Otros “Kikis”, misma violencia

El 17 de febrero de 2018, Christian Pastorino, alias “Kiki”, ingresó al supermercado de Luis Alberto de Herrera y Gral. Urquiza con intenciones de robo. No solo concretó su deseo sino que lo hizo con una inusitada violencia disparando a quemarropa a un guardia de seguridad en el pecho; y, por la espalda -cuando se retiraba- a Florencia, una cajera que había tenido la mala suerte de no poder abrir su caja registradora ante el pedido del delincuente. Aquella muerte recordaría otra muy mediatizada, la del planchero de La Pasiva (Gastón Hernández), quien fuera ultimado el 11 de mayo de 2012. Un homicidio que tuvo la triste particularidad de su morbosa y abusiva exposición mediática, al difundirse las imágenes del asesinato por TV. Eran tiempos de incipientes redes sociales que rápidamente viralizaron las imágenes que luego repetirían hasta el hartazgo, los informativos. Según mediciones de la época, aquel asesinato tuvo un récord de difusión que conmovió por el exceso. Hoy, son otros “Kikis”, pero la violencia es la misma (o peor), sin embargo hay cosas que sí cambiaron y es la repercusión que tienen estas muertes tanto para la prensa como para los políticos que antes hacían gárgaras discursivas contra Bonomi y hoy justifican los hechos haciendo recaer la responsabilidad en la sociedad. Nada nuevo ni menos cierto, salvo que, cuando lo dijo Bonomi, eran excusas. Sin embargo, el Bicho tenía razón…

La vida por unas monedas

En medio de una andanada de hechos políticos –a cada cual más escandaloso- el Gobierno enfrenta una seguidilla de episodios que lo tiene a la defensiva sin poder reponerse. Crisis tras crisis se le instalan sin tiempo para ensayar respuestas efectivas; desorientado y sin rumbo, como gusta decir a la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, las autoridades no logran imponer agenda como antes.

No es para menos; todavía no logran reponerse de los efectos del caso Astesiano (que tiene mucha tela por cortarse y donde se da la paradójica situación de un condenado por juicio abreviado por asociación para delinquir en el que –extrañamente- para un delito donde se necesitan al menos dos, hay solo uno preso); se instaló la crisis del agua que permea a todos sin excepciones en la porción territorial del país donde se asienta el 60% de la población; los casos de clientelismo y corrupción que llevaron a la destitución de la ministra de Vivienda; entrega del Puerto de Montevideo; la liquidación de Casa de Galicia y los negociados de ASSE con el Círculo Católico; y el desafuero pedido por la justicia al senador Penadés por las denuncias de abuso sexual, son tan solo algunos de los innumerables casos que se han ido sumando en los últimos meses, y que, según parece, no serán los últimos.

Por si fuera poco, la inseguridad es una granada de fragmentación que les explotó en la cara a pesar de las innúmeras advertencias y/o el acervo que se les dejó en el Ministerio del Interior. Porque si algo quedó fue una institución refundada donde se había recuperado la dignidad policial (salario, tecnologías, vestimenta, capacitación, armamento), ítems que fueron depreciándose al influjo de recortes presupuestales que impactaron fuertemente junto a decisiones absolutamente desacertadas que llevaron a esta situación actual.

La remoción de mandos policiales por el mero hecho de haber trabajado en la gestión frenteamplista, trajeron viejas prácticas junto con una vieja guardia desactualizada y afecta a prácticas que creíamos superadas. Así fue que se dieron destituciones y renuncias en mandos policiales producto de actos delictivos o de corrupción que dieron razón a las críticas que surgieron sobre aquel desmantelamiento policial.

Insólitamente “el éxito” de Heber fue confirmado con la remoción del Director de la Policía Nacional como cierre final a la renuncia y destitución del segundo y tercero de aquella cúpula inicial. Y eso sin contar las remociones de Jefes de Policía y mandos medios que completaron aquella imagen desoladora de una caótica gestión, que llegó a otorgar un pasaporte a un narco pesado y peligroso como Sebastián Marset. Un caso que derivó en la renuncia de la vice-canciller Ache sin que a Maciel (subsecretario de Interior), se le pidiera lo propio ante igual o superior responsabilidad en los hechos.

Más de 100 veces muerto

“… Telenoche fue, según la consultora Foco, el que más veces mostró el video del asesinato de La Pasiva entre el 13 y el 18 de mayo: canal 4, 44 veces; canal 10, 25 veces; canal 12, 23 veces; canal 5, 4 veces. En total, fue mostrado 102 veces” – El Observador, 2 de junio de 2012.

Hoy se viven situaciones de violencia que nos recuerdan episodios ya vividos, donde es buena práctica repasar cómo respondían quienes hoy nos gobiernan ante los hechos. Precisamente quienes hablan de “palos en la rueda” olvidan lo que hicieron ellos cuando eran oposición, y lo que es peor no son capaces de discernir la diferencia que encuentran hoy con una oposición que si algo les reclamó siempre fue dialogar y buscar acuerdos. 

Sin embargo, lejos de los acuerdos pretendidos se siguió una hoja de ruta errática y que –a la luz de los hechos- demostró ser un fracaso. Nunca hubo un plan y la realidad es la kryptonita de este Gobierno, sin lugar a ninguna duda.

Quienes fueron oposición antes y son gobierno ahora, no repararon en un detalle no menor que es el archivo. Ese que los desnuda y deja en evidencia que aquellas críticas serían un día un boomerang que les caería en la cara.

El archivo los increpa

Ante los reiterados hechos de violencia que vive nuestra sociedad… los acontecimientos referidos demuestran que el país vive una emergencia en materia de seguridad pública… el Estado ya hace tiempo que no garantiza a los ciudadanos el pleno goce de sus derechos, empezando por el primero de todos, que es el derecho a la vida… las políticas del gobierno en dicho sentido han fracasado, resultando ineficaces y, en ocasiones, tardías” y que “es menester aplicar todos los medios disponibles para asegurar el cometido esencial de la seguridad interior, indispensable para el bienestar de los uruguayos, por encima de la resignada tesitura de explicar los hechos y las causas del delito” (extracto de la declaración del Honorable Directorio del Partido Nacional, Febrero de 2018 – La Diaria, 20 de febrero de 2018)

Hoy se viven desgraciadas situaciones que desgarran familias y que nos dejan el amargo sabor de no haber aprendido nada ni –tampoco- haber construido alguna salida o alternativa a tanta violencia.

Hemos perdido mucho tiempo, demasiado, y los hechos lo demuestran de la peor manera. Acá no se trata de sacar rédito alguno sino de poner un punto final a tanta violencia que es –en definitiva- la causa principal de los males que vive nuestra sociedad.

Pero para hacerlo es necesario que todos asumamos nuestra responsabilidad, y no solo quienes estén en la gestión sino, también, quienes forman opinión y llegan a miles de ciudadanos que se informan con sus producciones. Y para ello es hora que lo hagan con el profesionalismo que merece el tema. Porque, salvo honrosas excepciones, hay una tendencia a justificar la gestión de seguridad actual, en una actitud diametralmente distinta a la que tuvieron con las gestiones del FA. Algo que se repite en todos los temas cuando el entrevistado es un frenteamplista, al que interpelan como si todavía estuviéramos en el gobierno.

Hoy se justifica la violencia como un problema enquistado en la sociedad, lo cual no deja de ser cierto. Pero es tan cierto ahora como lo era cuando lo afirmaba Bonomi, pero a aquel le pedían la renuncia sin miramiento.

Han destruido casi todo lo que costó mucho esfuerzo recomponer. El PADO ha sido desnaturalizado al punto de quitarle la centralidad del mando para asignarlo a los Jefes de Policía, quienes ahora cuentan con una bolsa de trabajo a la que apelan cuando se les cae un servicio. Entonces, aquel instrumento pensado para dar una respuesta directa e integral al delito según los mapas de calor, dejó su esencia para volver al patrullaje intuitivo y respuesta posterior al hecho delictivo. La prevención pasó a segundo plano.

La video-vigilancia fue otro de los hitos que fue desnaturalizada abandonando la visualización en tiempo real para ser un mero recolector de prueba gráfica de los hechos consumados. La prevención, brilla por su ausencia. Y así con muchas de las decisiones operativas que nos llevaron a este estado de situación.

Avanzando el cuarto año de gestión recién se intentó un acercamiento de una forma algo cuestionable pero acercamiento al fin. Un intento que propone medidas ya impuestas en las gestiones frenteamplistas lo que implica un tácito reconocimiento a lo hecho durante la gestión de Bonomi, algo que nunca van a reconocer, por supuesto.

En suma, los episodios de violencia son moneda corriente, y si bien ya no está quien solía mentir por la prensa dibujando una realidad paralela, (lo que disgustaba al propio Ministro, según se infiere de sus declaraciones), estamos muy lejos de construir convivencia ni mucho menos. ¿Cuándo era que se iba a terminar el recreo?

Señores, esto se soluciona entre TODOS  o no se soluciona más…

el hombre buscó un archivo,

el perro repitió un ladrido

Fernando Gil Díaz – «El Perro Gil»

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