Al termino del año 2021, desde el medio de prensa Todoporhacer.org se realiza un balance de los conflictos sucedidos en el correr del año que termina.
La publicación recuerda que, en la actualidad “se contabilizan en el mundo 65 conflictos bélicos o situaciones de guerra abierta”.
El informe periodístico denomina “guerra” como la lucha armada entre naciones o entidades político-militares y no incluye las “denominadas guerras contra el terrorismo, contra las drogas o las ciberguerras”.
Entre las guerras reseñadas ocupa el primer lugar la guerra de Afganistán y los talibanes; a quien denominan como “ese enemigo que ahora ya no resulta tan incómodo”
En un breve repaso del origen del conflicto, se recuerda que este trajo como consecuencia “más de 46 mil civiles muertos en veinte años de conflicto”, con el único propósito de que Estados Unidos alcanzara sus objetivos económicos.
En ella “se destinaron dos billones de dólares para presuntamente, modernizar el país y el ejército afgano; sin embargo, la finalidad ha sido asegurarse el control de los gasoductos desde Turkmenistán hasta la India, cruzando suelo afgano”.
Estados Unidos, además, aseguró otro negocio “la producción de opio en Afganistán convirtiéndolo en el mayor supermercado de la droga mundial, plagando de narcodólares el país”.
Por último, el conflicto permitió que, en la última década se asegurara “el blanqueo de capitales de las mayores empresas estadounidenses en negocios e infraestructuras afganas”.
“Tras dos décadas de guerra y haber logrado estas finalidades, las tropas estadounidenses se retiraron este año dejando sangre derramada y el camino abierto a los talibanes nuevamente para el control efectivo del país. Unos talibanes que siguen siendo la extrema derecha del islamismo y que ahora han sido presentados al mundo como el enemigo que fue, pero el amigo que será”.
El segundo conflicto es el de la guerra de Yemen y masacre de la monarquía autoritaria de Arabia Saudí, sobre el cual se reseña que, “la República de Yemen, es el único país que es una república en la Península Arábiga”.
Su surgimiento en 1990 por la unificación de la República Árabe de Yemen (Norte) y la República Popular de Yemen (Sur), supuso acordar en el año 2000 sus fronteras con Arabia Saudí.
“En el contexto de las Primaveras Árabes, el presidente Abdullah Saleh renuncia a su cargo tras fuertes protestas en la calle contra la pobreza, el desempleo y la corrupción. Todos los poderes de la presidencia fueron transferidos al vicepresidente Al-Hadi, sin embargo, en 2014 la facción política de los Huthíes, una rama islámica nacionalista liberal tomó Saná, la capital del país. Desde ese momento Arabia Saudí apoyó a la facción Al-Islah, la rama ultraconservadora y salafista; el país vecino ha bloqueado las fronteras yemeníes y desde 2015 hasta la actualidad bombardea sistemáticamente a su población. Esta situación tras seis años está derivando en un conflicto continuado de fuerte intensidad, pero muy invisibilizado internacionalmente, que podría prolongarse de manera indefinida”.
Mientras ello acontece, “Yemen continúa fragmentándose y su población vive acorralada por Arabia Saudí, un fuerte aliado económico de los países occidentales”.
La guerra del narco en México: cárteles de día y de noche policías
Originado en el año 2006, luego que, el ex presidente Felipe Calderón, declarara “una supuesta lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico en México”.
A pesar de ello, “los actores de esta guerra abierta juegan casi siempre en el mismo bando, y se trata de un conflicto a diversas escalas territoriales por el control efectivo del mercado de la droga, pero también de otros negocios ilegales como el tráfico de personas o de órganos humanos”.
Estas actividades, señala el informe de prensa, son disputadas por las fuerzas armadas federales y los cárteles del narco”, lo que provoca “un conflicto con la población a la cual implican en esta guerra, que ha causado ya la muerte de 350 mil mexicanos, de los cuales 25 mil han sido en este último año 2021”.
Aunque “el actual presidente López Obrador dio por finalizada esta guerra oficialmente en 2019” se señala, “la realidad es que el conflicto sigue provocando una gran brecha social en la sociedad mexicana”, surgiendo, en “la pasada década algunos Grupos de Autodefensa o Guardias Comunitarias, como en la población de Cherán (Estado de Michoacán), donde en abril de 2011 expulsaron al narco y a los policías. En esa misma línea actúan el Congreso Nacional Indígena y las comunidades de la órbita zapatista que han creado unidades de autodefensa frente al ejército y los cárteles del narco”.
Guerra de Tigray, conflicto territorial etíope con coletazos del postcolonialismo:
Se trata de un conflicto en curso desde el año 2020 que estalló tras un enfrentamiento civil en el territorio de Tigray, en Etiopía, entre autoridades regionales y el gobierno federal.
“En noviembre de 2020 el ejército etíope lanzó una operación militar contra el Frente de Liberación Popular de Tigray, tras declarar un ataque de estos previamente a una base militar nacional”.
Con ello, dio inicio a “un conflicto territorial, en que el país eritreo también se sumó como actor en conflicto, ocupando parte del territorio de Tigray”.
En el año que concluye, la “contienda ha dejado casi 20 mil muertos” y dio lugar a “una persecución étnica contra los tigrayanos”.
La situación se haya, actualmente “en un complejo laberinto; tras un alto el fuego unilateral del gobierno en junio cuando las fuerzas de Tigray tomaron la capital regional, Mekelle. Los combates se han extendido a las regiones vecinas de Amhara y Afar; y organizaciones internacionales tratan de impulsar un proceso de paz que está bastante lejos de llegar a alguna solución”.
En la región de América Latina y el Caribe, el informe describe la situación de guerra social en Colombia y el colapso de Haití.
“Este año América Latina ha estado sobre todo en el foco por el gran conflicto social y las protestas en Colombia”, comienza describiéndose.
Este país, se agrega, “lleva décadas sometido por un régimen político represor unipersonal encarnado en Álvaro Uribe” y personalizado por su actual presidente Iván Duque, que sigue la línea política del ex presidente Uribe.
El intento de introducir un conjunto de reformas fiscales que profundizaban el empobrecimiento de una población agotada y asfixiada por la crisis de la Covid-19, dio lugar a “las protestas que estallaron a raíz del paro del 28 de abril de 2021” y que “se extendieron a todo el territorio y las principales ciudades colombianas.
Ante este escenario, “las fuerzas policiales, militares y sicarios relacionados con las bandas paramilitares actuaron contra la población civil asesinando a decenas de jóvenes”.
“Solamente en este año (…) se han producido hasta el mes de noviembre 88 masacres que han provocado el asesinato de 313 líderes sociales, indígenas, o activistas de los derechos humanos. También más de 40 ex combatientes de las FARC han sido asesinados, a pesar del intento de un largo proceso de paz salpicado de violencias por parte del Estado colombiano y los paramilitares”.
En Haití, por su parte, “se vive una situación de auténtico colapso, casi un experimento criminal del capitalismo del siglo XXI, que nos recuerdan a escenas de películas sobre esa temática. Desde hace décadas Haití mantiene una entidad estatal que es el paraíso del ultraliberalismo, gobiernos corruptos y clientelares, bandas armadas que controlan autoritariamente determinados recursos como el combustible y una población que no tiene ningún servicio educativo, sanitario y alimentario básico”.
En su acápite de “viejos y nuevos conflictos: fronteras criminales y ocupaciones de territorios”, el informe periodístico localiza las “evoluciones de algunos conflictos internacionales abiertos (…) y otros conflictos nuevos como el golpe de estado en Myanmar en febrero de 2021, la insurgencia en el norte de Chad en abril, la reapertura del conflicto en el delta del río Níger de los campesinos contra las petroleras, o la revuelta de junio en Suazilandia contra su monarquía absoluta. La Guerra en Siria y los ataques turcos al Kurdistán han continuado también durante este año contra la población de Rojava”.
Con respecto a la situación en los territorios ocupados de Palestina, se señala que “en mayo los manifestantes palestinos se defendieron de ataques de la policía sionista israelí por la decisión de la Corte Suprema de Israel de desalojar familias palestinas en el barrio de Sheij Yarrah”.
Se señala, además, que “el ejército israelí realizó ataques aéreos contra la Franja de Gaza durante dos semanas, provocando la muerte de al menos 150 civiles palestinos”.
El conflicto en el Sáhara, se indica, fue reabierto “hace un año con la entrada de militares marroquíes a la zona de Guerguerat, en la frontera mauritana”, con el apoyo tácito de Biden quien “ha dejado claro que mantendrá la política continuista de Donald Trump en este conflicto; mientras la monarquía marroquí utiliza migrantes como carne de cañón en la frontera española como medida de presión potenciando discursos xenófobos y violencias hacia migrantes”.
Otros conflictos fronterizos, agrega el informe, se localizan “en la vieja Europa”, en particular en “el paso del Canal de La Mancha, entre Francia e Inglaterra, donde cientos de migrantes están agolpados en asentamientos asediados por el gobierno francés a la espera de su huida”.
“La Unión Europea lleva décadas firmando acuerdos comerciales con terceros países alejando migrantes de sus fronteras a cambio de dinero”, finaliza afirmando el informe de prensa que concluye señalando que estos conflictos se inscriben en “la historia interminable de la violencia social enmarcada en un sistema capitalista que hace negocio de la miseria humana, ellos crean las guerras y el pueblo pone los muertos”.
Rolando Arbesún