Pablo Da Rocha (*)
En los últimos años, el mercado de trabajo uruguayo ha experimentado cambios importantes, particularmente en el período 2018-2023, que incluyó la crisis generada por la pandemia de COVID-19. En paralelo, se produjeron transformaciones metodológicas en las principales fuentes de información sobre el mercado laboral, como la Encuesta Continua de Hogares (ECH), realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas modificaciones presentan retos analíticos significativos para el estudio del mercado laboral en el mediano y largo plazo.
En este artículo, se exploran los principales cambios metodológicos que afectaron a la ECH y cómo estos impactan en la interpretación de los indicadores del mercado de trabajo. Para contextualizar, se realiza un diálogo con otras fuentes de análisis y se ofrecen reflexiones sobre las implicancias de estas variaciones en el uso de los datos para la política pública y la investigación.
La ECH: Un pilar para el análisis laboral
La Encuesta Continua de Hogares ha sido, desde hace décadas, la principal herramienta para medir la situación del mercado de trabajo, ingresos, pobreza y otras condiciones socioeconómicas de los hogares uruguayos. La ECH, que desde 2006 es representativa a nivel nacional, pasó por diversas adaptaciones para mejorar su capacidad de capturar las dinámicas sociales y económicas. En 2021, sin embargo, el INE introdujo cambios sustantivos en su estructura metodológica, incluyendo la implementación de un panel rotativo para captar con mayor precisión la evolución de los indicadores laborales.
Este cambio, diseñado para obtener estimaciones más precisas, trajo consigo la coexistencia de dos modalidades de encuesta: la encuesta de condiciones de vida (que sigue una metodología tradicional de corte transversal) y la encuesta de mercado de trabajo (basada en un panel rotativo). El desafío que plantea esta doble estructura es cómo compatibilizar los datos obtenidos de ambas para mantener la comparabilidad con series anteriores y garantizar que las estimaciones reflejen de manera precisa las realidades del mercado laboral.
Cambios metodológicos clave en la ECH
Los cambios en la ECH desde 2021 se centran en tres aspectos principales:
1) Estructura del panel rotativo: A partir de 2021, la ECH comenzó a incluir un panel rotativo mensual compuesto por seis grupos de rotación (GR), cada uno formado por aproximadamente 2,000 hogares que permanecen en la encuesta durante seis meses consecutivos. Esta metodología permite realizar inferencias sobre los cambios individuales a corto plazo, pero presenta dificultades para la compatibilización con series anteriores basadas en datos transversales. Como señala la CEPAL (1), las encuestas de panel pueden introducir sesgos si no se manejan adecuadamente las pérdidas de respuesta a lo largo del tiempo (2).
2) Ponderación y ajuste de datos: Uno de los grandes desafíos en las encuestas de panel es cómo manejar la ponderación de los datos. En el caso de la ECH, se aplican dos tipos de ponderadores: los de la encuesta de condiciones de vida (trimestrales, semestrales y anuales) y los de la encuesta de mercado de trabajo (mensuales). Ambos ajustan por no respuesta y calibración, pero el uso de diferentes fuentes y métodos de ponderación complica la tarea de empalmar estos datos con las series históricas.
3) Cuestionarios diferenciados: A partir de 2021, los hogares encuestados responden un cuestionario inicial de implantación (con información socioeconómica completa) y un cuestionario de seguimiento mensual (centrado exclusivamente en variables laborales). Esta diferencia en el contenido y la forma de recolectar datos crea nuevas dificultades para integrar la información longitudinal y realizar estimaciones consistentes con las de años anteriores.
El impacto de las nuevas metodologías en los indicadores laborales
Las modificaciones metodológicas introducidas por el INE han generado diferencias sustanciales en los indicadores del mercado laboral. Como muestra el documento de Cabrera y Carrasco (2024), las tasas de actividad, empleo y desempleo calculadas a partir del panel rotativo presentan niveles y tendencias diferentes en comparación con las estimaciones basadas en la ECH tradicional. Según los autores, las diferencias alcanzan hasta 1,5 puntos porcentuales en la tasa de empleo y -1,2 puntos en la tasa de desempleo (DT_14-24).
Estas discrepancias pueden tener importantes implicancias para la política pública, ya que un análisis sesgado podría llevar a conclusiones erróneas sobre la recuperación del mercado de trabajo tras la pandemia. En este sentido, la construcción de series anuales que compatibilicen los datos de las encuestas de implantación y seguimiento es crucial para evitar una interpretación inadecuada de la evolución del empleo y el desempleo en Uruguay.
Un análisis en profundidad: jóvenes, informalidad y hogares de bajos ingresos
Uno de los aspectos más preocupantes que surge del análisis de Cabrera y Carrasco es que las diferencias en los indicadores son más pronunciadas entre los grupos poblacionales más vulnerables. Por ejemplo, los hogares de menores ingresos y los jóvenes de entre 25 y 34 años muestran las mayores disparidades en las tasas de empleo e informalidad según la fuente de datos utilizada.
Este hallazgo sugiere que los intentos de ajustar por la no respuesta en las encuestas de panel no han sido completamente efectivos, especialmente entre los hogares más desfavorecidos. La salida temprana de los hogares de menores ingresos del panel rotativo podría estar generando un sesgo que afecta las estimaciones anuales, haciendo que la situación del mercado de trabajo parezca más favorable de lo que realmente es.
La informalidad, en particular, muestra tendencias opuestas según la fuente de datos. Mientras que los indicadores calculados a partir de la encuesta de implantación sugieren un aumento de la informalidad en los últimos años, los datos del panel rotativo indican una tendencia decreciente. Esta diferencia, que alcanza hasta 3 puntos porcentuales, podría estar relacionada con problemas en la representatividad del panel para ciertos grupos poblacionales.
Desafíos y oportunidades para la investigación
La compatibilización de las encuestas de hogares es una tarea compleja, pero esencial para garantizar la validez de los estudios socioeconómicos a largo plazo. Los cambios recientes en la ECH presentan nuevos desafíos, pero también oportunidades para mejorar la precisión de los indicadores laborales. Sin embargo, como demuestran el documento del IECON, es necesario proceder con cautela a la hora de comparar series históricas con los nuevos datos.
Es fundamental que el INE continúe trabajando en la validación y ajuste de los ponderadores utilizados en la encuesta de panel para minimizar los sesgos y asegurar que los indicadores reflejen de manera precisa las realidades del mercado de trabajo en Uruguay. Asimismo, los investigadores y responsables de políticas públicas deben ser conscientes de las limitaciones metodológicas de los nuevos datos y adoptar un enfoque crítico al analizarlos.
Finalmente, la puesta a disposición de los microdatos compatibilizados por el IECON constituye un avance importante para la investigación académica y la transparencia en el uso de los datos públicos. La colaboración entre las instituciones estadísticas, los investigadores y los responsables de la política pública es clave para abordar los desafíos metodológicos que enfrentan las encuestas de hogares en el siglo XXI y garantizar que los indicadores socioeconómicos sean una herramienta confiable para la toma de decisiones.
(1) CEPAL (2023). “Diseño y análisis estadístico de las encuestas de hogares de América Latina, Metodologías de la CEPAL, N° 5”.
(2) Cabrera, I. y Carrasco, P. (2024). “Indicadores del mercado laboral en Uruguay: compatibilización de las encuestas de hogares”. Serie Documentos de Trabajo, DT 14/2024. Instituto de Economía, Universidad de la República, Uruguay.
(*) Economista.