Hoy 16 de abril, hace 39 años, Vladimir Roslik, era asesinado en la tortura en el Batallón N°9 de Fray Bentos.
La lucha por la verdad, la justicia y la memoria tienen en el caso de Roslik, uno de los ejemplos más relevantes de lo que ha sido desde hace años el batallar por verdad y justicia.
La impunidad que sigue rodeando este crimen, evidencia el accionar criminal del Terrorismo de Estado y la continuidad de la represión, la tortura y el asesinato hasta el último día de la dictadura fascista.
Cabe recordar que Roslik fue asesinado en abril de 1984, cuando ya se habían realizado las elecciones internas de los partidos políticos en 1982, el 1° de Mayo de 1983, la Marcha del Estudiante de Setiembre de 1983 y el acto del Obelisco en noviembre de 1983 y apenas 8 meses antes de las elecciones.
Como bien señalaba en una nota publicada en EL POPULAR, nuestro querido compañero Walter Cruz, “a Roslik lo secuestraron dos veces. La primera el 30 de abril de 1980, cuando el Batallón de Infantería Nº 9 invadió San Javier. En el operativo detuvieron a 25 personas. Los torturaron en la comisaría de la colonia primero y en el cuartel después, adonde llegaron atados y encapuchados, apilados en un camión. Allí los procesó la justicia militar y cumplieron penas de uno a cuatro años de cárcel”.
“La maestra Susana Zanioni, detenida con Roslik, tiene presente el tormento del médico. “Tampoco me puedo olvidar los gritos de Roslik. Lo torturaron horriblemente”. Hugo González, funcionario del Banco República, secuestrado con él, recuerda: “Estaba de plantón, piernas y brazos separados El teniente Ivo Morales le apagaba cigarrillos en la espalda y después le obligaba a sostenerse una gasita cubriendo las quemaduras. Lo oía delirar”, sigue señalando la nota.
Entre los procesados y torturados en este momento estaban Víctor Makarov, Ricardo Bozinky, poco más que liceales entonces, Aníbal Lupunov, Miguel Roslik, hermano del médico y sus dos hijos, Víctor y Vladimir, que no habían cumplido 20 años. Todos padecieron plantón, golpes, simulacros de fusilamiento. Terminaron en el Penal de Libertad.
El Ejército saqueó y clausuró el Centro Cultural Máximo Gorki, donde se cultivaban -hoy también- las tradiciones (danza, idioma, gastronomía y literatura) de los fundadores de la colonia.
La segunda detención de Roslik ocurrió la noche del 15 de abril de 1984. Nuevamente efectivos del Batallón N° 9 de Fray Bentos llegaron a la casa de Roslik y su esposa, Mary Zavalkin. Cerca de ellos, Valeri, el hijo, de cinco meses, dormía en la cuna. “¿Por qué siempre se la agarran con nosotros?”, preguntó desolada Mary, mientras trataba, sin éxito, de abrigar al marido ya esposado, con un saco de lana. Solo pudo colarle un par de medias en el bolsillo del pantalón.
“Otra vez no, a lo mismo otra vez no”, fue lo último que pudo escuchar de Vladimir Roslik, según narró en un testimonio recogido en un libro conmovedor.
La citada nota, sigue narrando que los efectivos militares siguieron a la casa de otros vecinos de la colonia a quienes también se los llevaron. Ni bien llegaron al cuartel empezó la tortura.
Juan Chamailov oyó cómo lo torturaban, lo escuchó gritar hasta que la voz se apagó. Inmediatamente, ordenaron detener el tormento y convocaron al médico de la unidad militar, Eduardo Saiz Pedrini. Trataron de reanimarlo, pero era tarde. Cuando amaneció llamaron a Mary para que fuera a retirar el cuerpo al hospital de Fray Bentos.
El médico militar Saiz firmó la autopsia falsa, como era costumbre en la dictadura, y determinó que la muerte fue debida «a causas naturales».
La dictadura intentó seguir con la mentira, pero la familia de Roslik, en particular su viuda Mary Zavalkin, lo denunció; 5 médicos hicieron una autopsia y lo documentaron. Una investigación del semanario Jaque, lo hizo público; también informaron los semanarios Aquí y Convicción y la prensa clandestina. La Federación Médica del Interior lo denunció. A tal punto que la Justicia Militar tuvo que actuar y constató el homicidio y procesó al entonces mayor Sergio Caubarrere por abuso de autoridad y homicidio culpable, a una pena de cuatro meses.
Luego la Federación Médica del Interior y el Sindicato Médico del Uruguay expulsaron a Saiz.
La familia de Roslik siguió con la denuncia. El caso estuvo detenido, como tantos otros, por la Ley de Impunidad. En el 2014 se solicitó que el caso se desarchivara, fue denegada la solicitud por entender un Tribunal de Apelaciones que había “cosa juzgada”. La familia, con la representación del Observatorio Luz Ibarburu, solicitó que se escuchara a 18 testigos y que se investigara a 25 oficiales y efectivos militares y policiales que participaron del operativo. En el 2019 la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad, basada en este pedido, solicitó nuevamente el desarchivo del caso, otra vez fue negado. La Fiscalía sostuvo que no se puede argüir cosa juzgada porque los que actuaron fueron los Tribunales Militares de la dictadura.
Luego de un largo trámite, en el 2021, la Suprema Corte de Justicia rechazó un recurso presentado por la Fiscalía para que se retomara la investigación del caso.
La Fiscalía presentó un nuevo caso en el marco del nuevo Código de Proceso Penal pidiendo que se investiguen y se castiguen los delitos de privación de libertad y torturas que no fueron investigados ni juzgados nunca, con acusaciones contra los militares Eduardo Saiz Pedrini, Jorge Soloviy, Abel Pérez Cirillo, Roberto Ramírez, Oscar Roca, Dardo Ivo Morales y Sergio Caubarrere. En agosto de 2022 la Suprema Corte de Justicia rechazó el recurso de inconstitucionalidad presentado por los defensores de los militares, para este nuevo caso.
Foto de portada;
La tapa de El Popular en 1989.