Ideas para otro modelo económico (parte 3)

“No hay un solo modelo, hay muchos modelos (económicos) posibles para Uruguay”

Federico Penino Weinberger (*)

Dependerá de las condiciones del contexto, pero también de la voluntad, las convicciones y los valores de las políticas a impulsar para romper los ciclos históricos de la economía del Uruguay y sus consecuencias políticas.

La necesidad de superar una estructura productiva que genera ciclos, crisis periódicas y no permite sostener las políticas distributivas asumidas en la parte exitosa del mismo, es un objetivo central de política económica en el que coincidieron los economistas Luis Bértola y Rodrigo Alonso durante la segunda actividad del ciclo “Ideas para otro modelo económico” organizada por la Comisión de Programa del PCU y del que daba cuenta –en su primera parte- el artículo de Rodrigo Gorga en la última edición de EL POPULAR.

Los expositores concordaron que los efectos políticos de los ciclos económicos son históricamente visibles y si bien no es automático, la historia del Uruguay desde el primer batllismo demuestra que, tras un período de auge y mejora en la distribución del ingreso, la crisis basada en el modelo productivo dominante genera un cambio de gobierno como el producido en las últimas elecciones de 2019.

Uruguay está prácticamente estancado desde 2014, y con pronósticos de bajo crecimiento para los próximos años.

Según Alonso, esta dinámica corresponde a nuestra posición en la división internacional del trabajo como país agroexportador, condicionado y dependiente de la demanda externa.  Esa dependencia –y la forma en que la misma se expresa en nuestro país en la puja distributiva- va pautando la forma de expansión y contracción global de la economía, y la remuneración de los factores en el proceso productivo.

Es así como ante un aumento de la demanda de nuestros bienes primarios los exportadores reciben un sobreprecio, no asociado solamente a los factores de producción, sino que refleja la ventaja comparativa del uso de nuestros suelos, compensa las diferencias estructurales de productividad con el resto del mundo y permite una extensión de esta en dicho sector. 

Pero esa renta diferencial, según Alonso, termina siendo capturada de una manera ineficiente –y no planificada- a través del atraso cambiario, para financiar expansión del consumo, aumento de importaciones y redistribución del ingreso. Este proceso, relativamente sostenible mientras se mantiene en ascenso la demanda externa entra en tensión y en puja distributiva cuando la misma se estanca y el nivel de demanda no llega a compensar la reducción del ingreso de los exportadores vía atraso cambiario.

Coincidiendo con el carácter cíclico de la economía uruguaya, y la importancia del sector agroexportador, Bértola matiza los planteos de Alonso ya que a su criterio el proceso evolutivo de la economía “de tantos logros y varias macanas” supuso cambios estructurales centrales y que existe el riesgo de volver a “las peores versiones fisiocráticas que creen que toda la riqueza emana de nuestros recursos naturales, de la tierra”, lo que a su criterio podría ser muy conservador para pensar los desafíos del desarrollo.

A su criterio, la diversificación de la matriz productiva es central en un nuevo modelo y que profundizar el desarrollo del sector primario exportador es clave, superando la visión productivista centrada en el aumento de la producción y la tasa de ganancia para pasar a liderar un proceso de transformación hacia una producción sostenible, que tenga en cuenta fuertemente la dimensión ambiental, y que implique además cambios radicales en las pautas de consumo de la población.

Ese nuevo modelo según Bértola tiene que contar con un importante componente industrial donde en su financiamiento podría participar –en consonancia con el planteo de Alonso- parte de la renta extraordinaria de la tierra.

Para alcanzar el objetivo de diversificación de la matriz productiva y un modelo de desarrollo sostenible que tenga como fin mejorar la calidad de vida de las personas, Alonso reivindica la necesidad de pensar en un proceso de al menos 30 años con el Estado jugando un rol central, principalmente en su carácter regulador y “disciplinador” del capital; y Bértola plantea, además de las necesidad de un Estado orientador con una gestión altamente eficiente y transparente, algunos puntos que a su criterio son centrales:

1) La planificación y la prospectiva; de alto nivel, deberá ser una actividad constante e institucionalizada, superando las debilidades que esta dimensión tuvo durante los gobiernos del FA, con el objetivo de visualizar diversos escenarios y posibles orientaciones generales y áreas de desarrollo. 

2) Las políticas de ciencia y tecnología; deberán ser tomadas en su justa dimensión y construir una institucionalidad fuerte que permita unir las políticas de desarrollo con las de ciencia y tecnología. Dicha institucionalidad, que no pasa según Bértola necesariamente por la creación de un Ministerio si debe ser consistente y conjunta, lo que no ocurrió en los anteriores gobiernos del FA. 

3) El rol central de las empresas públicas; por su carácter permanente y su peso en la estructura productiva del país. Deben tener una fuerte apuesta a la inversión en ciencia y tecnología –para lo que se deberán hacer ajustes normativos- y jugar un papel destacado en el financiamiento del sector productivo, el que deberá contemplar diversas formas de organización tanto públicas como privadas de diverso tipo –desde las empresas tradicionales, a cooperativas, colaborativas, etc-. Según Bértola la coexistencia de diversas formas de propiedad productiva debe ser un fin en sí mismo a promover y colaborar para su desarrollo.

4) Una macroeconomía para el desarrollo; que considerando los equilibrios macros, el objetivo de un tipo de cambio real competitivo y el orden de las cuentas públicas; tenga una clara y explícita consideración por las metas sociales, las que deberán ser explícitas e incorporadas a la noción de equilibrio 

5) Una política fiscal; que encare reformas de segunda generación, elimine las políticas de subvenciones indiscriminadas y eternas a determinadas inversiones sin ningún tipo de evaluación, se sume a las corrientes que proponen la tributación a las empresas multinacionales e impulse una cultura del pago de impuestos como forma de financiar políticas públicas. 

6) Una política de inserción internacional; que tenga a la región como un fuerte apoyo, que mantenga la perspectiva de bloques regionales -ya que está demostrado que la globalización total es un mito- pero que asuma que la existencia de países con gobiernos ideológicamente afines no es condición suficiente para destrabar algunas dificultades que hoy en día se mantienen.

Finalmente, y sobre el final de la charla, Alonso manifestó su preocupación por el proceso de extranjerización que se está viviendo en la economía uruguaya y donde en cada fin de ciclo expansivo se termina con un mayor peso del capital extranjero (ya sea a través de los niveles de deuda o inversión directa), lo que está generando un lento declive de la burguesía nacional y la consecuente reflexión sobre su impacto político, y la conformación de los apoyos a los bloques sociales en pugna.

La colmada sala de La Huella de Seregni nos desafía a seguir apostando a la reflexión y la discusión programática, en el acuerdo o en la discrepancia, con compañeros frenteamplistas en procura de construir un modelo económico que sustente una sociedad donde, al decir de Rosa podamos ser “socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

La primera edición del ciclo contó con la presencia de Mauricio De Rosa y Estefanía Galván para conversar sobre desigualdad y mercado de trabajo; en esta segunda nos acompañaron Gabriela Mordecki, Luis Bértola y Rodrigo Alonso para reflexionar sobre desarrollo económico y macroeconomía para el desarrollo. En las próximas semanas seguiremos poniendo temas para la discusión, reflexión y debate, con actividades abiertas y disponibles en el canal de YouTube del Partido Comunista de Uruguay (PCU).

(*) Economista.

Foto de portada:

Ideas para otro modelo económico, actividad realizada por el PCU en la Huella de Seregni. Foto Diego Corrrea Bayarres, EL POPULAR.

Compartí este artículo
Temas