Paola Beltrán
El retraso en la entrega de partidas presupuestales a las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), Cooperativas y Fundaciones que gestionan los Refugios en Montevideo y Canelones por parte del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), tensiona el funcionamiento de los Centros y limita la capacidad de acción de los mismos.
Fátima Vázquez, representante de trabajadoras y trabajadores tercerizados del Mides nucleados en SUTIGA informó a EL POPULAR la situación crítica que se vive en los Refugios de Montevideo y Canelones. Si bien han intentado desde 2020 tener instancias de diálogo con las autoridades del Mides, hasta la fecha, no han obtenido respuesta.
En los últimos días la situación se complejizó aún más debido al retraso de dos meses en la partida presupuestal que dicho ministerio debe entregar a quienes gestionan los Refugios.
Vázquez explicó que estos recursos no involucran solo los salarios de los trabajadores sino también al funcionamiento de los Centros, tanto de los Centros Nocturnos como de los Centros 24 horas. Estos últimos tienen la particularidad de que en su mayoría atiende a mujeres con niños a cargo.
La partida presupuestal se utiliza para el pago del alquiler, la luz, el agua, el gas para calentar o cocinar los alimentos para el Centro, papelería, colchones, frazadas, salarios, etc.
No es la primera vez que ocurren estos retrasos sino la tercera de la gestión del actual gobierno. Consultada sobre a qué atribuye el Ministerio esta dificultad, la trabajadora informó que la primera vez, en 2020 se justificó por el cambio de gobierno y la transición; la segunda vez debido al cambio de ministro – al asumir Martín Lema en lugar de Pablo Bartol – sin embargo, en esta tercera oportunidad no tiene ningún tipo de justificación, no existe ninguna transición ni situación particular. Los y las trabajadoras atribuyen estos retrasos sistemáticos a una “mala gestión y falta de planificación”.
Consecuencias
En pleno invierno, mientras el ministro se mostraba satisfecho con la gestión del “Plan Invierno” las personas usuarias hicieron colectas para recargar una garrafa de gas. Faltaban recursos para comprar colchones, sábanas y frazadas, lo “básico que tenés que brindarle a la población cuando ingresa a un Centro”.
La manera de sortear estas dificultades varía en función de que la OSC, Cooperativa o Fundación tenga o no, recursos propios para atender estas necesidades, mientras esperan a que el Mides vuelque los recursos que están estipulados en los convenios firmados.
Por lo general, se prioriza utilizar estos recursos para que el Centro continúe funcionando y por tanto los salarios son los que sufren los mayores retrasos. Sin embargo, el compromiso ético de los y las profesionales que llevan adelante el cotidiano de los Centros hace que ninguna medida de lucha implique el cierre de un Centro o dejar sin atención a quienes necesitan un lugar.
“Nos pasa habitualmente, no deberíamos acostumbrarnos a eso y no dejamos de denunciar, que seguimos con salarios atrasados o cuando se terminan las licitaciones, en general las OSC y las Cooperativas dan la liquidación de los haberes de los trabajadores y trabajadoras, pero cuando se atrasan las partidas se prioriza el pago del sueldo, pero no de la liquidación que implica aguinaldo, salario vacacional y eso también genera otras dificultades. Hay compañeros y compañeras que han estado hasta cinco meses sin cobrar esa liquidación”, señaló Vázquez.
Más lugares peores condiciones
Aumentar los cupos sin aumentar los equipos técnicos, con partidas atrasadas y falta de cuidado en los equipos de trabajo no solo precariza las condiciones laborales, sino que a la vez transforma el “refugio” en un mero aguantadero, en vez de que ser una instancia en donde se busquen salidas para los miles de personas que viven en la calle. Vázquez señaló algunos ejemplos en este sentido.
Varios “Centros de Mujeres con niños” pasaron a la modalidad “Colmena”. Estos centros “Colmena» cuentan con un equipo técnico compuesto por un trabajador social, psicólogo/a, coordinador/a y en el caso de los Centros 24 horas la nutricionista y la maestra. Los Centros de una “Colmena” son independientes entre sí y tienen sus propios educadores.
Sin embargo, cada Centro que anteriormente contaba con tres educadores, pasaron a contar solo con dos; antes tenían su propio equipo técnico y ahora un mismo equipo atiende los dos Centros que forman una “Colmena”. Es decir, un equipo que antes atendía a veinticinco sujetos de derecho ahora debe atender a cincuenta.
Las “Puerta de entrada” que anteriormente se encargaban de derivar a los distintos Centros ya no existen, los propios Centros Nocturnos son puertas de entrada lo que genera situaciones de violencia en la puerta de los Refugios porque no hay lugar para todos en un Centro.
“En general se termina llamando a la policía porque no hay una respuesta institucional desde el Mides de qué hacer con las personas que quedan en calle durante esa noche y es obvio el enojo, porque nadie quiere pasar en la calle en la noche cuando escuchás continuamente que, supuestamente, hay más lugares. Ante el crecimiento de la población de calle no hay una respuesta del Ministerio para abordar estas situaciones”, explicó la representante de las trabajadoras y trabajadores tercerizados.
Por otro lado, la interinstitucionalidad está lejos de tener una articulación adecuada en función de las necesidades. Un claro ejemplo es lo que ocurre con ASSE. Según Vázquez “lo único que tenemos disponible es una unidad móvil del MSP. Hemos denunciado que no es suficiente y que no es lo que el Ministerio anuncia en prensa porque la realidad es que los Centros no dan abasto con la atención médica y de salud mental en particular e ir a la ambulancia de ASSE no asegura que después vayas al Centro de Salud y tengas prioridad de atención que es lo que se podría coordinar a nivel institucional y eso no existe; mucho menos con el Ministerio del Interior”.
“No hay posibilidad de egreso”, lamenta Vázquez. “Se ha hablado mucho en estos tiempos del programa “Acceso» pero nosotros que trabajamos cotidianamente sabemos que es por unos meses y que esto después no implica una continuidad laboral, ni siquiera un ingreso en el mercado laboral”.
Quién cuida al que cuida
La situación de los trabajadores y trabajadoras de los refugios es de un alto nivel de estrés producto de las condiciones en que deben desarrollar una tarea sumamente compleja de manera cotidiana atendiendo a personas con extremas vulnerabilidades.
Esto genera un alto nivel de certificaciones médicas porque el único espacio de “Cuidado de equipo” disponible es una instancia mensual en el que se abordan los problemas que surgen en los cotidianos de los Centros. Sin embargo, no todas las OSC y Cooperativas cumplen con este espacio de cuidado que de todas formas es insuficiente.
Muchos trabajadores han sufrido violencia física en los Refugios y el Ministerio no da respuesta de qué hacer cuando se generan estas situaciones. “Ha pasado que en algunos lugares se ha golpeado a los trabajadores y tienen que volver a convivir en el mismo Centro, ni siquiera hay una derivación inmediata para poder proteger al trabajador o trabajadora”, explicó Vásquez.
A estas situaciones se suma la incertidumbre de no saber si se cobra o no el sueldo a fin de mes, si llegará “la partida” a tiempo para cobrar el aguinaldo, etc.
La respuesta organizada
Partiendo del compromiso de los trabajadores y trabajadoras, ante esta situación se opta por medidas distorsivas que no afecten aún más a quienes requieren un lugar en los Refugios.
“Lo que se ha implementado es no dar información al Mides mientras no esté la partida, no se pasa la lista, muchas veces no se hacen los informes propios del Ministerio que te piden mensualmente, se han tomado medidas que repercuten en el Mides y no en la población”, explicó la trabajadora. En esta semana se analizará la posibilidad de una movilización con el apoyo del Sindicato de Trabajadores de Mides (Utmides).
“La respuesta del Estado a las necesidades no está a la altura, la atención está en decadencia. Los equipos están debilitados. Reivindicamos que debe haber un equipo técnico para cada centro. El rol de la trabajadora social, el Coordinador y la psicóloga son fundamentales en la injerencia de la vida de las personas porque ahí se logran los trámites, las posibilidades de trabajo y el acompañamiento en salud mental. La calidad de atención en los Centros depende de eso”, concluyó.
Foto de portada
El ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, no da respuesta a la crítica situación que viven los refugios de personas en situación de calle. Foto: Mauricio Zina/ adhocFOTOS.