Palabras de Juan Castillo en el acto de homenaje por los 50 años de los mártires de la 20

Queridos compañeros y compañeras que nos acompañan.

En primer lugar, a José Machado y su familia, a los familiares de los ocho, muchos de los cuales están presentes, a las compañeras y compañeros de las organizaciones sociales, luchadores combativos, a nuestros hermanos del Frente Amplio, a los vecinos y vecinas del barrio, a los que vinieron organizados desde todas partes, de todos los departamentos del país, y a todos los camaradas, gracias por estar, gracias por honrar la vida, por no olvidarlos, por su cariñoso respeto y por su fraterno calor. 

Acaso por si alguien no lo sabe, a los distraídos, por si no se enteraron, o los que no quieren ver, digamos que sí, que están presentes entre nosotros, escuchen sino: Rubén López – Justo Sena – Elman Fernández – José Abreu – Ricardo González – Raúl Gancio – Héctor Cervelli – Luis Mendiola, ¡PRESENTE!

Este acto, tan especial para nosotros las y los comunistas, pero también para todo el movimiento popular uruguayo, tiene un elemento distintivo: es un momento de construcción colectiva de memoria histórica. Es un acto contra la impunidad.

Es un acto para reclamar verdad y justicia. Para exigir nunca más dictadura ni terrorismo de Estado.Y parados en este lugar de “peregrinaje laico”, como tan bien lo definió Rodney Arismendi, en los 50 años de los asesinatos de los 8 obreros sindicalistas, frenteamplistas, comunistas, uruguayos, vamos a decir una vez más la verdad, nuestra verdad. Es necesario e imprescindible.

Porque la impunidad se sustenta en la mentira. Hace 50 años que denunciamos y probamos que lo que aquí ocurrió fue un crimen terrible perpetrado por los sectores fascistas de las Fuerzas Armadas, la policía y las bandas parapoliciales. Un crimen del terrorismo de Estado. Un crimen de la oligarquía, aliada con el imperialismo, que quería cortar de raíz la acumulación de fuerzas del pueblo, los avances en su unidad política y social, en los niveles de organización y de conciencia.

Una oligarquía que vació la democracia y después dio un golpe de Estado para imponer a sangre y fuego la concentración de la riqueza y del poder. Un imperialismo yanqui que quería bloquear a cualquier costo que se repicara la victoria popular de la unidad en la Chile de Salvador Allende.  Para eso asesinaron a nuestros ocho compañeros, para eso dieron el golpe, para eso encarcelaron, torturaron, asesinaron y desaparecieron.

Para eso instalaron el fascismo en nuestra patria. Para eso la Operación Cóndor y llenar de dictaduras y represión el continente. Para frenar el avance de los pueblos en Nuestramérica y, particularmente, el avance de nuestro pueblo, hacia la emancipación social. El Uruguay de 1972, era de crisis profunda, el vaciamiento de la democracia venía de Pacheco Areco gobernando a punta de garrote y bala y medidas prontas de seguridad y siguió con Bordaberry y el Estado de Guerra Interna.

Si, ese Estado de Guerra Interna, que el senador Guido Manini Ríos reivindicó en el Senado y que tan buena respuesta tuvo de las y los senadores de nuestro Frente Amplio.  Era el Uruguay de la represión a las movilizaciones obreras y las luchas estudiantiles, de la desocupación y la carestía, de la inflación galopante y, con eso, enorme caída de los salarios y las jubilaciones. La miseria, la pobreza, de miles, tenía cara de niño y niña. Las clases dominantes, los sectores agroexportadores y el latifundio, los banqueros y la rosca oligárquica, estaban representados directamente en el gobierno, con Bordaberry, con Peirano. Se imponía a la fuerza el modelo de un país para unos pocos y los dictados del imperialismo. Imponían el miedo a sangre y fuego. 

Esas fueron las causas reales, no otras. Y aquí se produjo uno de los peores crímenes políticos de la historia nacional. Aquí 8 obreros comunistas fueron cobardemente asesinados, ejecutados, estaban desarmados, no hubo ningún enfrentamiento. Eso fue probado desde el primer día, por el testimonio de los dos sobrevivientes, uno de ellos está aquí, de las y los vecinos, por las autopsias, que establecieron que hubo balazos en la nuca y tiros de gracia. Eso volvió a ser probado en investigaciones periodísticas, en libros, en documentales. Y también surgió de la autopsia histórica realizada en el marco del juicio iniciado por la denuncia penal presentada en 2001. 

Entonces, queridas compañeras y compañeros, hoy todas y todos estamos aquí, para decir, bien fuerte, bien claro: No nos mientan más. No sigan mintiendo. La verdad tiene una fuerza poderosa. Y nosotros hace 50 años que decimos la verdad y ellos, los que los mataron, los que defienden a los que los mataron, los que perpetúan la impunidad, llevan medio siglo mintiendo. Basta ya.

Así nos paramos en estos 50 años, medio siglo de la Masacre del Paso del Molino, aún impune. Al igual que recordábamos a las Muchachas de Abril, a Vladimir Roslik, y a Susana y a Liber y a Hugo y a Nibia, y Ramón Peré, Walter Medina, Elena Quinteros, a todas y todos los que nos dan fuerza y nos claman unidad, para seguir marchando cada 20 de mayo en demanda de Verdad, Justicia y Nunca Más terrorismo de Estado, sembrando de margaritas nuestra patria.

Son todas y todos mártires del pueblo, son todas y todos nuestros los caídos. Y deben ser nuestras las fechas, como nuestra es su memoria. Somos plenamente conscientes del enorme significado de la 20. Este crimen repudiado por todo nuestro pueblo en 1972, que convocó a decenas de miles en el sepelio. Es de tal calado democrático que dos arzobispos de Montevideo rezaron por nuestros compañeros, monseñor Partelli en 1972 y monseñor Sturla en 2014. Sabemos medir muy bien la importancia que eso tiene. 

Este humilde local, que amamos profundamente, la reacción lo odia tanto que lo quiso destruir tres veces y aquí está, cuidado, reconstruido y sigue siendo lugar de organización de la lucha por el bienestar de nuestro pueblo. Y tenemos proyectado ampliarlo, reformarlo, darle más comodidad y espacio para que quepan todas y todos. Ese es el mejor homenaje a los 8 mártires.  

Este local es Patrimonio Histórico Nacional desde el 2014 y tiene una Marca de la Memoria desde el 2018. Nunca nuestros 8 compañeros, ni el Partido Comunista, han estado solos en estos actos. Queremos hoy, cuando se cumplen 50 años, decirlo públicamente: Valoramos mucho, pero mucho, que ustedes estén aquí hoy, como han estado siempre, así como el gesto de la dirección del FA de hacerlo suyo, convocar y estar. 

La respuesta a la violencia homicida fascista de los años 70 fue más unidad y presencia de miles en la calle, y hoy sigue siendo necesaria la misma respuesta.  Rodney Arismendi, en breves palabras pronunciadas hace 50 años, el día del sepelio, decía: “Ninguno de nosotros, cuando hemos tomado la ruta del pueblo, hemos pensado en quedar para semillas. Ninguno hemos pensado que cuando se trata del pan del obrero, del derecho de sus familias, del pueblo, de la alegría del niño, de la merecida tranquilidad del viejo, de los destinos de la patria, del Libertad o Muerte de la bandera, íbamos a detenernos en pensar en la suerte personal de cada uno. Los hechos trágicos que vamos atravesando juntos, nos hacen más unidos y más amplios cada día. Para derrotar al fascismo y salvar el país, el único camino es la unión más profunda y total de todo el pueblo y de la clase obrera”. 

Los 8 compañeros asesinados cobardemente, no eran los principales dirigentes del partido, no eran famosos, no eran ediles, ni diputados, ni senadores, ni fueron ministros. Eran sí hombres jóvenes, con hijas e hijos chicos algunos, obreros metalúrgicos, panaderos, trabajadores del vidrio, verduleros, músicos, eran todos afiliados a la CNT, eran militantes en las bases del Frente Amplio recién fundado.

Tenían también la dignidad y las agallas suficientes como para venir desarmados a defender el local del Partido y ofrendaron su sangre por la democracia y la libertad. Y nosotros y ustedes, amigas y amigos, hemos elegido venir a rendir tributo a los 8, mientras otros, fueron a juntarse con la impunidad y los verdugos y los represores, en la Plaza de la Bandera. A pedir por “los pobres viejitos presos” por torturar, por reprimir y desaparecer compatriotas.

Allí estaban viejos conocidos que ahora se avergüenzan de ser JUP y quieren ser JOP – o sea, cambiar el collar pero seguir siendo el mismo perro – y allí vimos también entre ellos el ex presidente Julio María Sanguinetti, uno de los campeones de la impunidad, que sigue mintiendo y siendo el gran paladín de la también mentirosa “teoría de los dos demonios”.  

Algún día habrá justicia, lo prometemos, porque no nos vamos a rendir nunca en la lucha contra la impunidad, y ese día, los 8, que siempre van con nosotros, lucirán su mejor sonrisa y pagarán su culpa los traidores.Y la 20, es, además de construcción colectiva de memoria histórica, lugar de definiciones políticas, de respuesta al presente, de llamado a la lucha. Porque eso eran nuestros 8 compañeros, constructores de unidad y organizadores de la lucha del pueblo. Y este acto también es especial porque luego de dos años sin poder estar juntos, por la pandemia, volvemos a vernos, abrazarnos, a reencontrarnos.  Y nos encontramos en un mundo que vive otra crisis del capitalismo, económica, financiera, ecológica, social.

Un mundo que vio la quiebra moral del capitalismo cuando en medio de una pandemia mundial no pudo garantizar la vacunación a todos los seres humanos porque concibe todo como una mercancía, también la salud. Y el capitalismo, como ha sido a lo largo de toda su historia, tiene un componente terrible para salir de sus crisis: las guerras.  Rechazamos la guerra, las y los revolucionarios, defendemos la paz.

Nos pronunciamos sin dudarlo un segundo por el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos y por la solución pacífica de los conflictos.  Y sí, claro, estamos hablando de la guerra entre Rusia y Ucrania, pero no solo, rechazamos todas las guerras, en las que los que sufren son los pueblos. Rechazamos las más de 20 guerras en curso en el mundo hoy, responsabilidad del capitalismo y del imperialismo.

Rechazamos la guerra de la que todos hablan, pero también las que nos ocultan, las que no salen en la pantalla de televisión, ni en los diarios, ni se hacen virales en las redes sociales.  Y denunciamos al capitalismo porque no puede dar respuesta a los problemas de la humanidad. Lo demostró la pandemia, lo demuestra la crisis ecológica, y lo demuestra la escandalosa desigualdad del mundo actual. Luego de la pandemia, mientras lo mil millonarios duplicaban sus fortunas, 100 millones de personas caían en la pobreza.

El Laboratorio Mundial sobre Desigualdad, que coordina el prestigioso economista Thomas Piketty, en su informe sobre la Desigualdad Global en 2022, establece que el 10% más rico de la población mundial se queda con el 52% del ingreso, mientras que el 50% más pobre, la mitad de la población del mundo, solo se queda con el 8.5%. Y con la riqueza es mucho peor, el 10% más rico posee el 76% de la riqueza y el 50% más pobre solo tiene el 2%. Oxfam acaba de informar que, dada la especulación y el aumento de los precios de los alimentos, provocado en parte por la guerra de Ucrania y Rusia, más de 200 millones de personas pueden caer en la pobreza. ¿Y todavía se atreven a decir que el capitalismo funciona bien? ¿Para quién funciona bien? La 20 y la memoria de nuestros compañeros, también es para decir, con firmeza, que hoy es más necesaria que nunca la construcción de una síntesis superadora del capitalismo. Nosotros, al igual que nuestros 8 compañeros, seguimos convencidos y levantando la perspectiva del socialismo, del fin de la explotación, de que la humanidad se organice en función de los seres humanos y la satisfacción de sus necesidades y derechos y no para garantizar las ganancias del capital. 

Además, estamos en un continente en ebullición, donde los pueblos encuentran caminos para enfrentar la ofensiva del imperialismo y las clases dominantes. La 20 también es para expresar una vez más nuestra solidaridad con Cuba, el reclamo del cese del bloqueo criminal de EEUU y la defensa de su soberanía.  Y también es para expresar nuestra solidaridad y las expectativas con que seguimos al gobierno recién instalado en Chile, con Gabriel Boric a la cabeza. Para expresar nuestra esperanza en esta nueva experiencia unitaria en Brasil, con la Federación de la Esperanza, y la candidatura presidencial del compañero Lula, luego de haber sido víctima del odio de clase, una verdadera aberración e injustamente preso. En nuestro país venimos de librar unas batallas de enorme importancia para enfrentar la imposición pura y dura del proyecto neoliberal de las clases dominantes.  Un proyecto que busca concentrar la riqueza y el poder, que es represivo, recorta garantías y libertades públicas. No es casualidad, nuevamente enfrentado a una coalición o sociedad o comandita, dirigida y orquestada por el Herrerismo.

Los unió el espanto, los unió el miedo, se juntaron con el único propósito de desplazar al Frente del gobierno y no tenían siquiera programa, tenían que hacer uno y lo llamaron LUC. Estirando como un chicle la constitución y las leyes, jugando al límite, mandando casi medio centenar de leyes juntas, con 476 artículos aprobados en tiempo récord. La respuesta del movimiento popular fue formidable. Logró darse los mecanismos y las formas para ponerse de acuerdo en poco tiempo, de consensuar los 135 artículos más negativos y buscar el método de salir a buscar las 670 mil firmas que habilitaran la consulta. No era fácil, era un desafío enorme, una nueva utopía oriental. Contra todo el poder y en medio de una pandemia. Y una vez más la hazaña fue posible, no con 650 sino con 800 mil firmas que los multicolores no esperaban y que muestran la madurez y la conciencia de una parte muy importante de nuestro pueblo. Así gestamos el otro escalón, hacia el 27 de marzo reciente.

Soportando todas las chicanas habidas y por haber. Con la derecha utilizando el aparato de Estado, con muchos recursos económicos, de los que no había para salarios y comedores escolares, con la complicidad de los principales medios de comunicación, negando la cadena de radio y televisión a la comisión del Si, con el presidente poniendo su investidura a favor del NO, siendo su portavoz principal y culminando en conferencia de prensa como cierre de campaña. No logramos el objetivo que nos habíamos propuesto, es la verdad, dura, amarga realidad. Pero también es cierto que no caímos derrotados, no nos sentimos perdedores.

Más de un millón de compatriotas votaron el Si, aún en esas condiciones. Decenas de miles han dado todo en esas brigadas que recorrieron todos los rincones de la patria, que desafiaron el COVID19, que salieron por momentos al rayo del sol, y que se cagaron de frío en otras jornadas, que se empapaban por la lluvia o los mojaba el sudor, pero que nos volvió a indicar por dónde está el camino de paciente construcción de la patria de Artigas, no el de bronce ni el de mármol, el que nos dio una identidad, el que luchó por la independencia, al que traicionaron y echaron del Uruguay los mismos sectores que después le hacen homenajes o invocan sin sentirlo, vacío de contenidos.  Pensamos que la lucha política y su resultado debe medirse en el grado de organización que se logra, en el nivel de conciencia que alcanza nuestro pueblo.

En el estado de las herramientas populares y en los niveles de organización que se alcanzan. Y creemos que el bloque histórico, político y social, democrático y radical de los cambios ha salido fortalecido de esta batalla.  En este acto, junto a los mártires, luchadores ellos, podemos decir que se confirmó la justeza estratégica de definir una respuesta de lucha al envión conservador del bloque de poder y la LUC. Podemos avanzar y superar lo que nos falta porque luchamos junto a nuestro pueblo. Derrotados estaríamos si no hubiéramos luchado.

También que el resultado muestra los problemas y las insuficiencias que aún tenemos y que debemos abordar y superar. Debemos saber leer y saber apreciar compañeros, tenemos que ser inteligentes, distinguir algunas señales y cuidarnos entre todos y crecer todos juntos y en clave de unidad. Y la 20 también es lugar para dar respuesta a los desafíos del hoy. Hoy, fruto de las políticas y el ajuste neoliberal del gobierno de la coalición de derecha, el Uruguay es más desigual y menos libre, por lo tanto, menos democrático.¿Cómo sigue esto? Estamos en una etapa de acumulación de fuerzas, de unidad y de lucha, de protagonismo popular organizado, de levantar perspectiva. Es necesario junto a nuestro pueblo, en lo inmediato, enfrentar la restauración conservadora, organizar la defensa de la Seguridad Social, la defensa de la Educación Pública, de las empresas públicas, como Antel y Ancap, de profundizar la denuncia y condena por la vergonzante entrega de la Terminal de Contenedores del Puerto, ¡por 60 años!. 

Es momento de decir fuerte y claro, que rechazamos las operaciones de marketing del gobierno para esconder su responsabilidad en que haya 400 mil personas y uno cada cinco niñas y niños en la pobreza; en que hayan caído durante dos años los salarios y las jubilaciones y sigan cayendo; en la disparada de precios; en el aumento de las tarifas públicas por encima de la inflación y de los salarios; mientras, al mismo tiempo, crece la economía, los “malla oro” ya ganan más que antes de la pandemia, aumentan en 6.337 millones de dólares los depósitos bancarios y las exportaciones logran un récord histórico de 11 mil millones de dólares. Ante eso no alcanza con rebajar un mes el IVA al asado y un pequeño grupo de alimentos, es una burla plantear para julio un “adelanto” de 2% a los salarios públicos y otro tanto a las jubilaciones.  

El PIT-CNT ha respondido y con mucha claridad a los anuncios del gobierno, que llegan tarde y mal y parecen responder más al resultado del 27 de marzo y al bajón de popularidad en las encuestas del presidente que a la búsqueda real de atender las necesidades de la gente. Ni el equipo económico en su presentación que parecía que hablaban de Disneylandia, ni el presidente en su mensaje al Parlamento, hablaron ni en una línea de los precios y la carestía. ¿Ahora se dieron cuenta que importa? Sean serios, no improvisen, convoquen a un diálogo de verdad, convoquen la negociación colectiva, salgan de su burbuja, de su mundo de perillas y “mallas oro”. ¿No era que estaban preparados? La realidad demuestra que la LUC no contempla ninguna de las urgencias reales de nuestro pueblo, solo las del poder. La emergencia sanitaria terminó, pero la social sigue. Tenemos un presidente y un gobierno que se ha creído el cuento de su super popularidad, y que maneja la gestión en función de las sugerencias de una agencia de publicidad.

Aún así, en la encuesta que más vale, la de las urnas, la votación que logró el No, cuya campaña encabezó personalmente el presidente, estuvo muy lejos de esa popularidad extraordinaria que decían tener, aunque ahora parece haber caído, que casualidad. ¿Por qué le pasa esto a alguien que tiene muy bien planificada su imagen y sus apariciones públicas? Hay algunas razones muy evidentes. ¿Cómo se le llama a alguien que cuando era candidato prometió una cosa y luego cuando es presidente hizo otra? Prometió en campaña electoral que iba a bajar las tarifas públicas, que no iban a subir los impuestos, que no iban a caer los salarios y las jubilaciones. ¿Y qué pasó? Las tarifas públicas subieron como nunca por encima de la inflación, los combustibles, por ejemplo, un 42%. Nos subió el impuesto al consumo un 2% con tarjeta de débito, subió el impuesto que se aplica a los combustibles y subió el IRPF al modificar la forma de cálculo. Los salarios llevan dos años consecutivos de caída y las jubilaciones y pensiones, que ajustan por el Índice Medio de Salarios, también.

Vuelvo a preguntar, y no solo a quienes están en este acto, sino a todo el pueblo uruguayo: ¿Cómo se le llama a quién promete una cosa como candidato y luego como presidente hace lo contrario? Desde esta tribuna, queremos denunciar la política al nivel del zócalo, rastrera y menor, la colocación de los intereses partidarios y electorales por encima de las necesidades de la gente. La mayoría de la coalición de derecha, con la única excepción del sector Ciudadanos del Partido Colorado, decidió no votar el crédito del BID que negociaba la Intendencia de Montevideo. Esto ocurrió después de meses de negociaciones y atender sugerencias y propuestas. Es una vergüenza que tomen de rehenes a las vecinas y vecinos de Montevideo de sus intereses sectorialess y electoreros. ¿Qué festejaban al final del debate de la Junta? No le dijeron no al Frente Amplio, le dijeron no al saneamiento, a la recolección de residuos, a la generación de trabajo de los recolectores, a obras que necesitan la ciudad y su gente.

Expresamos nuestro respaldo a lo actuado por las y los ediles del FA en la Junta de Montevideo y también, con fuerza y claridad, a nuestra compañera intendenta, Carolina Cosse, que con firmeza y claridad respondió el mismo día. Desde aquí, todo nuestro respaldo para encontrar los caminos para que lo primero sean los intereses de la gente y no la politiquería.  Cabe preguntarse: ¿Quiénes son los que le ponen palos en la rueda y a quiénes?  Y la 20 es lugar para levantar perspectiva.

En lo inmediato, lo decíamos, organizar la lucha por las reivindicaciones de nuestra gente. Construir más unidad y más organización popular. Fortalecer los componentes sociales y políticos del bloque histórico de los cambios. Y en eso hay mojones, rodear de solidaridad las luchas sociales, sindicales y populares, las ollas populares, cada día, pero ahora no más, surgen dos compromisos centrales: lograr más que nunca un gran 1° de Mayo y una gran marcha del 20 de Mayo. Junto a ello apoyamos la iniciativa del movimiento popular, en particular del PIT-CNT, de impulsar un proceso de construcción de un programa alternativo, que recoja los reclamos y los planteos de soluciones de todo nuestro pueblo, de sus organizaciones.

Un proceso de máxima amplitud, que deben definir sus protagonistas.Y aquí en la 20 reiterar que, desde el PCU, este partido uruguayo, frenteamplista y comunista, queremos contribuir a la lucha de nuestro pueblo con una concepción: la unidad política y social, la lucha de miles, el fortalecimiento de la organización, de las herramientas populares; y un camino: avanzar en democracia, con la conquista de una democracia avanzada, con rumbo al socialismo. Así marchamos hacia nuestro XXXII Congreso, al que concebimos no como una mera instancia interna, sino como una contribución, la mejor de la que seamos capaces, para la lucha de nuestro pueblo. Terminamos como empezamos. Vibrando con los nombres de nuestros 8 compañeros, Mendiola, Fernández, Gonzáles, López, Abreu, Sena, Gancio, Cervelli, mártires de la lucha por la democracia y la libertad. Don Alfredo Zitarrosa decía, “Fruto maduro del árbol del pueblo”. Eso eran nuestros 8 camaradas.

Eso siguen siendo cada día que transcurre. Y nos enseñan, nos educan, nos alientan.  “Fruto maduro del árbol del pueblo”, eso es nuestro Partido, eso quiere seguir siendo. Junto a todas y todos ustedes, queridas y queridos compañeros, reivindicamos la vida de nuestros mártires y de todos los mártires del pueblo. 

“Quiere ser flor y se cierra, como un puño, que la cuide, eso me pide”. Junto a nuestros mártires y su memoria, decimos que nada ha sido olvidado, que no arriamos ninguna bandera y que seguimos en el compromiso nuestro, de todo el Frente Amplio, de todo el movimiento popular, por llevar a término el sueño de Artigas hasta conquistar “la pública felicidad”. Un gran abrazo, Salu!

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