«No es posible una estrategia de desarrollo que en el centro tenga al ser humano, sin un proceso de fuerte organización de los trabajadores rurales. Hablo de los asalariados rurales y de los productores chicos, a los efectos de montar entre todos una estrategia de desarrollo donde el centro no sea los malla oro y la gran propiedad sino la vida del ser humano», afirmó anoche el secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala en los Fogones de Artigas.
«Les pedimos ayuda a nuestros compañeros del ambiente rural, que nos ayuden porque muchas veces nosotros somos excesivamente urbanos. No es posible una estrategia de desarrollo que en el centro tenga al ser humano sin un proceso de fuerte organización de los trabajadores rurales, hablo de los asalariados rurales pero también de los productores chicos, a los efectos de montar entre todos una estrategia de desarrollo donde el centro no sea los malla oro y la gran propiedad sino la vida del ser humano. Creo que tenemos un desafío enorme, porque es necesario dar la vida para encontrar una nueva forma de convivencia entre los seres humanos en general, que supere un mundo irracional que es inllevable, en donde el 1% más rico de la pirámide social, del gran capital financiero, los mega multimillonarios tienen la misma riqueza que el 50% de la población humana. Nos referimos al 1% versus 3700 millones de seres humanos», agregó el dirigente sindical.
«Porque además, en nuestra América Latina, uno de los continentes más ricos del mundo, permanentemente dependientes de la exportación de nuestras materias primas sin encontrar caminos para un desarrollo integral es el continente más rico desde el punto de vista de la dotación de sus recursos naturales. Porque hay agua, biodiversidad, minerales y está la gente. Es, al mismo tiempo, el continente más desigual del planeta», recordó.
«Estamos como el patio de una casa en una disputa geopolítica enorme que se abrió en el mundo, entre una economía norteamericana lenta e inexorablemente decadente y el ascenso de Rusia, India y China como actores globales de este mundo, ¿En qué planeta es que vamos a vivir?», se preguntó el dirignete.
«Hemos dicho con fundamentos, sin faltarle el respeto a nadie, que hay un gobierno del gran capital, que nos gobiernan los malla oro. No hay políticas públicas para los más. Que en medio de una pandemia brutal armamos una Intersocial, sin exclusiones, con todo el mundo. Y no se nos ocurrió una reivindicación que pusiera en primer lugar, por ejemplo, a los trabajadores formalizados de la economía, sino a los sectores más excluidos. Levantamos la bandera del ingreso básico de emergencia, permanentemente rechazado en medio de la pandemia. ¿Y quién fue que aguantó la petisa en esta ausencia de políticas públicas para los más? La solidaridad latiendo en cada barrio con las ollas populares que ayudaron a por lo menos tener una contingencia que debe conmover al alma, porque la gurisada tiene hambre, porque los niños tienen hambre, las familias tienen hambre, en un país que potencialmente puede producir alimentos para diez veces su población», denunció Abdala.
«Al día de hoy la tasa de natalidad en nuestro país no logra ni siquiera reproducir la población que tenemos, por tanto, sin pensar en criterios de rebaja salarial, desarrollo anárquico de la economía, o de superpoblación relativa, unas políticas de transformación agraria basadas en el asentamiento, por ejemplo, tendrían que generar las condiciones para que en la segunda década de este siglo XXI, para que Uruguay sea el país amplio que tienda una mano inclusive a corrientes inmigratorias que efectivamente puedan enriquecer la población de nuestro país, pero sobre la base de la inversión social, del trabajo de calidad y de la soberanía alimentaria», afirmó.
«Por tanto, no se trata de desvestir un santo para vestir otro. No tiene por qué desinvertirse lo que se requiere en el Instituto Nacional de Colonización como ha planteado la coalición de gobierno. Para resolver un problema que es real y que nosotros somos solidarios, que no es tan siquiera el problema de la vivienda, en los asentamientos, sino que es el trabajo de calidad, trabajo que por ahora viene vinculado a la acumulación pero que tenemos que asociarlo a otro modo de convivencia, a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de nuestro pueblo, de modo que todo el mundo pueda ser feliz con su trabajo, tener salud, vivienda y educación en un país rico. No hay por qué desinvertir en el Instituto Nacional de Colonización para resolver un problema que hay que resolver, si la solución la tenemos ahí, al alcance de la mano», afirmó.
«Precisamos un enorme congreso del pueblo, abierto, amplio, sin exclusiones, que además de luchar ahora en las cuestiones que tenemos, naturalmente, nosotros vamos por el SÍ en el Referéndum, que dé por tierra con estos 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración y que raye la cancha para un escenario distinto a nivel general, pero además de eso, ¿de qué manera retomamos la iniciativa programática e histórica? Estando juntos en los fogones artiguistas, en el montaje del horno de barro, conversando entre nosotros, de todos los lugares que vinimos, con nuestras diferencias inclusive. No hay que tener miedo, nuestro pensamiento es diverso, no hay unanimidades fáciles, lo que tenemos que resolver es persistir en la unidad y apuntar a las instancias globales que nos permitan no una solución parcial u otra, sino montar un programa para el desarrollo integral del país donde los uruguayos podamos ser felices en nuestra tierra, para eso es que estamos. Centrarnos en los orientales, en el ser humano, en las necesidades y en el trabajo de calidad», remató Abdala.
En la mesa también estuvieron presentes Mario Tedy de la Mesa Nacional de Colonos, Fernando López de la Comisión Nacional de Fomento Rural y Dely Castro de la Coordinadora de Asentamientos. La actividad duró dos días instalada en la Plaza 1 de Mayo en Montevideo, mientras en frente se discutía la Rendición de Cuentas.
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Victoria Alfaro