Gastón Grisoni (*)
Este mes se cumplen 50 años de la disolución de las Cámaras por parte del dictador Juan María Bordaberry y, al mismo tiempo, del inicio de la huelga general por medio la cual los trabajadores y los sectores populares demostraron su rechazo a dicha medida. El golpe de Estado de 1973 fue la culminación de un proceso autoritario de los representantes de los grupos de poder que se inició el 13 de junio de 1968. Ese día Jorge Pacheco Areno implantó las Medidas Prontas de Seguridad.
Un golpe de Estado con antecedentes
El año 1967 se caracterizó por el alza incontenible de los precios y una consecuente pérdida del poder adquisitivo de los salarios, públicos y privados. Uruguay no contaba, tampoco, con los recursos necesarios para hacer frente a las obligaciones contraídas con el exterior. La inflación anual adquirió cifras históricas, no superadas hasta el momento: 150%. Este ritmo inflacionario desconocido generó en el país un clima de enorme descontento social y movilizaciones constantes de los distintos gremios, incluso estudiantiles.
Desde comienzos de la década de los sesenta, diversos episodios de violencia política se habían hecho sentir. El más notorio fue el asesinato del Prof. Arbelio Ramírez, el 17 de agosto de 1961, luego de un acto en el Paraninfo de la Universidad, en el cual había disertado el ministro de Cuba Ernesto Guevara. Las bandas fascistas atacaban a los estudiantes de izquierda y se oponían al desarrollo de los gremios estudiantiles. La represión al movimiento sindical y a los conflictos era una constante de las prácticas gubernamentales.
El MLN había surgido y se había dado a conocer en el año 1963 mediante el robo de armas al Club Tiro Suizo de Nueva Helvecia. También había desarrollado otras acciones armadas de pertrechamiento logístico y acciones publicitarias. Era una organización incipiente, sin mayor presencia ni en el movimiento sindical ni tampoco estudiantil. No era una organización de impacto, hasta ese momento, en la agenda política.
Pacheco Areco incendió la pradera
A fines del año 1967 falleció el general Oscar Gestido sin llegar a completar un año de mandato. En la misma noche de su muerte, asumió Jorge Pacheco Areco. Se había caracterizado por ser un editorialista del matutino El Día, de larga tradición colorada y un diputado poco activo del Partido Colorado.
El 13 de junio, de manera sorpresiva y sin conflictos sindicales que lo justificaran, decretó las Medidas Prontas de Seguridad (MPS) poniendo abrupto fin a las negociaciones que el ministro de Trabajo de la época, Manuel Flores Mora, venía llevando a cabo con las cámaras empresariales y con el movimiento sindical.
El Prof. Carlos Demasi en su libro El 68 uruguayo, el año en que todos estuvimos en peligro, describe de manera exhaustiva el proceso que se vivió en esos doce meses tan intensos. Deja en evidencia la falsedad y la inconsistencia del relato de quienes ignoran sistemáticamente este episodio significativo de la historia del país.
Jorge Pacheco Areco decretó las Medidas Prontas de Seguridad sin conflictos que justificaran la imposición de estas. Hubo una razón de fondo. Ante la crisis que vivía el país, decidió aceptar las Recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y llevar a cabo un ajuste estructural de la economía uruguaya. El ajuste estructural tendría en los trabajadores y en los sectores asalariados los principales grupos sociales perjudicados.
A los 15 días, a fines del mes de junio, Jorge Pacheco Areco adoptó medidas sumamente trascendentes: congeló los precios de los productos y la congelación salarial y envió al Parlamento un proyecto de ley de presupuesto que no otorgaba los debidos aumentos salariales a partir del 1º de julio en toda la administración pública. Adicionalmente decretó la militarización de los trabajadores del Banco de la República (BROU) y del Banco Central del Uruguay (BCU) iniciando un ciclo autoritario. Esta nueva modalidad represiva se extendería a otros gremios con el correr de los meses en una medida que conmocionaría a toda la sociedad.
Las Fuerzas Armadas, que en su interior ya contaban con sectores golpistas y reaccionarios encabezados por el General Mario Aguerrondo, fueron convocadas a la escena pública como brazo armado de sectores empresariales que apoyaban el plan económico del FMI que Jorge Pacheco Areco decidió implementar como salida a la crisis.
La superación del método batllista
Jorge Pacheco Areco durante su gobierno abandonó la vieja metodología batllista de negociación para resolver los conflictos sociales. Las Medidas Prontas de Seguridad fueron una herramienta de gobierno para sortear al Parlamento, intentar destruir a la recién creada Convención Nacional de Trabajadores (CNT) y aplicar un plan económico imposible de instrumentar sin cercenar la libertad de prensa, sin restringir las libertades sindicales y de todo tipo. El plan económico del Fondo Monetario Internacional solo podía llevarse a cabo exitosamente en base a un fuerte e intenso disciplinamiento social.
En una América Latina que se levantaba de múltiples formas ante los designios imperiales de Estados Unidos, en un mundo conmovido por el Mayo Francés y la guerra de Vietnam, en el país crecieron y se multiplicaron los conflictos sociales, gremiales y estudiantiles en rechazo a la creciente pauperización que se promovía. Las brutales formas represivas, de carácter masivo, inauguradas por el gobierno dejaron las primeras víctimas del movimiento estudiantil y alentaron las formas armadas de oposición.
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(*) Gastón Grisoni es presidente de Crysol pero sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal.
Foto de portada:
Enfrentamientos entre estudiantes y policías frente a la Facultad de Medicina el 05 de septiembre de 1968. Autor: S.d. (fotógrafos del Diario El Popular) CdF.