Más de un millón de trabajadoras y trabajadores, cooperativistas de vivienda, estudiantes, jubilados y pensionistas, hombres y mujeres de nuestro pueblo adhirieron al Paro Nacional, según la estimación del PIT-CNT.
Esa cifra alcanza para empezar a dimensionar el impacto del Paro Nacional. Pero la cifra, que ayuda a graficar, no resume todo lo que fue el Paro Nacional y es necesario, por su importancia, llevar más allá el análisis.
En primer lugar, efectivamente, el Paro Nacional fue muy importante por el nivel de adhesión que concitó. Hay que decir que la cifra no es antojadiza ni fruto de una feliz ocurrencia. Surge de un relevamiento hecho por el movimiento sindical en todo el país. El paro fue total en los Entes del Estado; en la Educación Pública y en la privada; en la Universidad de la República; en la Administración Central; en la salud, pública y privada; en los bancos, públicos y privados; en la construcción; en la industria manufacturera; en la mayoría del transporte de pasajeros y de carga; en la mayoría de las intendencias, particularmente en las que tienen más trabajadores y tuvo una incidencia muy importante en el comercio y los servicios.
Ese nivel de adhesión, de por sí muy importante, aumenta su relevancia si se toma en cuenta que se logró en medio de una campaña furibunda de cuestionamiento al paro, en los medios de comunicación y en el universo paralelo de las redes sociales. Se publicaron decenas de notas y editoriales dedicadas a cuestionar al paro y fueron de una gran intensidad -y una importante inversión monetaria, porque nadie se chupa el dedo, al menos nosotros no- las campañas en las redes, que incluyeron virulentas y activas granjas de trols y bots, que impusieron una oleada de posteos de mentiras y odio. Todo se resumía en un mensaje que rezumaba individualismo y sometimiento al poder: Yo no paro; como si fuera un acto de rebeldía atacar la lucha de las y los trabajadores y defender a los patrones y al poder.
Todo eso enfrentó la militancia popular con organización, asambleas, barriadas, pegatinas, pintadas de muros, volanteadas y salió victoriosa. Tanto que no tuvieron éxito las medidas políticas de las patronales y de la derecha que esta vez, más que otras anteriores, confrontaron directamente contra el paro. Nos referimos a mensajes personales a las y los trabajadores en su celular ofreciendo transporte si “querés trabajar”, hasta la puesta en circulación, por parte de algunas empresas, de un mayor número de ómnibus en la zona metropolitana. Fracasaron rotundamente, la mayoría de las unidades iban vacías o semivacías, fue una mala inversión, subestimaron al movimiento sindical y popular.
Como decíamos, es importante profundizar en las causas de la adhesión al Paro Nacional.
La primera de ellas es que cientos de miles de uruguayas y uruguayos la están pasando mal, enfrentan el hambre o la pobreza, o el deterioro salarial, o todo eso junto. Y, más allá del eficaz esfuerzo marketinero del gobierno y el poder, sustentado en el uso sin miramientos de su hegemonía material y simbólica en la sociedad, la realidad termina por manifestarse. Los grandes medios podrán titular todas las veces que quieran que “el 25% de los trabajadores no perdió salario” y que “el 36% de los uruguayos respalda la política de seguridad del gobierno”, titulares que motivarían la reprobación en cualquier examen básico de periodismo, pero nuestra gente sabe bien que 75% es más que 25% y 64% es más que 36%. Las y los uruguayos están viviendo en carne propia que mientras la economía crece los salarios y las jubilaciones caen, que mientras las ollas populares brindan 1.200.000 porciones de comida por mes, los depósitos bancarios de los “malla oro” aumentan en 10 mil millones dólares y las exportaciones llegan a 13 mil millones de dólares. Nuestro pueblo sabe, porque lo vive cada día, que está creciendo la desigualdad.
La plataforma del Paro Nacional fue capaz, en su amplitud, de expresar ese malestar, esa bronca, ese descontento que existe, materialmente, en sectores muy importantes de la sociedad. En un editorial anterior, explicando la importancia del paro, resumimos los puntos centrales de esta plataforma, conviene recordarlos, porque cientos de miles de uruguayas y uruguayos pararon por ella.
La consigna central del Paro Nacional fue: “Contra el modelo de la desigualdad”. Entre los puntos principales de la plataforma levantada estuvieron: Por trabajo y aumento de salario real; aumento de jubilaciones, pensiones y del salario mínimo nacional; por una reforma de la seguridad social integral, solidaria y digna; por la eliminación de las AFAPs; en defensa de las empresas públicas; por mayor inversión estatal, en la administración central y la empresas públicas; por mayor inversión para la UdelaR, ciencia y tecnología; por mayor presupuesto para vivienda y 2% de interés en los préstamos para la construcción de viviendas cooperativas; por el relanzamiento del Sistema Nacional de Cuidados; contra la impunidad y por la plena vigencia de los derechos humanos, en rechazo de la prisión domiciliaria para personas implicadas en el terrorismo de Estado, en defensa de la Institución Nacional de Derechos Humanos; por medidas para atender la emergencia carcelaria y el aumento de la violencia social; contra la desigualdad de género; en rechazo a los criterios del Poder Ejecutivo sobre la Negociación Colectiva.
La segunda razón, es que la convocatoria al Paro se construyó con un alto nivel de unidad en todo el movimiento sindical y en el movimiento popular. Todos los sindicatos se encolumnaron por el Paro, pero se hizo más. Se relanzó la Intersocial, más de 20 organizaciones populares expresaron públicamente su adhesión al Paro y su plataforma y también su compromiso de seguir construyendo unidad hacia el Congreso del Pueblo. Es decir, en la propia preparación del Paro se mostró una perspectiva unitaria muy valiosa, de compromiso y militancia común y de construcción programática. Esto también, con claridad, se expresó en la adhesión lograda por el Paro. El éxito del Paro muestra, prácticamente, el valor de la unidad y de la amplitud.
La tercera, es la apuesta a una presencia territorial organizada del movimiento sindical y de sectores importantes del movimiento popular. Se realizaron miles de asambleas y cientos de acciones de agitación, decenas de barriadas y volanteadas. Hubo una apuesta decidida a retomar el método histórico, que tantos resultados positivos dio en la recolección de 800 mil firmas y la campaña del SI contra la LUC. Es muy importante que se haya avanzado en la dirección de consolidar una presencia territorial del movimiento sindical. Nos referimos a militancia organizada en los barrios y al diálogo mano a mano con nuestro pueblo. El día del Paro hubo más de 100 actividades en ciudades, localidades y barrios de los 19 departamentos.
Todo lo anterior no excluye un análisis crítico de lo que falta. Está muy claro que el Paro mostró las debilidades que aún persisten en sectores importantes de trabajadores, las disparidades en niveles de organización y de inserción de masas. Y también las dificultades del movimiento sindical y de todo el movimiento popular para llegar a sectores importantes de nuestro pueblo. Para eso también sirve la lucha, cuando es concreta y es de miles, para evidenciar lo que falta.
Todo ello será motivo de análisis en el movimiento sindical y en todo el movimiento popular. Pero hoy es necesario que atesoremos la dimensión del Paro Nacional, fundamentalmente porque expresó la fuerza transformadora de la unidad, la organización y la lucha.
El Paro dejó postales maravillosas de estudiantes y trabajadores, jubilados y muchachas, cooperativistas y docentes, otra vez, codo con codo, recorriendo las calles de nuestro país para hablar directo con nuestro pueblo. Esa militancia común y su impacto son un factor central para la acumulación de fuerzas del bloque histórico político y social de los cambios.
Para finalizar, conviene recordar y recordarnos, que, en Uruguay, tanto la afiliación sindical como la participación o no en las medidas de lucha es libre y voluntaria. También que los derechos y reivindicaciones conquistadas son para todas y todos, estén afiliados a los sindicatos o no, hayan parado o no. Ese es el mentís más rotundo a las absurdas acusaciones de corporativismo contra el movimiento sindical.
Ningún derecho, ningún avance social, se conquistó sin lucha. Ninguno. Por lo tanto, una vez más, hay que levantar la importancia de que más de un millón de personas, de todo el movimiento popular, no solo trabajadoras y trabajadores, hayan expresado, libre y voluntariamente, su adhesión al Paro Nacional.
Cuando la decisión de luchar se hace colectiva y de miles, siempre, en cualquier circunstancia, implica un avance para la perspectiva popular. El Paro Nacional fue todo eso. Salud por ello.