Por Rony Corbo
En el marco del 60 aniversario de la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana y de Playa Girón, la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina, se desarrolló el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, que marca el traspaso del liderazgo histórico de la Revolución a una nueva generación encabezada por Miguel Díaz Canel.
Al terminar de presentar el Informe Central Raúl Castro manifestó: «Concluye mi tarea como primer secretario del Comité Central del PCC con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria, con la meditada convicción de no aceptar propuestas para mantenerme en los órganos superiores de la organización partidistas, en cuyas filas continuaré militando. Creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo y la comprensión de mis compatriotas, y mientras viva estaré listo con el pie en el estribo para defender a la Patria, la Revolución y el socialismo».
Partido Comunista de Cuba, vanguardia de la Revolución
El Informe Central del VIII Congreso presentado por Raúl Castro Ruz fue aprobado por unanimidad del Congreso. En él se destaca que el trabajo por el desarrollo de la economía nacional, de conjunto con la lucha por la paz y la firmeza ideológica, constituyen las principales misiones del Partido en la actual etapa.
La resolución resalta el desempeño de la economía nacional, la cual, a pesar de los obstáculos del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, preservó las principales conquistas sociales de la Revolución.
El documento señala “la importancia que reviste el principio de que la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción, constituye la base del poder real de los trabajadores. Es por ello que el sistema empresarial estatal está llamado a demostrar en la práctica y afianzar, que es y será la forma de gestión dominante en la economía nacional”.
Al mismo tiempo, el texto refleja la advertencia de que “la ampliación de las actividades de las formas no estatales de gestión, no debe conducir a un proceso de privatización que barrería los cimientos y la esencia de la sociedad socialista. En este sentido, reitera que las decisiones en la economía no pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución y debilitar la unidad del pueblo en torno a su Partido”.
Se reafirma expresamente “el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba, único, marxista leninista, martiano y fidelista, vanguardia organizada de la nación cubana, expresión de la unidad de los cubanos en torno a la dirección de la Revolución”
El documento aprobado expresa que “la conceptualización actualizada ratifica que la sociedad cubana se encuentra en un periodo histórico de construcción socialista, así como los principios en los que se sustenta el ideal de sociedad socialista”.
Durante el intenso debate que comenzó en las bases del PCC, se puso de manifiesto la complejidad del contexto nacional e internacional que ha caracterizado los últimos años, en particular el conjunto de problemas estructurales acumulados en la economía cubana, donde se detallaron las deficiencias y dificultades afrontadas, producto del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de los Estados Unidos, los eventos meteorológicos como los huracanes y el impacto de la pandemia de la COVID-19 que retrajo el principal rubro comercial de Cuba: el turismo.
Entre las deficiencias se identifican: “no haber alcanzado la eficacia necesaria en la planificación, organización, control, celeridad y seguimiento de los procesos; ha persistido, en ocasiones, durante la conformación de algunas políticas o medidas, insuficiente integralidad y visión de los riesgos, la ausencia o baja calidad de las metas e indicadores requeridos y las acciones de capacitación y comunicación social, no siempre, han tenido el alcance, oportunidad y calidad necesarias”. El combate a la corrupción y la ineficiencia son una de las tareas primordiales del PCC.
La Actualización de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2021-2026 traza las direcciones principales de trabajo para el próximo quinquenio, contribuye a encauzar las prioridades de la economía y la trasformación constante del Modelo Socialista.
El documento lo conforman 201 Lineamientos que priorizan: a) Fortalecer la gestión de los actores económicos, en especial la empresa estatal socialista como sujeto principal de la economía. b) Avanzar en la solución de los problemas estructurales de la economía, en particular desarrollar la producción y comercialización de alimentos con énfasis en el sector agropecuario; lograr una mayor participación de las fuentes renovables en la matriz energética; incrementar las exportaciones y la sustitución efectiva de importaciones, recuperar y desarrollar el turismo e impulsar la inversión extranjera directa con control estatal. c) Consolidar la implantación de la Tarea Ordenamiento con los ajustes requeridos, en interés de alcanzar su objetivo estratégico, una mayor utilización de los instrumentos financieros en la conducción de la economía y avanzar en el logro de los equilibrios macro-económicos fundamentales para el bienestar del pueblo cubano.
Papel del Partido para alcanzar resultados superiores
El VIII Congreso avanzó en la concepción organizativa y la materialización de la política de la renovación paulatina de los cargos decisorios, con límites en dos periodos de actuación como planteó y cumplió Raúl. En tal sentido, los documentos aprobados señalan que “se observa un incremento progresivo y sostenido en la promoción de jóvenes, mujeres, negros y mulatos sobre la base del mérito y las cualidades personales, aunque lo alcanzado es absolutamente insuficiente en lo referido a las principales responsabilidades en el Partido, Estado y Gobierno. Se identifica como fundamental la promoción de cuadros de la Unión de Jóvenes Comunistas a la labor del Partido”.
Se detectó que “persisten debilidades en la aplicación de la Política de Cuadros, que se reflejan en la tendencia al formalismo y la superficialidad de no pocos cuadros de dirección que se consideran imprescindibles y no atienden la formación de las reservas y sus relevos.
Se pone de manifiesto que hay cuadros de dirección con un escaso vínculo con el pueblo, burocratizados, con falta de sensibilidad e incapacidad para movilizar a los colectivos en la solución de los problemas y un débil trabajo hacia los colectivos que dirigen”.
Díaz Canel electo Primer Secretario del PCC
Al cerrar el VIII Congreso Miguel Díaz Canel dijo: “Esa historia se puede resumir en dos palabras: Pueblo y Unidad; que es decir Partido”. “Porque el Partido Comunista de Cuba, que nunca ha sido un partido electoral, nació de la unidad de todas las fuerzas políticas con ideales profundamente humanistas, que se habían fogueado en la lucha por cambiar un país desigual e injusto, dependiente de una potencia extranjera”, explicó.
A su juicio, “Somos Cuba, Cuba Viva, y suena sencillo y fácil, pero qué difícil ha sido alcanzar y mantener la soberanía e independencia en medio del cerco más feroz”.
Destacó que “la generación histórica, consciente de su rol en esa creación heroica, que es la vida de la Revolución Cubana frente a la guerra permanente que le hace su más cercano vecino, trabajó siempre en la formación de las nuevas generaciones y ha facilitado el paulatino traspaso de las principales responsabilidades de dirección”.
“Gracias a esa labor, expresó, hoy se verifica aquí un hito en nuestra historia política, que define al VIII Congreso, como el de la continuidad y el principal abanderado de ese proceso ha sido el compañero General de Ejército, Raúl Castro Ruz”.
El VIII será recordado como el del relevo generacional de quienes hicieron posible y construyeron la Revolución. Las nuevas generaciones por ellos formadas, toman la posta, bajo la guía de Fidel, quien construyó un Partido de nuevo tipo sin desviaciones sectarias, bajo un método dialéctico que unía la universalidad de las ideas de Marx y Lenin y su acción práctica, con la singularidad cubana expresada por Martí, por Julio Antonio Mella y hoy por el propio Fidel.