Castillo: "Las organizaciones populares dieron la talla este año". Foto El Popular.

“Imposible no estar orgullosos del pueblo uruguayo”

Juan Castillo y un primer balance del 2021: “Un año con muchos años metidos adentro”.

Gabriel Mazzarovich

Juan Castillo, secretario general del PCU realizó para EL POPULAR un primer balance del 2021 que está próximo a terminar. Castillo afirmó que “el 2021 es un año con muchos años adentro” y que al repasar las luchas libradas en él “es imposible no estar orgullosos del pueblo uruguayo”.

Castillo destacó “la hazaña” de las 800 mil firmas y la relevancia del referéndum para anular 135 artículos de la LUC. Resaltó también la solidaridad de las ollas populares, las luchas sindicales, las victorias populares en el SMU, la UDELAR, la Enseñanza y el BPS, los Congresos del FA y el PIT-CNT y las internas del FA. Castillo destacó que “las y los comunistas han estado en cada una de estas luchas”.

-Al comenzar este año, en una entrevista en EL POPULAR, planteabas que este año se abrían varios desafíos para enfrentar, en el marco de la pandemia, el ajuste neoliberal y la restauración conservadora. El tema central que planteaba el PCU era conseguir las firmas que habilitaran un referéndum para anular 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, considerado un instrumento central de la restauración conservadora. Pero también estaba planteado terminar el proceso de autocrítica del Frente Amplio y su congreso, el congreso del PIT-CNT. También enfrentar los otros aspectos de la restauración conservadora: la Rendición de Cuentas, la política salarial, la gestión del gobierno. ¿Qué balance se puede hacer de esos ejes principales?

Aun conscientes de que a falta de diez días para culminar el año quedan por saber algunas decisiones importantes de la participación popular, el escrutinio de las elecciones internas del Frente Amplio y cómo ha sido la participación y los resultados de las elecciones para los Consejos Vecinales en Montevideo, cuando falta todavía eso de un año que parece haber tenido varios años adentro, ya se pueden adelantar algunas reflexiones políticas.
La primera es que nosotros tenemos que saludar, abrazar cada vez que podamos, lo que está siendo la militancia que se está desplegando, a todos los niveles y en todo el territorio nacional. El abrazo grande a los militantes supone mucho más que el tradicional que nos damos todos los días con los camaradas y los compañeros. Este es el momento. No hace falta que se abran las urnas y se cuenten los votos para ver como nos fue en la feria de estas elecciones del 5 de diciembre. Alcanza ya con lo que estamos diciendo y viendo para darle un gran abrazo a los y los militantes y a todo el pueblo uruguayo por la cantidad de hazañas que fue colocando a lo largo de este año. El 2021, nosotros no jugábamos a las adivinanzas, ya sabíamos que iba a ser un año pleno de desafíos, lleno de convocatorias y con la necesidad de responder a ellas, que no teníamos el derecho a equivocarnos.
Y nuestro pueblo no se equivocó, las organizaciones populares estuvieron, como dice ese estribillo que la murga ha hecho popular, a la talla. Si evaluáramos las cosas que ocurrieron en la agenda, casi que a una cosa importante por mes, y como se respondió a cada una de ellas, alcanzaría con eso. Pero hay que agregar el hecho, nada menor, que el primer semestre del año estuvo golpeado, a nivel mundial, pero particularmente en nuestro territorio, por los efectos de la pandemia. El COVID 19 se había instalado de forma furibunda desde diciembre del año 2020 y arreció a partir de enero de 2021, llegando a niveles de contagio muy altos, y calificado mundialmente como el más alto en algunos meses del año y con un número de víctimas fatales muy alto, estamos llegando al final del año con casi 7 mil personas que han perdido la vida. Eso llevo a que se fueran incorporando como parte de nosotros los cuidados que teníamos que tener. Había que proteger la saludad y de el y la militante, y, junto con la responsabilidad nuestra, sin bajar la guardia, sin dejar de hacer las cosas, cuidar al resto de nuestro pueblo. La población en el primer semestre de este año, con mucha razón, tenía miedo. Teníamos miedo de contagiarnos. De hecho, no ha sido menor, que en la estructura militante, varias veces hubo que estar en cuarentena, hubo que cerrar locales, hubo que dejar de funcionar en reuniones, hubo que usar el zoom como un medio de intercambio y de análisis político porque no podíamos tener reuniones presenciales. En el Uruguay, al igual que en muchos países del planeta, se prohibió la movilidad pública tal como nosotros la concebimos. Se aconsejaba las no aglomeraciones. Se desestimulaba ir a la playa en el verano, había que tomar medidas para que no hubiera grandes concentraciones, se exhortaba a la población que se fuera haciendo, prácticamente, por relevos. No hubo Carnaval, uno de los espectáculos públicos populares que más concentración de gente lleva en todo el país. Eso nos sacaba la posibilidad de acceder a decenas de miles de compatriotas que acceden cada noche a los tablados. Estaban prohibidas y se mostraba por televisión que se disolvían las concentraciones por expresiones culturales en las plazas y los parques. Hay que recordar los tironeos o enfrentamientos entre la Policía y algunas cuerdas de tambores. Se disolvían las concentraciones de jóvenes en plazas y parques.
Este era el Uruguay del primer semestre, no de hace diez años atrás, este año comenzó de esa forma.
No podíamos juntarnos, no podíamos vernos, no podíamos reunirnos, se prohibía o se exhortaba a tener protocolos para la marcha del 8 de marzo. Se exhortaba a que no hubiera un acto de concentración único el 1° de Mayo y el movimiento sindical y la clase obrera se las ingenian para tener uno de los 1° de Mayo más grande de todo el mundo. Se buscaron alternativas para que mas gente que nunca participara del 20 de Mayo. Esto paso en el primer semestre.
Al mismo tiempo, desde el 3 de enero, cuando aparecieron masivamente las papeletas, nos separaban hasta el 8 de julio, fecha tope según la ley, 6 meses y cinco días para entregar las firmas.
No solamente conseguimos eso, sino que, además, superamos con creces la cantidad de firmas. Eso es una hazaña, EL POPULAR, ustedes lo omiten a veces, pero yo lo reivindico cada vez que puedo, tituló: Hazaña. Y no tiene otro nombre, no se puede comparar esto con ninguna otra cosa que con una hazaña del pueblo uruguayo. ¿Cómo se hizo para recolectar 800 mil firmas si no podíamos vernos, tocarnos, si teníamos miedo y nos enfermábamos, si estaba prohibidas las concentraciones masivas? Bueno, este es un logro que hay que saludar. Esto habla del nivel de polítización de nuestro pueblo. Del nivel de compromiso político. De esas reservas morales y éticas que tiene nuestro pueblo, que no necesita que ningún dirigente o sector vaya a decirle lo que tiene que hacer. Cuando, desde del punto de vista de clase, olfatea el peligro, no duda en dar la vida por ese objetivo. Esto fue lo que pasó.
Solamente con eso nos sobraron seis meses del año. Podríamos haber pasado desde el 8 de julio para adelante con una gran matraca, pintándonos la cara, llenando de globos las ciudades, saludando y abrazando por esta hazaña.
De otras partes del continente y del mundo, queridos compañeros y compañeras, todavía hoy nos entrevistan y nos preguntan cómo ha sido posible. Cómo es posible que el Uruguay siga siendo el primer país del planeta en materia de consultas de democracia directa. No hay otro país, hay alguno que se puede acercar, pero ninguno tiene los niveles de democracia directa utilizando el mecanismo de recolectar la voluntad del 25% del padrón electoral para que los gobiernos tengan que consultar a la población por decisiones políticas trascendentes.

-Tú decías, las firmas por sí solas justifican el año, pero el año tuvo mucho más que las firmas, la LUC es un elemento importante pero la restauración conservadora es más que la LUC y la lucha para enfrentarla también fue más que las firmas. ¿Qué destacarías de las otras dimensiones de la lucha popular?

El proyecto de restauración conservadora, el ajuste neoliberal, aplicado por el gobierno que ya hemos caracterizado como concentrador de la riqueza y del poder, que tiene a los agroexportadores en el centro de sus afanes. El que mejor resume las características y hacia donde va el gobierno es el propio presidente de la República, que dice que gobierna para los “malla oro”. Un gobierno que destrata a la población, incluso a sus mismos votantes, porque los consideran los rezagados, el pelotón. El gobierno no es el responsable de que hayamos tenido la pandemia o de que haya aparecido el COVID 19, pero es el responsable directo de no haber tenido las precauciones para que los efectos económicos y sociales que está padeciendo la población todavía hoy fueran de menor entidad. Es el directamente responsable de haber reducido todas las políticas sociales que los gobiernos del Frente Amplio habían instalado. Es el responsable de haberse ufanado, en el medio de la Asamblea General, de decir que en medio de la pandemia pudo “ahorrar” 300 millones de dólares. Cuando en todo el mundo, los efectos de la pandemia han llevado a que gobiernos de derecha y también neoliberales como este, pero capaz que no tan atrasados ni tan reaccionarios, hayan dedicado más puntos del Presupuesto a las políticas sociales. Este gobierno es el responsable de no haber tomado las medidas necesarias para apoyar a la población, la que perdía el trabajo, la que cerraba los comercios, a los pequeños y medianos productores, a los jubilados y pensionistas. A todos ellos había que asegurarles que tenían al menos un plato de comida, si se pedía que no hubiera movilidad, no lo hizo eso este gobierno. Lo hizo el pueblo uruguayo con la solidaridad. Ahí aparece un segundo gran hecho magnífico que hay que destacar: los merenderos para que los niños puedan tener un vaso de leche a media tarde y las ollas populares para que las familias enteras, de obreros, de trabajadores desocupados, pudieran tener un plato de comida al mediodía. Esto ya no es una hazaña, es un motivo de orgullo, que jamás nunca vamos a dejar en la clandestinidad, porque cuando más necesita uno es cuando tiene la solidaridad al lado, porque la ha gestado y se ha venido heredando de generaciones anteriores. Este gobierno es el responsable de que haya 100 mil pobres más, de que hayan bajado los salarios, las jubilaciones y las pensiones, a la vez que aumentan en cientos de millones de dólares los depósitos bancarios, aquí y en el exterior.

-Esas consecuencias sociales del ajuste neoliberal impulsado por el gobierno de derecha tuvieron una respuesta muy grande también en luchas sindicales y sociales. Esas luchas han tenido como respuesta una campaña sistemática contra los sindicatos. ¿Qué destacarías de esa lucha sindical de este año?
Además de la contribución decisiva para construir el espacio unitario para recolectar las firmas y en la recolección de firmas en sí, el movimiento sindical uruguayo ha dado pelea en defensa de las y los trabajadores y de todo el pueblo. Por nombrar algunas, las luchas del SUNCA en UPM 2 con una gran victoria, el triunfo de la UNTMRA, con el convenio colectivo en los Consejos de Salarios, los del SOYMA o de la carne. Hay que destacar y mucho las luchas del SUPRA en el Puerto enfrentando la escandalosa entrega de soberanía por 60 años a una trasnacional belga, la de FANCAP y SUTEL defendiendo las empresas públicas y denunciando la política de desmantelamiento y privatización. O la lucha de los gremios de la enseñanza contra la persecución y el hostigamiento de las actuales autoridades.

-Este año también estuvo marcado por una serie de votaciones y Congresos que marcaron la agenda de una manera muy particular. ¿Qué balance haces de esa seguidilla de votaciones y Congresos?
Hubo varias instancias este año, de distinta amplitud y peso, todas importantes, algunas institucionales y otras planteadas por el propio movimiento popular. En el Frente Amplio teníamos que concluir y sintetizar un amplio proceso de autocrítica sobre lo ocurrido en las elecciones de 2019. Esto se hizo y culminamos en un gran Congreso que recoge todos esos aportes. Capaza que alguno de nosotros quería ir un poco más a fondo, pero esto fue el valor que tuvo el FA como fuerza política, actuando como coalición y movimiento, con participación activa de las bases, de generar, en un clima de unidad y de fraternidad, una discusión para corregir los errores, que nosotros decíamos, había que hacerla mientras íbamos dando las otras batallas.
En seguida estaba la convocatoria del Congreso de la clase obrera, de la central. Uruguay es uno de los pocos países del continente con una central única de trabajadores, que organiza a todos los sindicatos y federaciones únicas por rama de actividad. Y eso, el valor de la unidad, la fortaleza que le da la unidad al movimiento sindical, es algo que nosotros saludamos siempre. Estamos orgullosos de pertenecer a un país que tiene una clase obrera organizada de estas características. La clase obrera debate, discute, rezonga, pero después, en la estructura orgánica, con unidad, se resuelve la fortaleza y la necesidad de que, independientemente de la correlación de fuerzas y de los sindicatos y dirigentes que asuman las responsabilidades nadie toca la unidad.
Hubo también expresiones en las urnas, de distinta entidad, algunas más masivas que otras, y algunas que nunca habían centrado tanto el interés como ahora. Me refiero a las elecciones del SMU, que siempre son importantes, pero esta vez fue el gobierno el que les dio centralidad. El presidente de la República quiso jugar a favor de una candidata que respondía a sus huestes y la recibió dos veces en la Torre Ejecutiva en la semana anterior a las elecciones. Hay que agregar la recorrida de diputados y senadores del Partido Nacional por donde se estaba votando. El resultado fue un crecimiento en la participación y un fortalecimiento del respaldo a la lista de la Fosalba, auténtica expresión de independencia gremial.
Se realizaron las elecciones en la UDELAR, en los tres órdenes, y otra vez lo mismo, no aprendió con lo que había pasado en el SMU y otra vez, la incidencia del gobierno y de la coalición de derecha en las elecciones universitarias fue tremenda, la campaña, los grandes medios, la presencia de legisladores. Y nuevamente fueron derrotados, en los tres órdenes, los estudiantes ganando con una amplitud enorme, con un gran fortalecimiento de la FEUU, pero también en docentes y egresados.
Hubo una convocatoria a las urnas para elegir los representantes docentes al CODICEN y las ATD y de los estudiantes en el Consejo de Formación en Educación. Es de los pocos lugares que quedan de participación luego de la LUC, dos delegados docentes en el CODICEN y uno estudiantil en Formación en Educación. Siendo gobierno el Frente Amplio los gremios de la enseñanza habían perdido uno de los dos lugares en el CODICEN a manos de una lista que encabezaba quien hoy lo preside, el señor Robert Silva. Sin embargo, ahora, y en medio de una campaña antisindical, con una comisión investigadora del uso de las licencias sindicales, con denuncias penales porque docentes se sacaron una foto frente a un liceo o una escuela, recibieron lo que EL POPULAR tituló: Paliza. No tiene otro nombre. Fue eso, una paliza, los estudiantes casi cuadruplicaron a la lista de la derecha y las listas de la CSEU triplicaron a las de la derecha.
Luego vinieron las elecciones para representantes sociales en el directorio del BPS. Allí había un desafío enorme, el Partido Nacional, y dentro del Partido Nacional el Herrerismo, jugó directamente ligado a “Un solo Uruguay”, con sus candidatos, incluso en el orden de los empleadores, no respetando la decisión de las principales cámaras empresariales, y salió a competir para colocar su gente en jubilados y pensionistas, en trabajadores y en empresarios. Lo cierto es que la respuesta que tuvieron tanto la ONAJPU como el PIT-CNT fue rotunda. El PIT-CNT con respaldo al que no había llegado nunca más de 400 mil votos. Fue una soberana paliza en las urnas.
El año está cerrando con las internas del Frente Amplio, lo que tendría que ser la síntesis política. Si el pueblo uruguayo y sus organizaciones populares dieron tantas luchas en estas condiciones, como iba a hacer la fuerza política para resumir, para sintetizar políticamente esto. El desafío era detener la sangría de seguir bajando en la cantidad votos de las elecciones internas. Es una elección a padrón abierto, en todos los rincones del país, pero es una elección compleja, son seis elecciones a la vez. Bueno, nuevamente, hubo una muy buena respuesta popular. Cuando algunos discutían si alcanzaríamos los 94 mil votos que alcanzamos en las anteriores elecciones internas y otros proponían la meta de pasar la barrera de los 100 mil, estuvimos arriba de los 130 mil votos, en una jornada increíble, de fiesta frenteamplista.

-¿Cuál ha sido el papel de las y los comunistas en este año?
Nosotros somos muy autocríticos con nosotros mismos, siempre nos reclamamos más y está bien, pero lo quiero decir con orgullos: las y los comunistas estuvieron en todas estas luchas libradas por nuestro pueblo. En todas.
Vamos a hacer el XXXII Congreso en abril, luego del referéndum, pero ya se han hecho este año las Conferencias Departamentales en Montevideo, Canelones y en varios departamentos del resto del país, también se hizo el Congreso de la UJC, un muy buen congreso. Hay que saludar el esfuerzo enorme desplegado en todas las tareas por las y los comunistas, construyendo unidad, organización y lucha y levantando perspectiva.
El 2021 es un año con muchos años metidos adentro, hubo tantos años metidos dentro del 2021 que es imposible no estar orgulloso del pueblo uruguayo, felices de ser militantes y luchadores por las causas populares, pero también por haber sido parte de este avance de conciencia de nuestro pueblo enfrentando el proyecto conservador que se quiere instalar en Uruguay.

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