En consonancia con el alineamiento a los intereses políticos estadounidenses el presidente argentino Javier Milei apronta dos decretos relativos a la seguridad interior y la defensa nacional.
De acuerdo a Página 12, Milei firmará un decreto habilitando que habilita “a las Fuerzas Armadas a intervenir en determinadas cuestiones de seguridad interior”.
Se espera, añade el medio de prensa, que la firma se concrete antes del viaje de Milei a Israel el próximo 5 de febrero.
En el decreto se establece, explica Página 12, “que los militares pueden actuar ante amenazas extranjeras», sin que en el mismo aparezcan “mayores precisiones”, lo que implica que se defina como tal a “casi cualquier cosa, empezando por el narcotráfico o los pueblos originarios”.
“El segundo gesto con Washington”, refiere el medio argentino, “es la compra de 24 aviones dinamarqueses F-16, de origen estadounidense, por un valor que se acerca a los 600 millones de dólares”.
La compra, es relevante para Washington ya que de esta forma Argentina descarta “la compra de los aviones chinos J-17, mucho más modernos y con armamento, que eran objetados por Gran Bretaña”. Aunque las aeronaves a comprar son más viejas aunque renovadas, el interés de Gran Bretaña radica en que tendrán “todo el control del mantenimiento y los repuestos”.
La firma del primer decreto en el que se involucra a las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interior fue informada por el Ministerio de Defensa que aseguró que “la decisión política está tomada” y que se concretaría “antes de marzo”.
Con este decreto, explica el diario argentino, quedaría revocada “una norma anterior de la época en que Nilda Garré ocupaba la cartera de Defensa (2006) y que establecía que los militares podían intervenir únicamente ante la amenaza de un Estado extranjero”.
A partir del nuevo decreto, Milei y su ministro de Defensa, Luis Petri, eliminan la palabra «Estado», quedando así “un vasto abanico bajo la fórmula “amenaza extranjera”: grupos narcos, guerrillas, organizaciones indígenas, formaciones terroristas, bandas que lucran con movimientos migratorios”.
Se trata, subraya el medio de prensa, del modelo “impulsado desde hace años por Washington”.