Nicolás Pons con Edinho Silva presidente electo del PT.

El Partido de los Trabajadores y Lula 2026

Por Nicolás Pons (*)

En el primer fin de semana de agosto, Brasilia se vistió de rojo. El Centro de Convenciones recibió a más de 1.000 delegados de todo Brasil, sin excepción. Reunidos en ocasión del 17° Encuentro Nacional, el Partido de los Trabajadores (PT), ese partido de izquierda con 45 años de historia en el país se preparaba para la asunción de los nuevos integrantes de las direcciones en el ámbito municipal, estadual y a nivel nacional. En paralelo cada uno de sus militantes discutiría el documento de tesis a la hora de elevar propuestas de “enmiendas” para terminar definiendo su contenido final.

En un contexto de enorme algarabía, la bandera roja con la estrella del PT flameando alto, recibía a las delegaciones nacionales y, también, a quienes representábamos a las diversas organizaciones políticas, sociales y de Estado, de distintas partes del mundo. 

El clima de la plenaria recién instalada era tan cálido como el tiempo en Brasilia, con un sol brillante que auspiciaba jornadas de encuentro fraterno entre los militantes de la izquierda.

En el ingreso al Centro de Convenciones, cada participante fue convidado a portar una especie de pulsera con los colores de palestina. Esto sería el preámbulo de la declaración leída por Humberto Costa, senador y presidente saliente del PT que,  en el marco de la apertura, expresó desde el escenario y junto al Embajador de Palestina en Brasil, el apoyo incondicional del PT y de su Gobierno al pueblo palestino, condenó sin titubeos el genocidio del Estado de Israel y subrayó que Brasil se suma a la denuncia internacional iniciada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la situación en los territorios palestinos, con ataques a la infraestructura civil, violencia indiscriminada por colonos israelíes, masacres cotidianas de mujeres, niños y niñas, y el uso descarado del hambre como arma de guerra, lo que constituye graves violaciones de derechos humanos. Este mensaje compartido en la apertura del Encuentro, fue políticamente simbólico, humanamente necesario y transversalizó todo el evento, dando cuenta que, para Brasil, no hay margen para ambigüedades morales ni para omisiones políticas. 

Acto seguido y después de un aplauso cerrado de quienes estábamos en el recinto, primero el Partido Comunista de Brasil (PC do B) y luego el Movimiento sin Tierra (MST) transmitieron sus saludos a la organización hermana del PT, destacando el enorme papel de la militancia de base en cada rincón del país, sostén imprescindible del Gobierno de Lula. Joao Paulo Rodrigues, Coordinador Nacional del MST hizo énfasis en la nueva fase de la Reforma Agraria, lo que, desde una perspectiva de clase, alienta la transformación definitiva a la hora de pensar en nuevos paradigmas de soberanía alimentaria y un tipo de vínculo y caracterización diferente con respecto a la propiedad de la tierra. El país más rico de América del Sur, desde el punto de vista de la biodiversidad y su capacidad de generar riqueza, no puede permitirse que haya personas viviendo en condiciones de pobreza. En esta línea de pensamiento, hubo un balance positivo sobre el impulso del Plebiscito (comunitario) llevado adelante por los movimientos sociales, respaldando la iniciativa del PT de impulsar la campaña “BBB” que determina el impuesto a los Bancos, las Plataformas de Apuestas y a los ricos, para solventar, entre otras medidas, la exoneración de tasa 0% a los ingresos inferiores a 5.000 reales (40.000 pesos uruguayos aprox.) y favorecer con políticas públicas sostenidas, a los más humildes del Brasil profundo, priorizando entre otros sectores sociales, a las niñas, niños y adolescentes.

Una constante, mientras los debates se sucedían entre los delegados, fue la referencia a la oposición de derecha, la violencia política ejercida por la derecha fascista, y sobre esta última, en especial, la conducta inescrupulosa de Bolsonaro y su hijo, conducta caracterizada como de “traición a la patria” por acudir a Estados Unidos, provocando la intromisión en asuntos internos  de Brasil, generando presión, hostigamiento y extorsión comercial a través del aumento unilateral de medidas arancelarias, y, particularmente, cuestionando el sistema de justicia, que por estas horas, es responsable de acusar al ex presidente Jair Bolsonaro de haber incurrido en acciones para provocar un Golpe de Estado, a la salida de su mandato. Pudimos apreciar también, como la palabra “soberanía”, una y otra vez, se repetía con firmeza en las intervenciones de los oradores y cobraba sentido su dimensión innegociable dando lugar a una contundente convocatoria a todo el pueblo brasileño, para posicionarse junto al presidente Lula, en momentos de condenar la política injerencista del imperialismo yanqui en manos de Trump.

Entre la diversidad de temas abordados en el Encuentro Nacional, estuvieron ineludiblemente presente los concernientes a los lineamientos estratégicos para enfrentar el nuevo desafío electoral, previsto para el año 2026. En este sentido, cabe destacar, la referencia formulada desde el podio, relativa al modelo del Frente Amplio en Uruguay, en momentos donde se discutía ampliar el marco de alianzas del PT con otras fuerzas del espectro político brasileño. Para alegría de los frenteamplistas presentes, el concepto de una “izquierda sin exclusiones” primó ampliamente entre quienes votaron a mano alzada por construir un espacio político amplio, plural y profundamente de izquierda en el país hermano. Para el inminente escenario electoral del año próximo y como conductor del PT hasta 2029, la militancia confirmó la designación de Edinho Silva como nuevo presidente del partido, quien obtuvo el 73.4 % de los votos en la reciente elección interna. Integra la organización política desde 1985, Sociólogo de profesión, fue concejal y alcalde de Araraquara durante cuatro mandatos, diputado estadual, presidente del PT en San Pablo y Ministro de Comunicaciones Sociales durante el Gobierno de Dilma Rousseff.  La misión principal de Edinho Silva será asegurar la reelección de Lula a la presidencia y eso requiere una estrategia capilar, de contacto directo con el pueblo todo, desafío que, a decir del propio Silva, comienza hoy. En ese discurso ante la masa militante, señaló: “…instó a luchar por la soberanía, la democracia popular y contra el autoritarismo. Necesitamos construir un país que cuide a los excluidos de nuestra nación. Este proyecto estará en juego en 2026, y también implica defender la soberanía. No somos un anexo de Estados Unidos. Para lograrlo, es fundamental contar con un partido fuerte que valore nuestro legado, pero que esté atento a las transformaciones globales. La reelección del presidente Lula será otro paso decisivo en la derrota del fascismo. Trabajaremos para garantizar que el PT siga siendo el mayor instrumento de lucha del pueblo brasileño.” 

Finalmente, el cierre del 17° Encuentro Nacional se avizoró, cuando al grito de “viva Lula”, ingresó a sala aquel viejo obrero metalúrgico, dirigente sindical, nacido de las entrañas más humildes del pueblo, con la sonrisa cómplice de saberse entre los suyos y en casa.

En un discurso profundo y minucioso, el presidente Lula, abordó los desafíos de la agenda actual, tanto a nivel nacional como internacional. Observó que los sucesivos Gobiernos del PT son los responsables del proceso de inclusión social más grande en la historia de Brasil y que esa construcción de derechos asegurados para las grandes mayorías, debe protegerse del chantaje de la familia Bolsonaro y de los sectores reaccionarios y conservadores. Reafirmó que la soberanía de Brasil no es negociable y que la lucha, en última instancia, es por la democracia nacional y también, como contribución a la democracia global. Expresó: «cuando tenemos una causa, ninguna vejez viene a nosotros», y, en ese simple mensaje, confirmó su decisión de mantenerse firme en la lucha electoral camino a la victoria en 2026 para profundizar las transformaciones en curso y evitar que el país vuelva a ser gobernado por un fascista.

Para quienes fuimos espectadores de este Encuentro del PT, mojón de reafirmación de la izquierda brasileña con las causas del pueblo trabajador, con los más humildes, con los excluidos, con las causas aún pendientes de una verdadera integración latinoamericana que nos permita avanzar en autonomía, independencia y soberanía a favor de la clase trabajadora continental, nos queda la certeza de haber participado en un ámbito donde se definió de manera democrática, la hoja de ruta que, seguramente, lleve a Brasil a la consolidación de un modelo social donde nadie quede atrás. 

(*) Vicepresidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio.

Compartí este artículo
Temas