Rolando Arbesún
El pasado 26 de marzo, arribó a Montevideo, David Cohen, quien al decir del semanario Búsqueda, es uno de los funcionarios más importantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos (EEUU).
Graduado como abogado, Cohen, de 59 años, es el encargado en la CIA de los enlaces con otros servicios extranjeros.
Conocido como “el gurú de las sanciones”, el “ilustre visitante” trabajó como asesor jurídico en el Departamento del Tesoro, lo que motivó que el entonces presidente Barack Obama lo nombrara director adjunto de la Agencia de Inteligencia, cargo en el que fue ratificado en el 2021 por el gobierno de Biden.
De acuerdo con la prensa local montevideana, Cohen sostuvo varios encuentros que se produjeron en la Torre Ejecutiva, en la Sede del Comando del Ministerio del Interior en el Prado, en la Embajada de Estados Unidos y en el Piso 40 del World Trade Center.
Por la parte uruguaya, se informó de la presencia como interlocutores del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, el director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya y el director de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado (SIEE), Álvaro Garcé.
Sobre los contenidos de estos encuentros, resumió Álvaro Garcé, fue tratar las “políticas de intercambio en el combate al crimen organizado”.
En ese sentido, el director de la SIEE, añadió, que se había solicitado asesoramiento y adiestramiento al personal uruguayo para el desarrollo de investigaciones de las organizaciones delictivas que funcionan dentro de las cárceles.
El intercambio, sirvió, además, para ratificar el expreso pedido ya realizado por el actual gobierno, de que la DEA volviera a instalar sus oficinas en Uruguay.
Debido al lugar que ocupa la CIA en la arquitectura institucional de la comunidad de Inteligencia estadounidense y en atención a las directivas que regulan su trabajo, es poco probable que “lo tratado” en los diversos encuentros sean los temas reseñados.
Al ser una de las principales figuras de la Agencia es comprensible que lo tratado, en todos y cada uno de los encuentros, entre dentro de la categoría de “secreto” y no hay que tener ninguna “esperanza”, salvo la signada por la “ingenuidad”, que lo dicho en la prensa sea cierto.
Durante su paso por el Departamento del Tesoro, Cohen fue el subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera, instancia en las que se ganó el mote de “gurú de las sanciones”.
Los datos públicos sobre la trayectoria de Cohen afirman que en 2009 el presidente Barack Obama lo nominó como subsecretario para el financiamiento del terrorismo en el Departamento del Tesoro, siendo confirmado por el Senado de los EEUU el 1º de mayo de 2009.
En las descripciones que funcionarios de la administración de Obama hicieron de Cohen, fue descrito como un «Batman financiero» y uno de los «comandantes combatientes favoritos» del entonces presidente.
En 2011, fue nominado y confirmado como subsecretario del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera, un cargo que le permitió dirigir a 700 funcionarios con un presupuesto asignado de $200 millones de dólares al año.
El cargo en cuestión fue creado luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y entre sus funciones está dirigir la Oficina de Control de Activos Extranjeros, una entidad encargada de proponer e implementar sanciones económicas estadounidenses.
Un año después de su nombramiento en el Tesoro, David Cohen fue el orador principal del foro anual de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
De acuerdo con la página web (https://www.fdd.org/about-fdd/) de esta fundación, la misma se define como “un instituto de investigación no partidista”, cuya sede radica en Washington DC y sus estudios se centran “en los análisis de la seguridad nacional y la política exterior estadounidense”.
En ese sentido, se afirma que la “FDD realiza investigaciones exhaustivas, produce análisis precisos y oportunos, identifica actividades ilícitas y brinda opciones de políticas, todo con el objetivo de fortalecer la seguridad nacional de los EEUU y reducir o eliminar las amenazas que plantean los adversarios y enemigos de los EEUU y otras naciones libres”.
La misma, se añade, fue creada “poco después de los ataques del 11 de septiembre de 2001” y a sus instancias en ella se llevan a cabo “investigaciones prácticas”, preparadas por expertos y académicos de una variedad de antecedentes, incluidos el gobierno, la inteligencia, las fuerzas armadas, el sector privado, la academia y el periodismo.
Como parte de su trabajo, la FDD “proporciona regularmente investigaciones y análisis de código abierto a los formuladores de políticas y los medios”.
Cuando en 2015 Cohen fue nombrado director adjunto de la CIA, fue vox populi un comentario que asociaba su elección, por parte de Obama, al hecho de no estar relacionado a sus predecesores con vínculos con incidentes pasados de tortura llevadas adelante por la CIA.
El comentario, en cuestión, tiene como evidencia histórica el hecho de que tradicionalmente el director adjunto de la CIA siempre había tenido como directores designados a oficiales militares o veteranos de la comunidad de inteligencia, características que, como se ha reseñado, David Cohen no comparte.
“Veinticinco años después”
Pocos días después de la estadía de Cohen en Uruguay, se produjo la visita del ministro de Defensa uruguayo, Javier García al Pentágono.
Según informaciones de prensa, durante su visita García desarrolló una serie de encuentros y reuniones que buscaban acelerar “de forma práctica la cooperación entre ambos países”, en particular, remarcó el ministro en declaraciones al diario El País, “el nivel de intercambio entre las fuerzas armadas” de ambos países.
Más allá de los intercambios protocolares de uso, para García, lo más relevante fue la recuperación de” un nivel de diálogo fluido con EEUU”, a partir de los cambios realizados por el país del Norte con relación a la política hacia la región, atención que, estimó García, permitió el cambio de la misma.
En sus declaraciones al medio de prensa uruguayo, García “destacó que se acordó retomar la cooperación, lo que incluye el apoyo económico y logístico para materiales destinados a una modernización de las Fuerzas Armadas uruguayas”, razón por la cual fueron planteados “acuerdos puntuales que habían sido postergados”, así como “otros en los que se trabajará con el objetivo de que se concreten en el corto plazo”.
El ministro explicó que se producirá una “inversión para reequipar” a las Fuerzas Armadas, aunque no amplió en los detalles, ya que los mismos formaban parte de los intercambios en curso.
A pesar de estas declaraciones de García, un trabajo realizado por Montevideo Portal (https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Una-relacion-conveniente-los-desembolsos-de-Estados-Unidos-en-Uruguay-y-su-contrapartida-uc850449) mostró una serie de evidencias documentales de cómo se habían comportado los desembolsos de asistencia estadounidense a Uruguay entre los años 2001 y 2022.
En ese sentido y siempre de acuerdo con los datos de la oficina de Asistencia Exterior (Foreign Assistance) estudiados por Montevideo Portal, “el 52% de los desembolsos de Estados Unidos a Uruguay fueron de carácter militar”, un porcentaje que resulta incompleto agrega el estudio del portal de noticias porque “el año pasado no está completamente contabilizado todavía”.
“Todo ese dinero”, se describe, alcanza “casi US$ 13 millones (US$ 12.960.765 exactamente)” y fueron invertidos “en programas de educación o capacitación para enfrentar las amenazas del país que, en cierta medida, también amenazan al mundo: narcotráfico (principalmente a puertos europeos), contrabando, tráfico de personas, pesca ilegal extranjera en aguas exclusivas uruguayas”.
Además de los entrenamientos mencionados, se agrega ha habido una amplia financiación de “entrenamientos (…) contra el terrorismo”, así como, “capacitaciones sobre la protección de los civiles, que son especialmente útiles para las misiones de paz de las Naciones Unidas de los cascos azules uruguayos en el Congo”.
Consultado por Montevideo Portal, Jared Wilhelm, jefe de la Oficina de Cooperación de Defensa de los Estados Unidos en Uruguay, afirmó que los desembolsos en ayuda militar no son “para comprar misiles y tanques para ir a invadir otro país; es equipo para ayudar a garantizar la paz”.
Consultado sobre el peso que tiene la cooperación militar estadounidense en Uruguay, Wilhelm subrayó que “el hecho de que la contribución estadounidense a Uruguay sea, en su mayor parte, militar, puede significar que Uruguay tiene un mayor desarrollo en áreas no militares”.
“Si tuviéramos un desarrollo humano bajo, Estados Unidos seguramente brindaría más cooperación socioeconómica”, expresó por su parte Santiago Arca Henón, magíster en estudios de seguridad de la Escuela Naval de Postgrado de Estados Unidos.
Esta visita y la de un grupo de legisladores de EEUU se da cuando Argentina y Brasil anunciaron su reincorporación a UNASUR y cuando el canciller Francisco Bustillo y el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Fernando Mattos, viajan a China.
Foto de portada:
La embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Heide Fulton el pasado 22 de marzo con el presidente Luis Lacalle Pou, el canciller Bustillo y el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado. Foto: Presidencia de la República.