Reducir la jornada de trabajo: Parte II

Federico Araya (*)

La semana pasada se publicó una primera parte sobre las implicancias que podría tener la política de reducción de la jornada laboral en diversas dimensiones. En base al trabajo que realizamos con el colega Pablo Blanchard, se concluye que la literatura empírica disponible hasta el momento, encuentra efectos positivos sobre el bienestar y la salud de los trabajadores, provocando por ejemplo, un aumento en la probabilidad de realizar ejercicios físicos y una mayor satisfacción con el trabajo y con la vida en general (Lepinteur, 2019; Hamermesh, et al. 2017; Ahn, 2015). En cambio, no se hallan impactos en los niveles de empleo de las economías, es decir, la reducción de la jornada laboral no aumenta el desempleo ni tampoco lo disminuye. Asimismo, en referencia a la productividad, los estudios disponibles son a nivel de empresa o sectores, por lo que se hace difícil extrapolar estos hallazgos a nivel macroeconómico. No obstante, uno de los estudios más relevantes por sus implicancias para la vida, encontró que el desempeño de los paramédicos en el sector salud de los Estados Unidos, se deterioraba al final de los turnos extensos, lo que generaba un aumento de 0.76% en la mortalidad en un período de un mes (Brachet et al. 2012).

En esta segunda parte, repasamos algunos datos para Uruguay en base a la Encuesta Continua de Hogares (ECH) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2023. La población ocupada en ese año ascendió a 1.700.000 personas en promedio, de las cuáles 1 millón trabajaban 40 horas semanales o menos, en cambio 700 mil trabajadores lo hacían más de 40 horas. Si nos concentramos solamente en las y los asalariados (es decir,  trabajadores en condiciones de dependencia) se observa que el total de los que trabajan más de 40 horas a la semana ascienden a casi 525 mil. 

A continuación, se presenta el cuadro diferenciando según sexo y el tramo de horas trabajadas. Cómo se observa, a medida que se avanza en la cantidad de horas, crece la proporción de varones y se amplía la brecha con respecto a las mujeres. A modo de ejemplo, los asalariados que realizan entre 41 y 47 horas, son 170 mil, en tanto que las mujeres son poco menos de 100 mil. Es decir, para esta franja de horas de trabajo, los varones no alcanzan a duplicar a las mujeres. Sin embargo, la brecha se intensifica a medida que aumentan las horas, los asalariados que hacen 48 horas a la semana son 112 mil, en tanto que las asalariadas son apenas 46 mil (menos de la mitad). A la vez, los asalariados que trabajan por encima de las 48 horas a la semana, lo que configura trabajo excesivo según la definición de la OIT, ascienden a 76 mil, en tanto que las asalariadas son menos de 25 mil (la tercera parte).

Cuadro 1: Distribución de la población asalariada (en miles) por sexo según cantidad de horas trabajadas.

Sexo/Horas trabajadas40 hs o menosMás de 40 hs y menos de 4848 hsMás de 48 hsTotal
Total688267158981.211
Mujeres398974622563
Varones29017011276648

Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos mensuales de la ECH-INE 2023.

En principio, se podría pensar que la reducción de la jornada laboral favorecería en mayor medida a los varones, ya que son ellos los que principalmente realizan más cantidad de horas de trabajo remuneradas. No obstante, como bien lo señala Goldin (2014) la reducción de la jornada podría también repercutir positivamente en las mujeres, ya que disminuiría el incentivo que tienen las empresas para contratar personas con alta disponibilidad horaria y por jornadas extensas (por lo general varones), y de esta manera, se reduciría la brecha de género existente en estos sectores de actividad.    

Por otra parte, existe una gran heterogeneidad en el mercado laboral uruguayo respecto a la cantidad de horas trabajadas. Esto se observa a nivel sectorial como por tamaño de empresa. Comenzando por esta última variable, se aprecia que dentro de los asalariados que desempeñan su tarea en empresas grandes (de más de 100 personas), el 62% trabajan 40 horas a la semana o menos, en tanto que el restante 38% lo hace más de 40 horas, repartiéndose casi a la mitad entre los que hacen entre 41 y 47 horas y los que hacen 48 horas y más.

La situación parece ser más compleja para los trabajadores asalariados que se desempeñan en empresas pequeñas y medianas (de entre 10 y 99 personas). En este caso, más de la mitad (aproximadamente el 55%) realiza más de 40 horas a la semana. Un 33% trabaja entre 41 y 47 horas en tanto que un 25% lo hace 48 horas y más. 

Cuadro 2: Distribución de la población asalariada (en %) por tamaño de empresa según cantidad de horas trabajadas. 

Cantidad de personas en la empresa/ horas trabajadas40 hs o menosMás de 40 hs y menos de 4848 hsMás de 48 hs
Menos de 1052,420,616,011,1
Entre 10 y 4942,833,614,39,3
Entre 50 y 9945,732,914,37,2
100 y más62,018,212,57,3

Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos mensuales de la ECH-INE 2023.

En referencia al sector de actividad, el 71% de los asalariados de las actividades agrícolas y ganaderas, el 69% de los del sector transporte y almacenamiento, y el 66% de la industria manufacturera y del comercio, realizan más de 40 horas semanales, en tanto que en la construcción dicha proporción asciende a casi el 60%. Al interior de este conjunto de asalariados también se observan diferencias una vez superado el umbral de las 40 horas semanales. A modo de ejemplo, mientras en las actividades primarias y en el transporte, la mitad de los trabajadores realizan 48 horas semanales o más, en el sector comercio y en la construcción, casi la mitad de los trabajadores realizan entre 41 y 47 horas semanales, probablemente asociado al régimen de 44 horas semanales que rige en ambas actividades.

Cuadro 3: Distribución de la población asalariada (en %) por sector de actividad según cantidad de horas trabajadas. 

Sector de actividad/ Horas trabajadas40 hs o menosMás de 40 hs y menos de 4848 hsMás de 48 hs
Agrícolas, Ganaderas y Forestales28,817,736,317,2
Transporte y Almacenamiento31,021,820,426,8
Industria Manufacturera34,031,825,78,5
Comercio34,545,011,59,0
Construcción40,745,06,38,0
Minas y Canteras46,821,38,223,7
Hoteles y Restoranes49,225,420,05,4
Actividades administrativas56,129,212,12,7
Actividades de Seguros59,328,78,73,3
Otros Servicios63,819,99,76,6
Aguas, alcantarillados y residuos65,016,413,35,4
Electricidad Gas y Aire66,216,88,48,6
Información y Comunicación66,727,83,42,1
Administración pública69,34,616,210,0
Artes y Recreación74,816,07,02,1
Servicio Doméstico75,812,66,94,8
Actividades profesionales y científicas80,415,31,42,9
Actividades Financieras82,011,43,33,3
Salud82,54,78,74,1
Enseñanza87,66,21,74,6
Extraterritoriales90,03,00,07,0

Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos mensuales de la ECH-INE 2023.

De los datos presentados previamente, así como de relevamiento de experiencias internacionales que fueron analizados la semana anterior, surgen elementos a tener en cuenta para una eventual propuesta de reducción de la jornada laboral en Uruguay. En primer lugar, saber que la evidencia en otros países muestra que este tipo de política tiene un efecto positivo en el bienestar y la salud de los trabajadores y trabajadoras. En segundo lugar, qué no se hallan efectos negativos sobre el nivel de empleo, por lo que los argumentos que señalan que este tipo de políticas podrían aumentar el desempleo debido al aumento de costos para las empresas, no están respaldados por la evidencia empírica. En tercer lugar, existe una masa muy importante de trabajadores en el Uruguay que realiza más de 40 horas a la semana. En el 2023, ascendieron a 700 mil y entre los asalariados fueron casi 525 mil. Además, se observa una gran heterogeneidad a nivel de empresas y por sectores de actividad, siendo los trabajadores de las actividades primarias y del transporte, los que realizan mayor cantidad de horas remuneradas a la semana, así como los asalariados en empresas pequeñas y medianas. Tomar en cuenta este tipo de heterogeneidades es relevante para la discusión y el debate político y debería considerarse en el proyecto de ley, ya que por ejemplo, en las actividades primarias se trata de trabajadores relegados, muchas veces en condiciones muy precarias de ocupación, y con dificultades para enfrentar a los poderosos sectores de la patronal en la negociación colectiva. Es probable que una ley que limite la jornada laboral a 40 horas a la semana favorezca a estos trabajadores, así como a los del transporte y almacenamiento. No obstante, no debe pensarse que esta política no encontrará resistencia por parte del sector empresarial, que ya se ha expresado en contra de la misma. Por tal motivo, es importante que haya una Ley a nivel general que limite la jornada laboral a 40 horas semanales y que proteja particularmente a los trabajadores que se encuentran en peores condiciones y cuyas patronales son poderosas. Los aspectos más finos de implementación por cada rama de actividad, pueden resolverse vía Negociación Colectiva, siempre que no afecten el objetivo primordial de la Ley que es aumentar el bienestar del conjunto de los trabajadores y trabajadoras del Uruguay.    

(*) Economista

Foto

Trabajadora de empacado de frutas. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.

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