Una transformación educativa ampliamente negativa intenta ser impuesta por la fuerza.
Paola Beltrán
En 2021, a puertas cerradas, el CODICEN inició el proceso que denominó “Transformación educativa”. En julio del 2022 aparece un primer borrador de la propuesta, el llamado “Marco Curricular Nacional” bastante acabado, para ser analizado en cuatro horas por las Asambleas Técnico Docentes (ATD), que manifestaron al igual que todo el demos de la educación (docentes y estudiantes), un fuerte rechazo al documento por su forma y por sus contenidos.
Competencias vs conocimiento
Uno de los ejes de discusión se centra en que el nuevo modelo educativo para todos los subsistemas de la educación pública (primaria, secundaria, UTU y formación docente), se estructura en la evaluación y formación de “competencias” en vez de contenidos. Este cambio, para nada inocente, tiene una larga trayectoria de debate académico fuera y dentro de nuestro país y es el debate ideológico de fondo que encierra esta “transformación” que el Director del CODICEN, Robert Silva, pretende imponer para que se inicie su aplicación el año que viene.
Al respecto, Emiliano Mandacen, dirigente de FENAPES (docentes de Secundaria), manifestó a EL POPULAR que “pasa a quedar subsumido el contenido a la competencia. Entonces yo no voy a evaluar si el estudiante adquirió una red conceptual que le permite interpretar, por ejemplo, qué pasó en la historia reciente, sino que voy a evaluar la capacidad que tiene para construir un discurso o comunicarse”.
Esta lógica “competencial” lleva aparejada la flexibilización de las promociones, que ya no serían año a año sino por tramo.
Pablo Caggiani, Maestro integrante de la Dirección Nacional de Evaluación Educativa (INEED), manifestó en el programa “Legítima Defensa” al respecto de este punto que “si hoy tenés un 10% de repetición en primer año de Primaria y querés bajarlo, tendrás que achicar la cantidad de estudiantes, colocar más docentes para apoyar a los gurises con mayor dificultad; pero eso sale plata y el gobierno está haciendo una reforma con menos plata de la que había antes. Entonces, es bastante difícil que, efectivamente, lo que se esté haciendo no sea otra cosa que flexibilizar y dejar hacer. Eso es una estafa para los gurises, que llegan a educación media y no pueden leer un texto, no pueden escribir sus ideas; es legalizar la desigualdad. Ocultarla”.
También los estudiantes de Formación Docente en el programa “En Perspectiva” a través de Maximiliano Santos, dirigente del CEIPA, explicó que “el conocimiento del mundo va a estar subordinado a la competencia que voy a desarrollar, por ejemplo “habilidades socioemocionales”, por lo que la Historia, la Física se tienen que subordinar a la competencia que se busca lograr. Quienes se benefician son los que tienen capital cultural y social en sus casas” y esto, sabemos, es desigual en función de las condiciones materiales concretas en las que se desarrollan las familias.
Por otro lado, es importante señalar que esta tendencia de la evaluación y formación en “competencias” no es una idea original de Robert Silvia, sino que viene alineada con una tendencia mundial, que, con la excusa del cambio tecnológico y las nuevas modalidades de trabajo, plantean la necesidad de que la educación forme personas capaces de adaptarse. Eso no tendría inconvenientes en una primera lectura, pero las críticas a esta tendencia, que tampoco son nuevas, plantean que esta es una modalidad impulsada desde el ámbito empresarial que busca aumentar la eficacia y productividad de los futuros trabajadores y trabajadoras.
En este nuevo modelo de Educación ya no son importantes los conocimientos técnicos o especializados, que pasan a ser de alcance de un número cada vez más reducido de personas. Las capacidades de cada trabajador importan menos puesto que en un proceso genérico de trabajo, en el que se requiere una base elemental y se aprende trabajando, cualquiera puede ser rápidamente reemplazado. Pasan a importar las actitudes, las competencias emocionales y cognitivas que le permitan afrontar situaciones críticas sin rebelarse. Lo que se conoce como una “pedagogía del opresor”.
Una vez más la lucha de clases se despliega y se estructura en función de un futuro complejo que los futuros trabajadores no podrán reconceptualizar, cuestionarlo críticamente y, eventualmente, transformarlo.
Participación de baja intensidad
Este viernes 4 de noviembre, a cuatro meses del inicio de los cursos el próximo año y aún más cerca de los plazos de elección de horas, los docentes conocerán, finalmente, los programas que corresponden al “Marco Curricular Nacional” e igual que ese primer documento tendrán unas pocas horas para analizarlo. Esto complejiza todo el proceso e incluso su posible aplicación, puesto que no existieron ámbitos de participación sino que se denuncia, por parte de FENAPES, que se captaron algunos docentes puntuales eliminando los espacios de construcción académica pre existentes como las Asambleas Técnico Docentes (ATD).
Al respecto, los docentes de Formación en Educación, responsables de la formación de los educadores de primaria y secundaria, manifestaron en el programa “Desayunos informales” que “se desestimó la voz académica que cualquier diálogo debería atender” y que tener la “gobernanza” de la educación no incluye “no dialogar con la disidencia”.
En este sentido desde el año 2008, que se aprobaron los programas que rigen hasta hoy, comenzaron a reunirse en las “Salas Nacionales” y Comisiones, para hacerles seguimiento, evaluación y eventualmente posponer modificaciones.
Estas “Salas Nacionales” no son ámbitos gremiales, sino académicos. Sin embargo, este ámbito no fue convocado para esta instancia de discusión. Por esta razón, los docentes decidieron “autoconvocarlas” para poder intercambiar y discutir en relación a esta reforma inconsulta.
Los docentes manifiestan que todo el trabajo de elaboración y evaluación que se venía desarrollando desde el año 2008 fue descartado por la nueva administración de Robert Silva, que impulsó una nueva propuesta de manera inconsulta.
Y agregaron que “al inicio del documento presentado se expresa que se realizó con ‘aportes surgidos de espacios de discusión y participación’, pero no sabemos cuáles son los espacios ni quienes participaron”.
Al respecto, Mandacen manifestó que “el gobierno puede decretar esta transformación educativa, el problema es que si los principales actores no están de acuerdo tenemos un problema. El problema de Robert Silva, Pablo Da Silveira y el gobierno no es con los sindicatos solamente, es con el gremio docente en general. Ha tenido un rechazo importante, mucho más amplio que los propios sindicatos, en las ATD, en todos los espacios de participación existe ese rechazo”.
Blindaje político
Ninguna de las demandas de los y las docentes, estudiantes, la academia en general parece importarle al Director del CODICEN Robert Silva, que este lunes 31 de octubre se reunió en Suárez y Reyes con el presidente Luis Lacalle Pou, la Vice Presidenta y los ministros para, junto al Ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, presentar la propuesta y requerir el apoyo.
La resolución de este “cónclave” fue poner todos los recursos del Estado al servicio de promover y promocionar esta propuesta de transformación y que legisladores del oficialismo recorran el país intentando convencer “a la gente común, la que no es docente, ni está en la política, que simplemente tiene hijos y se preocupa por la educación de sus hijos”, como manifestó el diputado colorado Ope Pasquet, a la salida de la mencionada reunión.
“Ambos proyectos- explica Mandacen -, la Transformación Educativa y la Reforma de las jubilaciones y pensiones, son dos ejes centrales de su campaña electoral. Uno con mayores dificultades para legitimarse en el sentido de que van a subir la edad jubilatoria y va a ser muy antipopular y otra en la cual van a venderle un producto a las familias diciendo que sus hijos van a tener mayores oportunidades. Hay que ser cuidadosos, porque caemos en la trampa de terminar pensando la política educativa como una política social y la educación tiene que relacionarse con otras políticas sociales que permitan que el proceso de aprendizaje se dé de la forma más acompañada y protegida posible, ahora, la Educación no va a salvaguardar las desigualdades de base material que traen los estudiantes, eso no va a ocurrir”.
Foto de portada:
Robert Silva defendiendo la reforma educativa en la Escuela Experimental de Malvín en Montevideo. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS.