La Geopolítica y la conformación de un mundo multipolar

El martes 16, invitados por el Comité de Base del Frente Amplio de Shangrilá nos tocó, junto a Roberto Conde, analizar la situación política internacional, en particular la conformación de un mundo multipolar.
El ex vicecanciller de Uruguay dijo con razón que el equilibrio de poder entre los sistemas políticos del mundo está cambiando. La tendencia es hacia un orden mundial multipolar, con influencia geopolítica repartida entre una serie de actores. Y agregó: la geopolítica es el gran tema en este momento, en particular la guerra por los mares y el espacio.
La guerra entre Rusia y Ucrania, como bien establecen nuestras tesis del XXXII Congreso, culminó la transición entre el mundo unipolar neoliberal con EEUU como hegemon, a un mundo multipolar, con el ascenso de China en alianza principalmente con Rusia como nuevas potencias. Lo anterior no implica la perdida de hegemonía del imperialismo norteamericano, sino su declive. Principalmente el área militar detenta aún una marcada hegemonía.
La rivalidad entre EEUU y China se dará a nivel económico obviamente, pero también en la rivalidad geopolítica y militar por el control de las diversas zonas del mundo. Es bueno recordar que EEUU tiene más de 800 bases en el mundo contra 80 de China y alguna rusa.

La nueva arquitectura financiera internacional

Desde la reforma de Bretton Woods, y potenciada con la derrota de la URSS, la economía neoliberal hegemonía se basó en América, Europa y Oriente Medio, en el Banco Mundial, el Fondo Monetario internacional y el Banco Europeo.
Después de 1991, el eje central de la política internacional de Estados Unidos fue la propagación por el mundo del modelo estadounidense de capitalismo de mercado. Bajo la denominación genérica de “Consenso de Washington”, el Tesoro estadounidense y el Fondo Monetario Internacional (FMI) implementaron un programa de liberalización, desregulación y privatización mundial, que fue impuesto a finales de los años 1980 y en los años 1990 a los “países en vías de desarrollo” endeudados, y por tanto vulnerables, del África subsahariana y de América Latina en particular
En las últimas décadas China ha formulado nuevas alianzas dentro de su estrategia de desarrollo sintetizada en la Ruta y la Franja de la Seda. La Organización de Cooperación de Shanghái, el Banco Asiático de Infraestructura e Inversión (AIIB) y el Foro de Cooperación China-África (FOCAC) son algunos ejemplos, dentro de un abanico mucho más grande. Además, la alianza BRICS, con Brasil, Rusia, India y Sudáfrica es útil en la búsqueda de objetivos de política exterior. También dirige una institución financiera internacional propia: el New Development Bank (NDB), con sede en Shanghái. Esta arquitectura financiera bajo el liderazgo de China competirá con la liderada por los EEUU y Europa.
China se convirtió en el primer acreedor mundial por encima de las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con especial énfasis en los préstamos que conforman la deuda soberana, siendo que China también se posicionó como el principal acreedor de la deuda soberana de los Estados Unidos, cuya deuda externa, de acuerdo con el Departamento de la Tesorería de los Estados Unidos (2022) asciende a casi 9 millones de millones de dólares en el primer trimestre de 2022.
En los últimos 20 años, el comercio de China con África se ha multiplicado por 20, convirtiendo a China en el mayor socio comercial bilateral de África durante 12 años consecutivos. La inversión directa en África ha alcanzado 2,07 mil millones de dólares durante los primeros siete meses de 2022.
En nuestra región, con la Iniciativa de La Franja y la Ruta (BRI), China ha dispuesto una enorme fuente de inversiones, ya que 19 de los 24 países latinoamericanos se han adherido de una u otra forma.
El comercio entre China y América Latina en 2021 aumentó un 41,1% respecto a 2020, registrando un nuevo récord en las transacciones, por valor de 451.591 millones de dólares, según datos oficiales de China.

La disputa por los mares

El sudeste asiático, África y América Latina son regiones clave en la competencia más amplia por la primacía mundial entre China y Estados Unidos.
La reciente visita de Nacy Pelosi a Taiwán y sus palabras de que “ni nosotros ni el mundo permitiremos a China el uso del Mar Meridional para su expansión”, son un claro ejemplo de la desesperación de los EEUU por una disputa marítima que está perdiendo con China a nivel global.
El control del Mar de China Oriental y el Estrecho de Taiwán es actualmente la diputa geopolítica más importante del mundo, junto con la guerra de Ucrania.
Distintas estimaciones apuntan a que empresas del gigante asiático controlan actualmente cerca de 100 puertos en más de 60 países.
África es otra zona de intensa lucha. En 2017, Beijing estableció por primera vez una presencia en África cuando instaló en Yibuti una base militar, se hizo cargo de las antiguas instalaciones francesas y justificó su presencia montando operaciones contra la piratería en el Golfo de Adén y el Mar Rojo, quedándose con el control del canal de Suez.
Ahora China se instala en Guinea Ecuatorial, en Bata, lo que probablemente sirva como una oportunidad de base avanzada, para actos defensivos y de advertencia en caso de una crisis internacional entre Estados Unidos y China.
Las empresas chinas ahora son constructoras, banqueras, propietarias y operadoras líderes de puertos en África. Esto, aparte de lo comercial, en el aspecto militar y de control de mares es muy significativa. China detenta el control de 17 puertos de África, destacándose Sudáfrica, Mozambique, Angola, Guinea y Cabo Verde.
A esto se le suma el control del puerto griego del Pireo. El gigante estatal chino, Cosco, adquirió el 51% del Puerto del Pireo, bajo un acuerdo que le permitiría hacerse con el 67% cinco años después. Con el puerto del Pireo se domina el Mar Mediterráneo.
En América Latina se destaca la operativa china en el puerto de Buenos Aires, en Paranagua, en Balboa, Kingston, Veracruz y Manzanillo.
Nicaragua y un canal con puertos, es la próxima gran inversión china en la región. Por ello la arremetida del imperialismo norteamericano contra el gobierno sandinista.
En próximos números veremos la guerra espacial y la ciencia, la tecnología y la innovación, otra de las áreas decisivas en este enfrentamiento entre EEUU y China en alianza con Rusia por la hegemonía mundial.

Rony Corbo

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