Fernando Zas
La autoría de la derrota militar de la Alemania Nazi ha sido uno de los hechos históricos que el imperialismo norteamericano ha intentado tergiversar con más esmero. Desde el punto de vista historiográfico no hay dos versiones: la Unión Soviética fue determinante para derrotar al nazifascismo. El símbolo de esta derrota fue la colocación de la Bandera de la Victoria i en el edificio del parlamento alemán (Reichstag) el 2 de mayo de 1945.
Los invitamos a un breve recorrido desde los inicios de la guerra hasta ese 9 de mayo en que Alemania firma la capitulación. El primer análisis debe abordar las causas de la guerra. La Segunda Guerra Mundial enfrentó a dos bloques de potencias capitalistas que se disputaban el dominio del planeta. En términos marxistas la llamamos una guerra interimperialista.
El Eje nazifascista estaba integrado por Alemania, Italia y Japón. La burguesía alemana sentía que su país debía dominar grandes porciones del mundo, y tenía el plan de establecer un imperio colonial al oriente de Europa. Esto implicaba dominar a los pueblos eslavos, con el objetivo fundamental de someter a la gigantesca Unión Soviética que era considerada por los nazis una potencia judeobolchevique. Dicho con claridad: la Alemania Nazi quería esclavizar al pueblo soviético, y esto no tenía motivos exclusivamente económicos. Desde el punto de vista ideológico, el comunismo era visto por el nazismo como una ideología judía que tenía que ser exterminada. A los eslavos, como a los judíos o los gitanos, los nazis los consideraban subhumanos (untermensch).
Por eso también ejecutaron “La solución final” para exterminar específicamente al pueblo judío. El icónico campo de concentración de Auschwitz fue liberado por el Ejército Rojo en enero de 1945.
La expresión del anticomunismo de las potencias del Eje lo podemos ver en el Pacto Antikomintern firmado entre Alemania y Japón en 1936, al que se sumaría Italia un año más tarde, así como en la participación de Alemania e Italia en la Guerra de España (1936-39) apoyando al bando franquista.
El otro bloque de potencias capitalistas, liderado por el Reino Unido, e integrado también por Francia y más tarde EEUU, veía con agrado la posibilidad de una guerra entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética, ya que ante tal eventualidad ambos países saldrían muy debilitados y el bloque liderado por el Reino Unido obtendría una gran ventaja. En términos generales, podemos decir que en un juego donde hay 3 potencias, a todas les sirve que los otros dos se enfrenten en una dura guerra, pues el que conserva sus fuerzas intactas ve crecer su poder relativo mientras los otros se destruyen.
El problema es que a Alemania no le alcanzaba con invadir solamente la URSS, pues también pretendía anexionarse otros países que eran aliados del Reino Unido y Francia, como Polonia. Por esta razón Alemania llega a la conclusión de que debe primero enfrentarse con estas potencias capitalistas, para después poder actuar con las manos libres en todo el vasto territorio al oriente de Europa.
La URSS, por su parte, veía amenazada su existencia por la maquinaria bélica nazi, y tampoco sentía ninguna confianza en el Reino Unido o Francia. Recordemos que 20 años antes todas estas potencias capitalistas que ahora eran enemigas entre sí, se habían unido para exterminar a la Revolución Rusa que estaba dando sus primeros pasos.
En este contexto, la URSS firma un pacto de no agresión con Alemania, buscando ganar tiempo y que en lo posible los imperialismos se enfrentaran entre sí. De esta manera se firma el pacto Ribbentrop – Molotov, que entre otras cosas planteaba la división de Polonia entre los dos países. Este pacto es uno de los hechos más discutidos de la política soviética del período. No obstante, más allá de las diversas valoraciones, todos entienden que la situación de la URSS era muy precaria, y que el pacto era una manera de buscar sobrevivir en el ambiente de extrema hostilidad y aislamiento en el que estaba la URSS. También es importante tener en cuenta que hubo otros países que firmaron pactos con Alemania, como el pacto de no agresión Germano – Polaco de 1934 o el Pacto de Munich firmado entre el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania en 1938, que buscaba apaciguar a Alemania con concesiones territoriales, permitiéndole ocupar un tercio del territorio de Checoslovaquia.
La guerra en Europa comienza cuando Alemania invade Polonia, y el Reino Unido y Francia le declaran la guerra. No obstante, no realizan ningún ataque decidido contra Alemania en suelo europeo. Algunos meses después Alemania ocupa Dinamarca y Noruega. Y luego invade los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Francia. Derrota a esta última en un ataque muy veloz, comenzando un hostigamiento hacia el Reino Unido, con un bombardeo masivo sobre su territorio. No obstante, no puede terminar de derrotarlo, y se encuentra con que precisa combustible en grandes cantidades para poder sostener ese esfuerzo militar. Esta necesidad de recursos, especialmente petrolíferos, se considera hoy en día la razón fundamental por la que la Alemania Nazi decidió invadir la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, sin declaración previa de guerra, en la llamada “Operación Barbarroja”.
Hay un gran debate en relación a si la URSS estaba preparada para este ataque alemán. Sin entrar en este debate, podemos decir que son hechos históricos que los alemanes tomaron prisioneros a decenas de miles de soldados soviéticos que fueron rodeados en los primeros días de lucha, pero también es cierto que la URSS desmanteló toda su industria militar de las zonas más cercanas a Europa y las trasladó al oriente, en las profundidades de su territorio, lo cual es visto como un gran acierto por todos los analistas.
Este enfrentamiento entre la URSS y la Alemania Nazi, tomado por separado del resto de la Segunda Guerra Mundial, es en sí mismo el conflicto bélico más grande de toda la historia de la humanidad hasta ahora. Estamos hablando de ejércitos de millones de soldados que se enfrentaron en el campo de batalla.
Alemania se lanzó a la toma de 3 ciudades fundamentales para controlar el territorio de la URSS: Leningrado, Moscú y Stalingrado. Leningrado era la antigua capital del Imperio Zarista, que antes se llamaba San Petersburgo (nombre que volvió a tomar después de la disolución de la URSS). La ciudad fue sitiada por los nazis el 8 de setiembre de 1941, durante 872 días, hasta el 27 de enero de 1944, muriendo por los bombardeos o por inanición más de 1 millón de personas.
A Moscú no pudieron llegar. Los nazis lanzaron la ofensiva sobre Moscú en octubre de 1941. Los soviéticos defendieron heroicamente la ciudad al mando del general Gueorgui Zhúkov, estableciendo varios cinturones defensivos fuera de Moscú. La llegada del invierno empantanó la ofensiva alemana, y los soviéticos lanzaron una contraofensiva el 5 de diciembre de 1941, haciendo retroceder a las fuerzas alemanas. Fue la primera derrota significativa del ejército alemán, donde quedó demostrado el heroísmo y capacidad militar del Ejército Rojo, y para muchos analistas este fue el punto de inflexión en la guerra que hizo empezar a retroceder a la Alemania nazi.
La batalla de Stalingrado (hoy se llama Volgogrado) fue la mayor batalla de la historia de la humanidad. Esta urbe era un nudo logístico clave, sobre el río Volga, que aseguraba el control de los pozos petrolíferos del Cáucaso. No obstante, su conquista también tenía un enorme valor simbólico, pues la ciudad llevaba el nombre del máximo dirigente soviético. La batalla se desarrolló entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. Se calcula que hubo más de 2 millones de muertos entre ambos bandos. Se luchó durante meses casa por casa, calle por calle, hasta que los soviéticos rodearon completamente a los alemanes. Hitler insistía a sus tropas que no se rindieran, que lucharan hasta el final. Entregados a una muerte inútil, finalmente los 91.000 soldados alemanes sobrevivientes se rindieron el 31 de enero de 1943.
A partir de esta batalla la contraofensiva soviética fue total, y terminó el 2 de mayo de 1945 en Berlín.
Volviendo al inicio de esta nota, es importante recordar que EEUU invadió los territorios europeos ocupados por los nazis recién después de que los soviéticos comenzaron su contraofensiva. Hasta ese momento, la ayuda de EEUU consistió en prestar o arrendar a la URSS material de uso militar y alimentos. Y desde el punto de vista estrictamente militar, los aliados liderados por EEUU y el Reino Unido obligaron a dividir a las fuerzas nazifascistas en el frente africano y también invadiendo Italia en 1943.
La URSS pagó su libertad al precio de 26.600.000 vidas perdidas, entre civiles y militares. Por eso la llamaron La Gran Guerra Patria desde el mismo inicio de la invasión alemana.
Si la Unión Soviética no hubiera derrotado a la Alemania nazi, nuestro mundo sería muy diferente, y mucho peor de lo que lo conocemos.