Un grupo de congresistas de Estados Unidos ha solicitado que se investigue a Almagro por «presuntas» infracciones éticas e irregularidades durante el ejercicio de su cargo.
Debió ser mucho antes, pero es imposible pensar que quienes pagan y ordenan a Luis Almagro para hacer tan infame papel como secretario general de la OEA, pudieran haberlo destituido, por ejemplo, por propiciar un golpe de Estado en Bolivia o no haber condenado nunca el bloqueo contra Cuba.
La historia de la Organización de Estados Americanos (OEA), y muy particularmente la de su secretario general es, quizá, de las más bochornosas, de la cual falta mucho por escribir. Hay elementos suficientes para que la mayoría de los gobiernos de América Latina y el Caribe cumplan con el deseo de sus pueblos y opten no solo por sustituir a Almagro, sino también por hacer añicos a una institución tan desacreditada.
Tal vez, más que haberle llegado la hora a Luis Almagro, porque esta vez sean funcionarios de Estados Unidos quienes pidan «hacer justicia» ante evidentes inmoralidades del encartado, sea el momento de sustituir a la OEA, como han pedido el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y otros mandatarios de la región.
Esta vez, un grupo de congresistas de Estados Unidos ha solicitado que se investigue a Almagro por «presuntas» infracciones éticas e irregularidades durante el ejercicio de su cargo al frente de la organización.
De igual forma, piden que, de comprobarse esas faltas, «se le sancione y destituya».
Falta por ver qué hará el secretario de Estado, Antony Blinken, verdadero jefe de Almagro y también de la OEA.
Algunos legisladores demócratas consideran insuficientes tales causas para separarlo del cargo, y recuerdan que hay otras «acusaciones muy creíbles» que implican actos ilícitos mucho más atroces y perjudiciales.
Incluso, lo acusan de ser «uno de los causantes de la crisis política en Bolivia», sin llamar las cosas por su nombre y culparlo de ser cómplice del golpe de Estado contra Evo Morales.
Otro «trapito sucio» que le sacan ahora es el de haber abandonado la tarea de la llamada Misión Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, debido al «pacto de impunidad» que tenía con el entonces mandatario de ese país, Juan Orlando Hernández, hoy preso en Estados Unidos, hacia donde fue deportado, por acusaciones de narcotráfico y negocio de armas.
Solo este caso merece una investigación más profunda porque, evidentemente, es un «trapo sucio» de mayor fuerza si de verdad se quiere –¡al fin!– hacer justicia con un personaje cuyo vergonzoso aval parece no acabar.
Elson Concepción Pérez
Fuente: https://www.granma.cu/mundo/2023-04-11/le-habra-llegado-la-hora-a-luis-almagro-11-04-2023-18-04-40