordaron, qué cosas tiene este joven empresario gringo que montó la estafa que hacen que Milei y su entorno no respondan a sus amenazas?
Para colmo de males Milei el lunes arregló una entrevista con un periodista amigo, militante de su causa, de un canal que pertenece al grupo Clarín, también militante de su causa, para tratar de zafar. La entrevista fue un delirio y encima se filtró un video con una parte que no salió al aire donde asesores de Milei interrumpen y le dicen al periodista lo que puede preguntar y lo que no. Una vergüenza completa.
Como si fuera poco, otro “empresario” gringo afirmó que del entorno de Milei le pidieron una coima para concretarle un encuentro con el presidente y le aseguraron que si pagaba pasarían “cosas mágicas”. En el mismo sentido una panelista de la multitud de programas de la televisión argentina, esposa de un ministro ella, dijo que era vox populi que había gente que cobraba por facilitar el acceso a Milei. Una maravilla.
Faltan muchas partes de este rompecabezas, pero el presidente de Argentina ya tiene varias demandas de inversores en EEUU, la oposición debate si inicia Juicio Político, que necesita mayorías especiales en el Congreso que difícilmente se consigan o si promueve una Comisión Investigadora, que necesita mayoría simple.
No es la primera vez que Milei promociona en sus cuentas una criptomoneda, ya lo había hecho siendo diputado. No es la primera vez que está en el centro de un escándalo, es su forma de hacer política, de relacionarse con el resto del mundo, de vivir, aunque algunos, increíblemente teoricen sobre ello y se lo elogien.
Es más, como es su costumbre, Milei, hace algunos años, pasó de criticar las criptomonedas y caracterizarlas como “una forma de estafa” a, sin que se le moviera un pelo, elogiarlas como una supuesta panacea. Incluso las usó para fundamentar su propuesta de cerrar el Banco Central. Textualmente dijo: “El Banco Central es una estafa. Es un mecanismo por el cual los políticos estafan a las personas de bien con el impuesto inflacionario. El bitcoin lo que está representando es la vuelta del dinero a su creador originario, que es el sector privado. El bitcoin es la reacción natural frente a la estafa que son los bancos centrales y que el dinero vuelva a ser privado”. ¿Increíble verdad? El estafador, elogiando el instrumento que usó para estafar, acusando al resto de estafadores.
Es bueno recordar, querida lectora, querido lector, que Milei tiene esa concepción ideológica. Quiere destruir el Estado y que todo sea privado, incluso el dinero, eliminar todas las regulaciones y que cuando habla de libertad solo la concibe como la libertad de hacer negocios sin controles, de explotar más, de concentrar más la riqueza. De nuevo no tiene nada, es la versión más vieja y retrógrada del capitalismo depredador.
Incluso en este episodio puede haber jugado un papel su deseo patológico de imitar a sus ídolos. Es que Donald Trump y su esposa Melania también sacaron sus propias criptomonedas, pocos días antes de que este asumiera como presidente, también fueron un bluf y perdieron casi todo su valor en unos días.
Y Milei quiere ser igual a Trump, igual a Elon Musk, su otro ídolo, si hasta viaja a EEUU una vez tras otra y, más allá de operetas de marketing, lo que busca es ser aceptado en ese círculo áureo de los oligarcas que se sienten y actúan como los dueños del mundo, aunque sea un ratito y con una foto.
En las acciones y los dichos de Milei hay ideología, hay formas de vivir y de ser, hay aspiraciones, pero nunca hay que olvidar que parte central de eso es la avaricia, el perseguir el lucro y el dinero como sea, a cualquier costo.
Milei quedó más expuesto que de costumbre, es un reaccionario, es un fanático, tiene una relación tóxica con la realidad, se siente un elegido, es un oligarca aspiracional frustrado, y, ahora también quedó claro que es un estafador.